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Periódico La Jornada
Sábado 1º de marzo de 2025, p. 4
Washington. Nuevas observaciones de un pequeño asteroide han llevado a los astrónomos a concluir que las probabilidades de que impacte contra la Tierra son casi nulas, después de que datos anteriores habían indicado mayor riesgo de colisión con la roca espacial de unos 40 a 90 metros de ancho.
El asteroide 2024 YR4, descubierto en diciembre, orbita en una trayectoria que lo acercará a la Tierra en 2032; los científicos habían calculado la probabilidad de impacto en torno a 3 por ciento, el valor más alto jamás registrado para un objeto de ese tipo.
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Los nuevos datos, obtenidos por el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral, con sede en Chile, y otras instalaciones, ofrecen una imagen más precisa de la trayectoria futura del asteroide.
La probabilidad de impacto se ha reducido a 0.001 por ciento, según el Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea, mientras el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA la sitúa en 0.004 por ciento.
El riesgo está cayendo en picada
, declaró Olivier Hainaut, astrónomo del Observatorio Europeo Austral en Alemania. Según la NASA, la probabilidad de que el asteroide choque contra la Luna es de 1.7 por ciento.
El asteroide ha sido objeto de una estrecha vigilancia desde su descubrimiento debido a la amenaza potencial que representa. Un impacto podría causar una devastación regional y una importante pérdida de vidas humanas.
Un objeto de 10 metros de diámetro crearía un impacto con la misma energía que la bomba de Hiroshima
, indicó Hainaut, quien estimó que un impacto de YR4 sería 500 veces más energético que eso.
Afortunadamente, es muy probable que la mayor parte de esa energía se vertiera en la alta atmósfera cuando el asteroide entrara. Aun así, se trata de una explosión bastante grande, que podría dañar el área de una ciudad
, añadió Hainaut.
Los asteroides han golpeado la Tierra ocasionalmente a lo largo de su larga historia, a menudo con resultados cataclísmicos.
Por ejemplo, un asteroide de unos 10-15 kilómetros de ancho, mucho mayor que el 2024 YR4, chocó contra la costa de la península mexicana de Yucatán hace 66 millones de años, erradicando tres cuartas partes de las especies del planeta y poniendo fin a la era de los dinosaurios.
En 2022, la NASA llevó a cabo una misión de defensa planetaria de prueba utilizando su nave espacial robótica DART para cambiar la trayectoria del asteroide Dimorphos, con vistas a hacerlo en el futuro si aparece uno en curso de colisión con la Tierra.
Los astrónomos aprenden cada vez más sobre asteroides. Por ejemplo, la nave robótica OSIRIS-REx, de la NASA, viajó a un asteroide llamado Bennu, y en 2020 recogió muestras de roca y polvo que, según un estudio publicado en enero, contenían algunos de los componentes químicos básicos de la vida.
Otro estudio estimó el daño potencial que causaría si un asteroide del tamaño de Bennu −aproximadamente 500 metros de diámetro− chocara contra la Tierra. Los científicos han calculado que existe una probabilidad en 2.700 de que Bennu colisione con la Tierra en 2182.
Aparte de la devastación inmediata, los investigadores calculan que el impacto de un asteroide del tamaño de Bennu inyectaría entre 100 y 400 millones de toneladas de polvo en la atmósfera, provocando alteraciones en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global que durarían entre tres y cuatro años.