Madrid/Como si estuviera actuando en una serie de suspense, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, va desvelando poco a poco la información en una entrevista por entregas en el diario Granma, que publicó el capítulo 1 este lunes. Mañana martes, sabremos con más detalles si los nuevos parques solares chinos aportarán electricidad solo de día, al no tener instaladas las «baterías que acumulen la carga para cuando no haya sol».
Sin embargo, el ministro ya ha destripado gran parte del guion al reconocer que la energía fotovoltaica y las renovables en general no solucionarán la profunda crisis del sistema eléctrico nacional (SEN).
Las autoridades afirmaron hace unas semanas que se prevén cuatro instalaciones con capacidad de 200 megavatios (MW), pero De la O Levy especifica en la entrevista que aún no tienen las baterías colocadas. “Digamos que está todo el contenedor, con toda la parte automática, electrónica, y otros componentes. Solo al final se le pone la batería”, aclaró. La explicación rápida que dio el ministro es que no deben estar sin cargarse por un tiempo y su colocación es sencilla –”como gavetas”–, por lo que se avanza en la construcción primero.
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Las autoridades afirmaron hace unas semanas que se prevén cuatro instalaciones con capacidad de 200 megavatios (MW), pero De la O Levy especifica en la entrevista que aún no tienen las baterías colocadas
No obstante, el funcionario agregó que el mero hecho de que los parques generen solo de día ya disminuye la abultada factura del combustible. “Cuando pongamos 1.000 MW de energía renovable, estaremos ahorrando combustible, que es combustible que podremos tirar para la generación en la noche”, afirma.
La entrevista se centra, en buena parte, en la energía fósil. De la O Levy dejó claro que la importación de petróleo es un pozo sin fondo para las cuentas del Estado. “La factura petrolera es la mayor de Cuba; más que los alimentos, más que los medicamentos, más que todo. Y del combustible importado para sostener la economía completa, la generación de electricidad es el mayor consumidor: más de la mitad de todo el combustible que usa el país es para generar corriente. La agricultura, el bombeo de agua, la zafra, el transporte, toda la cadena de la economía interna, todo consume menos que la generación de electricidad”, alega.
En estas circunstancias, detalla el ministro, no se puede permitir que caiga la producción de petróleo nacional, imprescindible para las termoeléctricas. Su declive se debe, asegura, a las mismas razones que el de esas mismas centrales. “Deterioro, falta de recursos, de piezas de repuesto. La producción de petróleo no es perforar un pozo y ya, empieza a salir. No”. De la O Levy cuenta que el país no contaba con insumos para mantener activos muchos pozos que hubo que cerrar. Además, dijo, hay pocos ductos para trasladar el crudo y se necesita trasladarlo por carretera, lo que hace regresar al punto de partida: no hay combustible.
El funcionario explica que un análisis certificó que “ni el crudo nacional alcanzaría para las termoeléctricas. Es más, si tuviéramos todas las termoeléctricas disponibles, no alcanzaría”, asegura. Como lo señala el diario del partido comunista, la producción ha bajado a 40.000 barriles por día (bpd) en 2024 , que “solo cubren la tercera parte del consumo”. A título comparativo, se puede recordar que en 2008, Cupet extrajo 68.493 bpd —un 71% más—, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei).
El ministro da una detallada explicación sobre las termoeléctricas cubanas, diseñadas para funcionar con “un fuel de excelente calidad”, procedente de la URSS. “Al desaparecer la Unión Soviética dejamos de tener, de la noche a la mañana, todos los combustibles, que llegaron a ser 12 millones de toneladas [al año]”, cuenta. Esto obligó a adaptar las termoeléctricas al crudo nacional, altamente corrosivo.
“Al desaparecer la Unión Soviética dejamos de tener, de la noche a la mañana, todos los combustibles, que llegaron a ser 12 millones de toneladas [al año]”
“Se les acortó la vida a las unidades de generación termoeléctrica, el plazo entre los mantenimientos, porque el crudo cubano tiene contenidos muy altos de azufre y de vanadio, que cuando se combustionan en las calderas y existe humedad, generan ácido sulfúrico, que acelera la corrosión. Eso se une al deterioro por vejez, por los años de explotación de las termoeléctricas”, detalla. Y pone un ejemplo concreto: “si un rodamiento dura 60.000 horas, y a las 60.000 horas no lo cambias, se va a romper, y comienza a desencadenar un deterioro progresivo del sistema”.
De la O Levy confirma que ha habido una caída muy importante en la inversión para la generación de energía: de los más de 1.000 y hasta 2.000 millones de la época de la Revolución Energética, a partir de 2005, a los 250 o 350 que se necesitarían ahora “si el sistema eléctrico estuviera funcionando bien”. Pero, reconoce, ha habido años en los que no se ha podido poner ese dinero. “No ha sido posible, el país no ha tenido los ingresos suficientes, por las limitaciones que conocemos. Entonces, si está decreciendo la producción de petróleo, si no tenemos finanzas para importar otra vez los millones de toneladas que necesita la economía; lo primero es frenar ese decrecimiento, a la par de disminuir el consumo de combustible, mientras se amplían las capacidades de generación”.
Es entonces cuando se llega a la conclusión, expone el ministro, de que la fotovoltaica tiene todos los elementos para recuperar lo más rápido posible una buena cuota del sistema energético, pese al escepticismo de parte de las autoridades. “Hubo compañeros que advirtieron que sería un proceso inversionista demasiado fuerte en esta situación en que no hay cemento, acero, y muchos otros recursos”, dice.
Para salvar esta situación, se ha optado por parques de tamaño moderado (21 MW) en distintas provincias. Esto último hace que la inversión sea territorial, lo primero ayuda a que, si en un parque no da el sol, puede que en el siguiente sí. “La distancia promedio diseñada entre parques es de apenas ocho kilómetros. Puede haber sombra en la zona de un parque, y en el otro, a ocho kilómetros, no tiene por qué haber la misma sombra. Es un diseño de distribución que también ayuda a la regulación del voltaje, desde el Despacho Nacional de Carga, y mediante un sistema que también está naciendo con la instalación”.
Es en este punto cuando el periodista pide una explicación sobre la acumulación de energía y se desvela que los contenedores han llegado, aunque aún no se han puesto en funcionamiento las baterías. “Será necesario detallar esta explicación más adelante”, introduce el redactor, aunque el lector tendrá que esperar a la próxima entrega de la entrevista.
De la O Levy también insiste en que no es lo adecuado hacer un cálculo directo y pensar que si el país tiene 1.500 MW de déficit, con los 1.000 MW de la fotovoltaica aún quedará un tercio sin resolver. El pronóstico, por una parte, es para el horario pico. Por otra, la casuística es variada. Dependerá de si ha podido llegar combustible importado para la generación distribuida, del estado de las termoeléctricas, del clima o la generación de los parques.
Hasta la fecha, hay tres parques solares sincronizados y funcionando: Escuela de Enfermería (La Habana), Alcalde Mayor (Cienfuegos) y La Sabana (Granma).
Además, también indica que los pozos están produciendo el 6% de las reservas nacionales probadas y es necesario investigar para aprovechar al menos el 10% o más. “Se han identificado zonas en las cuales existen yacimientos petroleros: Boca de Jaruco, entre Fraile y Jibacoa; la zona de La Habana del Este y Alamar; y al sur de los yacimientos de Puerto Escondido y Canasí. Este año se prevé una campaña exploratoria que permita incorporar entre tres y cinco pozos”. El ministro no ha estimado necesario explicar cómo se compatibiliza el cierre pozos en producción con la decisión de abrir nuevos.
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