▲ La primera imagen de 1985 muestra los primeros y caóticos conciertos del grupo; en la segunda sólo se ve a los hermanos Reid, precursores de las peleas familiares dentro de una banda de rock.Foto Steve Callaghan
Hernán Muleiro
- CHECALO -
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 4 de febrero de 2025, p. 7
Extremo es un término que suele asociarse al heavy metal, pero hay frecuencias agudas creadas por la guitarra de William Reid, fundador de Jesus & Mary Chain junto con su hermano, el cantante Jim Reid, que duran segundos de feedback puro, y que reproducidas a altísimo volumen pueden causar una impresión en los oídos del que escuche. Psycho Candy, de 1985, sigue los preceptos que el grupo de Escocia planteó en su primer simple, Upside Down, de 1984, con un fuerte énfasis en la melodía pop al estilo de los primeros Beach Boys, capaz de conjugar armonía y ruido en pocos minutos. El aniversario muestra la enorme y variada influencia del grupo, dos décadas después de su redescubrimiento a principios de milenio.
Un fuerte en ellos es el tópico sueños de rock and roll
, las grandes esperanzas proyectadas desde el ostracismo absoluto, lo que se relaciona con su marco: la represión sexual de los años 50 de un lado y el adolescente que tiene un poster de Bowie de la era del LP Diamond Dogs del otro.
En su libro Retromanía, la adicción del pop a su propio pasado, el periodista británico Simon Reynolds habla sobre la forma en que el grupo tomó sus influencias: “Hay algo inherentemente ‘meta’ sobre Jesus & Mary Chain: su alegre cacofonía con feedback concilia el tradicionalismo de sus canciones, parte Ronettes, parte Ramones. Hasta el desorden entre los asistentes a sus conciertos parecía ‘meta’: representaciones del deseo de tener una razón para rebelarse, formadas históricamente por el recuerdo folklórico del punk pasado por la prensa musical”.
Una banda consciente de la historia del rock era inevitable para el momento de la aparición del grupo, pero Jesus no sólo tomaron de ese pasado musical disponible, sino que fueron capaces de mitificar el punto de vista del fan y expresarlo en canciones. Todo lo que daba miedo a los padres y las autoridades políticas y eclesiásticas consideraban atemorizante sobre los inicios del rock, era material de inspiración
El libro de Jesus & Mary Chain, Never Understood, recientemente traducida al español por la editorial española Cobra con el título Incomprendidos, es una autobiografía rockera escrita por los hermanos Reid como un relato oral del grupo y su relación. El nombre refiere a que nunca estuvieron del todo cómodos entre sus contemporáneos, no vieron a la encarnación original de The Stooges, no encajaron del todo con My Bloody Valentine, o en la escena de Happy Mondays y Stone Roses, ni en el Britpop masivo de Oasis. Teniendo en cuenta que fueron una referencia, en mayor o menor grado, para todos estos grupos, siempre estuvieron fuera de horario para capitalizarlo. De hecho, mucha gente cree que el conflicto de los hermanos Gallagher tiene su antecedente directo en los hermanos Reid, tanto ellos como Oasis compartieron diferentes momentos del sello Creation, de Alan McGee.
Desarrollo en sus propios términos
El no ser gringos ni británicos y haber crecido lejos de la capital escocesa de Edimburgo resonó en Jesus & Mary Chain a la hora de desarrollar su imaginario, ya que como cuentan en su autobiografía: “Aunque nos quejamos de East Kilbride en su momento, la manera en la que estuvimos separados y desconectados de todo lo demás fue en última instancia lo que formó a nuestra banda. Estás en este lugar pequeño, que no queda cerca del centro de las cosas, y no sólo te hace intentarlo más duro, también te da espacio para desarrollar lo que quieras en tus propios términos y no como parte de una escena.
“Si había una película en el cine de East Kilbride en los 80 era Rambo, y parecía que a todo el mundo le gustaba menos a nosotros, éramos los bichos raros del barrio, los tipos que lucen un poco extraños y no encajan en el patrón del gusto de las masas o del comportamiento esperado.”
En el relato también dan cuenta del contexto en el que Jesus incubó su fórmula: compatriotas suyos como Orange Juice, que buscaron la canción pop perfecta sin querer liderar las listas de popularidad. Por oposición, Jesus & Mary Chain destilaba la clásica arrogancia rockera, sin por eso abandonar su don compositivo para las baladas ruidosas.
En 1985 grabaron Psycho Candy en Southern Studios, en Londres, a lo largo de seis semanas. Además del dueño, John Loder, estaban allí un par de grupos contemporáneos con aproximaciones muy diferentes a las de Jesus: Crass, los integrantes del grupo anarcopunk que practicaba un estilo de vida comunal, se encontraban allí trabajando, mientras que Ministry, la banda industrial de Chicago, Illinois, liderada por Al Jourgensen, se hallaba en el estudio de al lado, completando el proceso de grabación de su segundo Lp, Twich.
A veces se cita un presupuesto para la grabación de un disco y luego las ventas del mismo como si fuera una inversión en un caballo de carreras, sin considerar todo el tiempo previo invertido por los involucrados y, en este caso, sin tener en cuenta lo que significa para un grupo humano tener un solo plan: triunfar en el frío mundo de la música, con la capacidad de no querer nada más que eso.
La batería reducida a su mínima expresión, a cargo de Bobby Gillespie, a préstamo de Primal Scream, da cuenta de que Jesus supo colocar las partes extravagantes de su forma en el lugar adecuado, sin despreciar las invaluables lecciones de su colección de discos.
Psycho Candy se convirtió en un punto de referencia para muchos otros grupos a lo largo del tiempo, ellos cambiaron un tanto en el siguiente disco, se puede decir que cumplieron al no intentar repetir la fórmula de su debut, con un pedal de distorsión fuzz llamado Shin-Ei Fuzz Wah como elemento central y las canciones de justa duración, como unos Beach Boys de la primera época, pero que sólo salen de noche y no tienen interés en surfear. La mayoría de las canciones podrían haber sido sencillos, asunto que tampoco volverían a repetir.
La aspiración a estrellas que Jesus defendió desde su primer disco no era para mediados de los 80 el camino más obvio, ya que grupos más exitosos como The Smiths y otros más de culto mostraban una imagen de estudiante universitario: Jesus como un manual de superación adolescente mediante el rock, con sus excesos, caídas, arrogancia y beneficios expuestos. Fueron precursores en mostrar su estilo hedonista sin disculparse. Un tema de Jesus no quedaría desubicado entre uno de The Smiths y otro de The Cure, pero las diferencias entre los tres grupos son sustanciales. Además del mencionado Psycho Candy, sus discos fundamentales son Darklands (1987), Automatic (1989) y Honey’s Dead (1992).
Lograron reunirse para su resurgimiento cuando fueron incluidos en la banda de sonido de Perdidos en Tokyo (2003), película dirigida por Sofia Coppola, dejando atrás un hiato que duró desde una separación sobre el escenario en 1998, año de edición del disco Munki, hasta una masiva actuación en Coachella en 2007, con la actriz Scarlet Johan-sson de invitada. Desde entonces han realizado varias giras mundiales y editado dos discos: Damage & Joy (2017) y Glascow Eyes (2024). Hay algo parecido a un final feliz y revancha simplemente en que hayan logrado mantenerse activos para ver, de una vez por todas, su efecto en la cultura popular.
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