Madrid/Cuando Mike Hammer, el encargado de negocios de EE UU en Cuba, sustituyó a Benjamin Ziff en noviembre de 2024, la prensa oficial ignoró la noticia. Diplomático de carrera, con más de 35 años de experiencia en África y Latinoamérica, la consigna parecía ser: cautela. Esa disposición saltó por los aires en diciembre, cuando el máximo representante de Washington en la Isla comenzó una ronda de visitas a opositores que supuso el primer encontronazo cuya segunda parte ha llegado esta semana.
En aquella ocasión, un artículo de Razones de Cuba, retomado por Cubadebate, lamentaba el encuentro de Hammer con las opositoras Berta Soler y Martha Beatriz Roque, calificadas como “dos desgastadas figuras de la contrarrevolución cubana”. La nota mencionaba otras anteriores citas de políticos estadounidenses con disidentes para reprochar los constantes planes de “derrocamiento” del régimen. “Mal camino ha tomado el nuevo representante de Estados Unidos, porque de esa lacra no se puede esperar nada bueno”, avisaba.
Lejos de detenerse, la agenda de Hammer ha continuado y el oficialismo ha tocado a rebato de nuevo. Este martes, Cubadebate volvía a hacerse eco de otro texto de Razones de Cuba titulado Tejiendo la red anticubana: La agenda de Hammer. En él, se considera ya que la hiperactiva agenda de Hammer es “un salto a los años en que desde allí, de la forma más descarada, se impulsaba a grupúsculos contrarrevolucionarios”.
- CHECALO -
La hiperactiva agenda de Hammer es “un salto a los años en que desde allí, de la forma más descarada, se impulsaba a grupúsculos contrarrevolucionarios”
El texto repasa la trayectoria del diplomático, considerada muy activa en África, entre otros motivos por haber facilitado el fin de conflictos como el de Etiopía o su intento de pacificar Sudán. Para el oficialismo, sus intervenciones han servido para desestabilizar el continente y lo acusan de ocultar crímenes de lesa humanidad y propiciar el inicio de la guerra civil sudanesa.
En cuanto a su presencia en Cuba, el medio reprocha a Hammer que su primera reunión fuera con el embajador de República Checa en la Isla, país al que consideran promotor de acciones contra Cuba desde la Unión Europea (UE). Otros de los encuentros que han molestado al régimen son la cita con el jefe del Comando Sur de EE UU, que “confirma la activación de una política del garrote mucho más activa y visible”, y la visita a las oficinas de Radio y TV Martí, financiada por el Gobierno al que representa.
Los tres encuentros, subraya el artículo, indican los tres ejes de interés para Washington: los “partidos políticos”, incluyendo el factor religioso, el apoyo a “operadores de cambios” provenientes de movimientos de la sociedad civil” y “medios de prensa alternativa”. El entrecomillado es del medio.
En el ámbito de lo divino, el oficialismo tiene otro reproche: la reunión de Hammer con la Virgen de la Caridad del Cobre “por el simbolismo que ella entraña”. No hay motivo, insisten, en que Cuba esté en la lista de EE UU sobre países que violan la libertad religiosa y la prueba es que las propias instituciones lo rechazan. No le falta razón aquí al argumentario: la religión es libre siempre que se supedite a la Revolución.
La lista de encuentros que ha tenido Hammer y molestan al régimen es muy amplia. El diplomático ha tenido una intensa actividad, promocionada en redes sociales con abierta intención de mostrar su respaldo. Ni uno solo parece salvarse de la lista de afrentas. Está José Daniel Ferrer, con quien se vio en su casa de Santiago de Cuba dos semanas después de su excarcelación, y cuya organización, la Unión Patriótica de Cuba –también entrecomillada– está “desprestigiada al interior de la sociedad cubana”, pero sobreviviendo “gracias a esos financiamientos directos” para hacer creer que hay “oposición organizada y actuante”.
Félix Navarro y Oscar Elías Biscet son otros de los agraviados por el medio oficial y, por extensión, el grupo de los 75 de la Primavera Negra, a los que el texto califica de”mercenarios que fueron denunciados y procesados en 2003 por mantener colaboración con los servicios secretos norteamericanos y grupos terroristas radicados en Miami”.
Al grupo de los 75 de la Primavera Negra, el texto los califica de”mercenarios que fueron denunciados y procesados en 2003 por mantener colaboración con los servicios secretos norteamericanos y grupos terroristas radicados en Miami”
El mismo trato se dispensa a las Damas de Blanco, a las que se tilda de movimiento que intenta emular a las Madres de la Plaza de Mayo “cuando en Cuba no hay ni torturados ni asesinados”. Molesta en particular –a juzgar por el artículo– que vistan de un color “asociado con la paz y la pureza”, como quedó claro cuando se prohibió a Sonia Álvarez, esposa de Félix Navarro y madre de la presa política Sayli, visitar a su hija en la cárcel vestida de blanco. Del colectivo femenino se expresan con particular cinismo: “Cuando las tienen preparadas, dicen: ‘¡Cámaras, acción!’, y ahí están casualmente CNN, EFE y demás ‘medios libres’”.
Por último, el artículo dedica un amplio apartado al exilio instalado en Madrid, “otra de sus plazas favoritas”. Hammer, que visitó la capital española a mediados de febrero, tuvo un encuentro en el que estuvieron, entre otros, Yanelis Núñez, de la plataforma feminista Alas Tensas; Iliana Hernández y Luz Escobar, periodistas independientes; y Angélica Garrido, ex presa política.
Para todas ellas está dedicado otro calificativo poco afectuoso: “nueva generación de ‘operadores de cambios’”. Además, se aprovecha el reciente corte de fondos de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) que ha puesto en jaque a muchos de estos proyectos para regodearse denominándolos “‘libremente dependientes’ de las subvenciones del Gobierno de EE UU”.
No faltan en la lista Magdiel Jorge Castro, “expulsado de Bolivia por infringir las leyes del país andino debido a actividades subversivas”; Amelia Calzadilla, “una construcción mediática que pretendía representar la supuesta lucha de una madre cubana y que poco tiempo después de la puesta en escena se desmoronó”, o Anet Hernández, “activista de la intelectualidad”, todos ellos supuestamente liderados por Carolina Barrero, quien se libra de calificativos.
“Mike Hammer avanza con su agenda bajo el reflector de la diplomacia estadounidense, como si el guion de la Guerra Fría hubiera encontrado un nuevo protagonista”, espeta el artículo, “pero no logrará torcer el rumbo asumido por un pueblo que, a pesar de las presiones, sigue resistiendo, enfrascado en la construcción de un proyecto de sociedad socialista y soberano”.
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