La realidad virtual pretende ser cada vez más inmersiva. En lo referente a la vista y el oído ya han logrado grandes avances. Sin embargo, hay algunos sentidos que siguen siendo un reto para los desarrolladores de este tipo de aplicaciones. Por ejemplo, podemos ver y escuchar lo que la máquina quiere que sintamos, pero a la hora de saborear la cosa se pone más complicada. Sería maravilloso poder sentir que estamos en la playa y saborear un mojito. O paladear un buen café mientras vemos llover por la ventana. ¿Quién no firmaría para relajarse con esas situaciones virtuales? Se antoja complicado, pero es posible que en un futuro no sea tan difícil gracias a e-Taste, el dispositivo diseñado por un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Ohio.
Dicho dispositivo consiste en una cinta que se coloca sobre la lengua y se conecta a una bomba que hace llegar hasta allí una mezcla de geles cargados de compuestos químicos que imitan los sabores que se quieren reproducir. De momento, estos investigadores han logrado imitar sabores complejos, como el de un pastel, una sopa de pescado o un huevo frito. Los resultados no han sido igual de óptimos con todos esos alimentos, por lo que aún queda bastante por mejorar. Sin embargo, está clarísimo que los inventores de e-Taste van por el buen camino.
Es cierto que no es el primer dispositivo que trata de reproducir sabores en el marco de la realidad virtual. Por ejemplo, en 2024 se desarrolló una especie de piruleta que imitaba sabores a gracias al paso de una corriente eléctrica a través de la lengua. Sin embargo, según explican desde Science News, el funcionamiento del sentido del gusto y su relación con los impulsos eléctricos no se conoce los suficiente, ya que los sensores del gusto y el olfato son sensores químicos. Por eso, los desarrolladores de e-Taste se han centrado en la química para obtener un dispositivo mucho más eficaz. Los resultados son de lo más prometedores. Veamos cómo lo han conseguido.
Química para reproducir sabores en la realidad virtual
Cuando percibimos un sabor en la vida real lo hacemos porque ciertas moléculas presentes en los alimentos se unen a receptores que se encuentran en nuestra boca. Están especialmente en la lengua, pero también en el paladar y la parte superior de la garganta.
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Una vez que se produce dicha unión, se envían al cerebro señales que indican el sabor concreto de esas moléculas. Esto es así porque los receptores están especializados. Los hay, que se sepa, para el sabor dulce, ácido, amargo, salado y umami. Aunque algunos son frutos de combinaciones. Es importante destacar que estos receptores no se encuentran en zonas concretas de la lengua, según el sabor al que corresponden. Esto solía decirse en el pasado, cuando se usaba el famoso mapa de los sabores. Hoy en día, sin embargo, sabemos que los receptores se distribuyen de forma homogénea por la lengua.
Sea como sea, lo que está claro es que cada receptor envía una señal concreta que hace referencia a un sabor. Esto impulsa en el cerebro la orden para que percibamos dicho sabor. Pero no es una cuestión simple. No percibimos dulce, salado, amargo, ácido o umami. Normalmente, los sabores que percibimos son una combinación de varios de ellos. Ahí está la calve por la que notamos sabores tan variados en los alimentos.
Los científicos desarrolladores de e-Taste quisieron imitar todo ese proceso en el marco de la realidad virtual. Para ello, primero prepararon geles a base de cinco compuestos químicos: glucosa, ácido cítrico, ácido clorhídrico, cloruro de magnesio y glutamato. Cada uno se corresponde con un sabor individual. Concretamente con dulce, ácido, salado, amargo y umami, respectivamente.
Cada gel se carga por separado; pero luego, según el sabor que se quiera imitar, se libera y se mezcla con los demás en la proporción adecuada. Una vez mezclados, pasan a una bomba electromagnética que infunde la mezcla en la cinta que previamente se ha colocado en la lengua.
Una cocina virtual
Los autores del estudio se basaron en la composición química de distintos productos para reproducir su sabor a través de la mezcla de los cinco geles disponibles. Probaron a preparar cinco productos distintos: limonada, pastel, huevo frito, sopa de pescado y café.
Una vez generados los sabores, se contó con 6 participantes que, sin saber cuáles eran los alimentos que se imitaban, tuvieron que adivinarlo. Acertaron en un 87% de ocasiones. Sobre todo se reconoció fácilmente la limonada y el pastel, aunque otros alimentos, como el huevo frito, fueron más difíciles de reconocer.


Estos científicos creen que para obtener un resultado aún más óptimo habría que añadir el olfato también a la realidad virtual. El sabor de algunos alimentos, como el café, se ve muy reforzado por los aromas. Por eso, si estos no se incluyen a la mezcla, el resultado puede ser menos exacto.
Mucho más que juegos de realidad virtual
Lógicamente, la principal aplicación de e-Taste se relaciona con juegos y otras aplicaciones de realidad virtual. Por ejemplo, las educativas o museísticas. No obstante, los autores del estudio creen que también podría tener aplicaciones clínicas en el caso de la rehabilitación sensorial a la que acuden pacientes como los que perdieron el olfato por la COVID-19. Sobran los motivos para seguir investigando el potencial de este dispositivo. El futuro ha llegado. Ya podemos saborearlo.
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