La Habana/La Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria de Cuba arrancó este lunes en La Habana, en un momento en que la agricultura nacional vive una profunda crisis y necesita desesperadamente inversores extranjeros para reanimar la producción. Prueba de ello es un artículo poco habitual de Granma que describe el panorama desolador de la zafra en las provincias orientales y lleva un título que lo dice todo: De tal ingenio y empeño, ¿tal zafra?
En la zona oriental, el central Argeo Martínez es el único que ha asumido la molienda (son apenas 14 en todo el país este año), pero su entrada a la campaña se hizo tarde y, tras la aparición de otros “inconvenientes”, los retrasos se han acumulado. Desde un inicio, el complejo estaba lejos de alcanzar las 26.000 toneladas de azúcar que logró en 2014. Para este año, el plan es cuatro veces menor y, con una fecha límite hasta el 25 de marzo, ya deben 700 toneladas.
Ello se traduce en miles de toneladas de caña sin ser procesadas, según la dirección del central, por las lluvias y otros obstáculos.
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La materia prima “ha llegado al basculador con retardo de hasta 90 horas y muchas veces quemada”
Según Granma, la materia prima “ha llegado al basculador con retardo de hasta 90 horas y muchas veces quemada”, lo que la encargada de la zafra en Guantánamo –donde está el central– justifica con el mal estado de los campos: “En algunos plantones hay pica pica”, una yerba que provoca escozor en la piel de quienes hacen el corte de forma manual y a la cual “es mejor no acercarse”, dice el diario.
Otras plagas también han invadido las plantaciones más antiguas, descuidadas desde hace dos años y medio. Cortarlas, argumenta, demandaría demasiado esfuerzo por parte de los macheteros, así que se decide quemar el terreno, donde solo queda la caña tiznada en pie. “La literatura científica afirma que la quema de cañaverales afecta la biodiversidad y el ecosistema, reduce la fertilidad natural de los suelos, y hace menguar la calidad de la materia prima fabril”, enfatiza el medio.
Lo mismo alegó el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca en su última visita al Argeo Martínez, la semana pasada, cuando pidió “más disciplina” por parte de los empleados: “¡Qué rendimiento se puede obtener de una caña quemada que llega con atraso al basculador!”, regañó.
El dirigente también “vio carros que aguardaban demasiado tiempo por la descarga, y supo –por el registro– que en el campo había gramínea en espera de traslado a la industria, señal de discontinuidad en el flujo de suministro de materia prima al central”, señala el medio.
A ello se suman las fallas, paradas imprevistas, problemas en las calderas, “trastornos aquí y allá sobre el coloso ‘reumático’ de 162 años”
Granma subraya además “otras causas y ciertos azares” que han retrasado la zafra en el ingenio. “La humedad en el terreno ha subido y, muchas veces, debido a ella, el corte y el alza se ralentizan. El fango dificulta y, en ocasiones, impide transportar a tiempo la caña; ese inconveniente le quita frescura”, subraya el administrador del Argeo Martínez.
A ello se suman las fallas, paradas imprevistas, problemas en las calderas, “trastornos aquí y allá sobre el coloso ‘reumático’ de 162 años” cuyos achaques ya no pueden corregirse con remiendos provisionales.
No obstante, algunos trabajadores ven el fracaso con voluntarismo, y prometen un mejor futuro para la zafra. El administrador cree que las próximas plantaciones “darán más azúcar”. Hasta ahora, el rendimiento era de 5,79 toneladas de azúcar por cada cien de caña molida, pero “en las jornadas recientes ese índice supera los 6,50”, lo que los directivos ven como un “buen síntoma”. Y aseguran: “llegaremos a ocho”.
“A simple vista parece imposible”, vaticina Granma, que atribuye al ingenio una “maldición gitana disfrazada de interrupciones e ineficiencias, que año tras año los persigue desde hace más de una década”. Si se logra, advierte, es gracias al “empuje de operarios y obreros”. Y aclara: “Lo bueno, lo malo y lo regular de la actual contienda azucarera en el Alto Oriente depende solo de este, el único ingenio guantanamero en activo”.
Desde hace años cada campaña azucarera es peor que la anterior y, en 2024, la Isla llegó a su punto más bajo. Apenas se produjeron 160.000 toneladas, menos de la mitad de lo logrado un año antes, cuando se alcanzaron 350.000. El año pasado, Cuba también importó por primera vez más azúcar de la que produjo.
El azúcar es solo un renglón de los que presenta –todos en estado similar– la agricultura cubana a las empresas de España, Italia, Panamá, Chile y Brasil, y a las 46 firmas de 20 países visitantes de la Feria Agroindustrial. Actualmente, según datos oficiales, el país importa el 80% de los alimentos que consume, incluyendo el 100% de los productos de la canasta básica.
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