El primer ministro y el canciller cubanos recorren África en busca de apoyos políticos y económicos

Madrid/El primer ministro, Manuel Marrero, se abrazó fuerte a Denis Sassou Nguesso, presidente vitalicio de la República del Congo. «Ha sido una visita histórica, muy emocionante, un reencuentro entre dos Gobiernos y países hermanos”, dijo este martes al cerrar una jornada de reuniones en Brazzaville, la capital del país. El congoleño no se quiso quedar atrás: “No importa cuán larga sea la noche, el sol brillará para el pueblo cubano”. 

“Estamos muy satisfechos y consideramos que se han cumplido los objetivos, en pos de elevar las relaciones económicas y comerciales al mismo nivel de las políticas», agregó el dirigente cubano yendo al tema nuclear. Marrero se había visto previamente con su homólogo, Anatole Collinet Makosso, en una cita en la que las delegaciones de ambos países acordaron actualizar las “potencialidades de cooperación, reforzar la colaboración en Salud Pública, tecnología, ciencia e innovación, formación de recursos humanos, desarrollo del turismo, cultura y el sector de los hidrocarburos”, entre otras. 

Al Congo, como al resto de África, se ha ido a negociar, aunque –en una práctica habitual– no esté claro aún el qué ni el cómo. El primer ministro está en el continente en un viaje que sigue mañana hacia Namibia y Guinea Ecuatorial, y va acompañado de un importante séquito en el que están el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda; la viceministra de Comercio Exterior, Déborah Rivas Saavedra y el director general de Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Carlos Miguel Pereira Hernández.

La prensa independiente ha puesto el foco en el hecho de que Marrero haya incluido en la delegación a su actual pareja

La prensa independiente ha puesto el foco en el hecho de que Marrero haya incluido en la delegación a su actual pareja, aunque vale la pena recordar que se trata de Yadira Ramírez Morera, directora de comunicación del Ministerio del Turismo, un departamento que también busca acuerdos en África. 

El despliegue no termina ahí, ya que Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores, está haciendo su propio tour africano, iniciado el viernes 14 en Burkina Faso. El canciller cubano –como ayer el primer ministro en el mausoleo de Marien Ngouabi, cuarto presidente del Congo– depositó una ofrenda floral ante el monumento dedicado al ex presidente del país, Thomas Sankara, líder revolucionario y apodado el «Che Guevara africano».

Rodríguez también conmemoró el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Isla y Burkina Faso, lo mismo que hizo en Etiopía, donde mantuvo también reuniones con las autoridades en las que dejó clara “la voluntad de Cuba de fortalecer la cooperación” en estos momentos de crisis.

En Ghana, el ministro cubano de Exteriores también ha hecho la obligada ofrenda floral, en este caso al marxista Kwame Nkrumah, “padre fundador de la nación ghanesa y símbolo de la unidad africana”, en palabras de Prensa Latina. Rodríguez aprovechó para recordar en su cuenta de X, que el líder panafricanista fue el primero de la región en reunirse con Fidel Castro.

Durante décadas, la Isla ha enviado médicos al país africano con el que tuvo hace años una polémica que choca con el discurso oficial

“Participé en un encuentro con el Movimiento de Solidaridad con Cuba, graduados en nuestro país y cubanos residentes en Ghana, como parte de mi visita oficial a ese país africano. A todos les agradecí por su apoyo a nuestro país y su solidaridad invariable con el pueblo cubano”, dijo el canciller en otro post. Durante décadas, la Isla ha enviado médicos al país africano con el que tuvo hace años una polémica que choca con el discurso oficial de las autoridades de la Isla. 

En 2018, la entonces viceministra de salud Marcia Cobas lamentó que el Gobierno de Ghana tuviera una deuda con Cuba que rondaba los 4,7 millones de dólares, un monto acumulado durante al menos ocho años. “No es justo”, dijo la funcionaria durante una visita en la que, según medios locales deploró esa actitud y dijo que incluso países más pobres, como Chad, pagaban a tiempo. 

Hace dos semanas, en una Mesa Redonda destinada a ensalzar la labor de las misiones médicas ante las nuevas sanciones de Washington, el Gobierno argumentó que solo los países “que tienen un poco más de solvencia económica” pagan. “Hay 25 que siguen siendo totalmente gratuitos para los países donde estamos, pues no tienen recursos para aportarles a Cuba y nos mantenemos allí con 25 acuerdos de cooperación que no generan un centavo”, alegaron en contradicción con aquella exigencia.

La cita más importante de Rodríguez, no obstante, era la de Pretoria, donde se reunió con el ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, Ronald Lamola “para impulsar las relaciones bilaterales”. Es otro de los encuentros de los que no ha trascendido detalle, porque en las relaciones de la Isla con los países africanos siempre hay alguna ganancia para Cuba que tarda en conocerse por la opinión pública. 

Es el caso del inicio del plan de cooperación Kgala, traje nuevo del viejo disfraz conocido como Proyecto Thusano, un acuerdo militar entre Cuba y Sudáfrica que estuvo vigente entre 2015 y 2025 a través del que, según denuncia la oposición, ha supuesto un beneficio de 1.700 millones de rands (93,6 millones de dólares) en gastos “irregulares”. Entre los casos más conocidos de ese convenio está la venta de Heberon Alfa R para la crisis del coronavirus, cuya compra realizó Defensa –cuando, al inicio del covid-19, creyó que era un arma bacteriológica– sin la requerida autorización de Sanidad. Solo en aquella operación, la Isla se embolsó casi dos millones de dólares, que pudieron haber sido 17 si se hubiera completado la compra.

La Alianza Democrática (oposición en Sudáfrica) ha recordado esta semana que una auditoría reveló que “el costo de mantener y reparar vehículos militares a través de proveedores cubanos era 2,8 veces más caro que si se hubieran utilizado mecánicos locales”.

Además, se invirtió en formación de médicos en la Isla un 136% más de lo que hubiera costado en el país, lo que no se tradujo en mejores conocimientos, ya que solo el 28% de alumnos aprobaron después el examen de convalidación.  

En enero de este año, al caducar Thusano, se anunció la creación de Kgala. “A pesar del intento del Departamento de Defensa de replantearse el proyecto con un nuevo nombre, la realidad sigue siendo la misma: una operación costosa y políticamente motivada que es un completo despilfarro de recursos sudafricanos”, argumenta la operación, que ha pedido al Gobierno que lo paralice.