¿Cada cuánto deberíamos lavar las botellas de agua?

El uso de botellas reutilizables es una buena forma de evitar la perjudicial liberación de plásticos al medioambiente. Hay que reconocer que el márketing ha ayudado bastante con todas esas botellas preciosas de vidrio o acero inoxidable con mensajes e ilustraciones de lo más variadas. Incluso algunos te animan a beber agua a medida que se vacía el recipiente. Sea como sea, la cuestión es que estos botes forman parte de casi todos nuestros hogares, por lo que saber cuándo lavar las botellas de agua debería ser ya un conocimiento bien extendido. 

A veces pensamos que no es necesario lavarlas nunca. Al fin y al cabo, el agua no ensucia. Sin embargo, el agua es una fuente ideal de proliferación de microorganismos que pueden proceder del ambiente o, más aún, de nuestra boca cuando bebemos. 

En 20017 se llevó a cabo en Estados Unidos una encuesta para analizar los hábitos de los ciudadanos de este país a la hora de lavar las botellas de agua. Se vio que el 15% no lo hacían nunca. No lo consideraban necesario. En ese mismo estudio también se analizó la concentración de bacterias en varias muestras procedentes de botellas reutilizables y se vio que ese 15% de los usuarios de las mismas estaban cometiendo un gravísimo error. Entonces, ¿cada cuánto tiempo deberíamos lavarlas?

Todo depende del uso

Si las usamos a diario, la mayor recomendación sería lavar las botellas de agua también a diario. Así, se evita que las bacterias proliferen demasiado. Si no es posible, al menos un lavado a la semana, vaciándola después de cada uso, sería el mínimo a seguir. El 30% de las personas de esta encuesta las lavaban con esa regularidad. En cambio, un 40%, según explican en un artículo sobre el tema publicado en IFLScience, refirió hacerlo una vez al mes.

Con respecto al análisis microbiológico, se vio que la mayoría de las 90 botellas analizadas tenían bacterias. Además, el 70% tenían niveles de estos microorganismos más altos que los que algunos países permiten en el agua potable y el 60% llegaban a superar los límites de seguridad más altos.

Muchas de esas bacterias eran coliformes como Salmonella o Escherichia coli. Estas son bacterias que proliferan muy bien en nuestro sistema digestivo, por lo que a menudo causan intoxicaciones alimentarias. 

Por otro lado, para que nos hagamos una idea sobre la cantidad de bacterias que hay en las botellas de agua, podemos basarnos en los datos de un estudio realizado por la empresa WaterFilterGuru. En él, se concluyó que algunas de estas botellas pueden tener 40.000 veces más bacterias que el asiento de un inodoro. Ugh. 

Cualquier persona puede enfermar por no lavar las botellas de agua, pero los pacientes con un sistema inmunitario debilitado pueden hacerlo gravemente.

¿Por qué debemos lavar las botellas de agua sin las bacterias son nuestras?

Podríamos pensar que, si las bacterias que caen en el agua son de nuestra boca, no deberían hacernos daño de vuelta. Sin embargo, aquí hay varios factores a tener en cuenta. El primero es que muchas de esas bacterias no son de nuestra boca, sino de los restos de alimentos que quedan en ella. Pero, incluso si son exclusivamente de nuestra saliva, debemos tener en cuenta que en nuestra boca se encuentran en un ecosistema diferente. Nuestra microbiota oral contiene otros microorganismos beneficiosos que pueden ayudar a mantenerlas a raya. Además, se van renovando. Pero si se depositan en la botella de agua, junto a nutrientes procedentes de los alimentos o de cualquier partícula que pueda caer dentro, tienen mucha más facilidad para proliferar. Vienen de nuestro cuerpo, pero su población ha aumentado muchísimo.

Incluso cuando hablamos de jarras de las que no bebemos directamente es necesario lavarlas. No solo por la acumulación de cal. También porque el agua no es estéril y con el paso del tiempo pueden proliferar microorganismos indeseados. En definitiva, no olvides lavar tus botellas de agua. Especialmente si las usas para ir al gimnasio o después de comer. Los restos de comida, sudor y aceites de la piel son un caldo de cultivo perfecto para acompañantes indeseados.