Mal van las cosas en la prensa cuando los propios periódicos se convierten en los protagonistas de las noticias diarias. En las últimas semanas hemos asistido a una avalancha de titulares sobre el recorte de fondos destinados a muchos de los medios de prensa que en América Latina han ganado audiencia y prestigio por su trabajo informativo. La paralización de las actividades de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) ha puesto en jaque el trabajo de miles de reporteros, editores y profesionales del audiovisual a lo largo de la región.
Desde El Salvador, pasando por México hasta llegar a Cuba, las portadas de numerosos diarios se han quedado prácticamente paralizadas debido a la falta de recursos para llevar a cabo su trabajo. Pero rasgarse las vestiduras sirve de bien poco en el panorama actual. El escenario podría ser, sin embargo, más fecundo de lo que se ve a simple vista. Son las crisis y los momentos de mayores peligros los que hacen brotar, con frecuencia, las soluciones más duraderas. Una de las lecciones que debemos sacar de esta situación es, justamente, que apostar a una sola fuente de financiamiento es condenar a la prensa a caer cuando ese mecenas o donante cierra el grifo.
La necesidad de diversificar los ingresos debe ser un objetivo prioritario para cualquier redacción periodística. Los anuncios publicitarios, los programas de membresía, los textos de patrocinio, los acuerdos con entidades como universidades, fundaciones y organizaciones internacionales podrían ayudar a disminuir la dependencia de partidas presupuestarias que están a merced de la decisiones, simpatías y antipatías del gobernante de turno. De no extender el espectro de fuentes económicas, los informadores podemos correr el riesgo de que un tijeretazo dado en la oficina de un mandatario corte de cuajo nuestra labor informativa. Apostar mayoritariamente por una fuente de recursos es irresponsable y peligroso.
- CHECALO -
La paralización de las actividades de la Usaid ha puesto en jaque el trabajo de miles de reporteros, editores y profesionales en Latinoamérica
Ahora, cuando muchos reporteros se han quedado sin un salario para pagar sus facturas y mantener a su familia, vale preguntarse en qué ha fallado parte de la prensa latinoamericana al no poder crear un ecosistema financiero más plural y sólido. Más allá de las críticas a la actual Administración estadounidense y de arrancarse los cabellos por el fin de ciertos presupuestos, tenemos que hacer la introspección de cómo les hemos fallado a nuestros periodistas y a nuestra audiencia al depender, tan exclusivamente, de un solo manantial monetario.
Todo aprieto nos fuerza a crecer y este no será la excepción. La prensa saldrá del actual hueco robustecida y mejorada. Probablemente habrá que disminuir el alcance de los sueños, se cancelarán proyectos, se reducirán plantillas y la frecuencia de actualización se hará más lenta en muchos sitios digitales, pero también los medios de prensa hoy afectados madurarán y comprenderán una dura lección: la prensa no puede vivir de espaldas a la gestión empresarial, producir dividendos para sostener parte de su labor debe estar entre esas premisas labradas en piedra en cada redacción, junto a la necesidad de comprobar las fuentes, tener como norte la verdad y la precisión, apostar por la búsqueda permanente de la profesionalidad y por el servicio informativo a la sociedad.
Esto no significa que nos tengamos que convertir en banqueros ni en brókeres, se trata de que comprendamos, en su justa medida e importancia, que la salud de nuestras arcas es tan importante como la calidad de nuestras publicaciones.
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Nota de la Redacción: Este texto se publicó originalmente en Deutsche Welle en español.
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