La inmensa mayoría de cruceros son blancos. El color de los yates de lujo también suele ser ese. ¿Pero por qué? Si nos fijamos en otros grandes buques, vemos tonalidades muy diferentes. Por ejemplo, los buques de mercancías suelen tener colores vivos, como el rojo, el verde o el azul oscuro. Por su parte, los barcos militares a menudo son de un tono gris apagado. ¿Qué tiene cada uno para que se opte por pintarlos con colores tan distintos?
Básicamente, la primera diferencia en el color entre unos y otros es su contenido. Si dentro del barco viajan pasajeros y el objetivo primordial es que estén cómodos, se suelen pintar de blanco por dos motivos: el aspecto y la temperatura.
Pero si el color de los yates es blanco, ¿por qué el de los barcos militares, donde también viajan muchas personas, no es el mismo? En ese caso, el camuflaje es mucho más importante que la comodidad, por lo que se opta por ese gris apagado, que en la lejanía se confunde con el propio color del mar. Para el resto de barcos, se necesita todo lo contrario: que sea vean bien. Por eso se tiende a usar colores vivos, aunque es innegable que el más habitual es el rojo. Para explicar esta parte debemos recurrir a la historia de la navegación.
¿Por qué el rojo es el color más usado en los barcos?
Cuando pensamos en un buque de mercancías nos viene a la menta una gran estructura multicolor, pero todo ese no es el barco. Esa variedad de colores procede de los contenedores que llevan a bordo, cuyo color es una señal de la antigüedad, la función o el tipo de carga en su interior. Así, se pueden reconocer mucho más deprisa. En el caso de los barcos, en cambio, suele ser de colores vivos, pero sobre todo rojo. Y esto no es algo nuevo.
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Los primeros barcos de la historia se construían con madera. Cuando comenzaron a realizarse viajes transoceánicos en los que las embarcaciones pasaban mucho tiempo en el mar, las algas, los percebes y otras muchas amenazas marinas comenzaron a erosionar esa madera, dañando su integridad y afectando a la propia hidrodinámica del barco. Como resultado, se movían más despacio en el mejor de los casos. En el peor podrían ocasionarse roturas peligrosas para el barco y sus pasajeros. Por eso, se empezó a cubrir los barcos con cobre o una pintura de plomo y óxido de cobre. Ambos recubrimientos eran de color rojo y actuaban como biocida, por su toxicidad para los organismos vivos del agua. Así, se alargaba muchísimo más la durabilidad del casco de los barcos.
Hoy en día eso ya no es necesario, pues los materiales y sus recubrimientos han mejorado mucho. Un barco se puede pintar de cualquier color. Sin embargo, en el pasado se vio que ese tono rojo servía para que las embarcaciones se viesen muy bien en la lejanía. No era precisamente bueno para los buques de guerra que querían pasar desapercibidos, pero sí para los barcos de pasajeros y mercancías que querían evitar accidentes.
Actualmente, se sigue usando el rojo en muchísimas embarcaciones por ese simple motivo. Pero lo del color de los yates es otra cuestión.
El color de los yates es una cuestión de comodidad
En realidad, el blanco también destaca en la lejanía, pero no tanto como el rojo. Entonces, ¿por qué se ha elegido como color de los yates de lujo y los cruceros?
En primer lugar no debemos olvidar que el blanco, si se mantiene limpio, es un color glamuroso, ya que da un aspecto muy cuidado. Pero, además, refresca mucho el interior de las embarcaciones.
La luz procedente del Sol consta de diferentes longitudes de onda; de modo que, cuando inciden sobre una superficie, unas se reflejan y otras se absorben, dependiendo del color de la misma. Por ejemplo, el color negro absorbe todas las longitudes de onda. Ese es el motivo por el que no es muy recomendable vestir de negro en verano. Nos asaremos de calor.
Por el contrario, el blanco las refleja absolutamente todas. Eso significa que lo que haya debajo de una superficie blanca se mantendrá mucho más fresco. Este es el motivo por el que las casas que se construyen en climas cálidos se suelen pintar regularmente de blanco. Dicho a muy grosso modo, las radiaciones solares rebotan cuando llegan a sus paredes y no calientan a las personas en su interior. Con los barcos pasa exactamente lo mismo. Por eso se elige este color para los yates de lujo y los cruceros.
El único problema, especialmente en el caso de los cruceros, es que si todos se pintan del mismo color pierden su identidad. Por eso, se están empezando a añadir algunos colores en su parte baja que hagan referencia a la compañía que gestiona el barco. A menudo, siguiendo con la tradición, el color elegido es el rojo, pero en este caso no solo para que se les vea de lejos. También, según explican en IFLScience, para ocultar posibles rastros de óxido derivados del contacto con el agua del mar. Desde luego, puede parecer que el color de las embarcaciones es una banalidad, pero está más que pensado.
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