▲ El realizador greco-francés impuso su nombre desde finales de los años 60 con filmes como Z o La confesión.Foto Afp
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Periódico La Jornada
Sábado 8 de febrero de 2025, p. 6
París. Estoy llegando a una edad en que el final de la vida se acerca
, declara el cineasta francogriego Costa-Gavras, quien dice prepararse para la muerte haciendo lo que mejor sabe: una película política, en vísperas de sus 92 años.
Adaptada de una obra de Régis Debray y del médico Claude Grange, la cinta El último suspiro relata los debates filosóficos sobre la muerte entre un especialista en cuidados paliativos (Kad Merad) y un escritor (Denis Podalydès). Se estrena la próxima semana en Francia, y a finales de abril en España.
El veterano director de Desaparecido o La confesión sabe que el desenlace de la vida no está lejos. Quisiera que ese final sea bueno. Sin dolor, sin drama, sin agonía permanente
, declaró a la agencia en el Festival Lumière, en Lyon, en octubre del año pasado.
“En nuestra sociedad no están disponibles todos los medios para que las personas tengan un buen fin. La muerte nos da un miedo terrible desde que somos pequeños, y no queremos hablar de ella. ¡No, hay que hablar del tema y prepararse! –afirma–, por eso hice esta película, para mí.
Estoy en una especie de confusión inmensa tras haber mirado a la muerte de frente, bastante serenamente, bastante ligeramente
, comentó a su vez Denis Podalydès, comparando la película con un carrusel extremadamente suave
.
Nacido el 13 de febrero de 1933 en Loutra-Iraias, en el Peloponeso, Konstantinos Gavras tuvo que abandonar Grecia debido al activismo antimonárquico de su padre. Llegó a París en 1955. “Estoy profundamente orgulloso de la manera en la que fui recibido en Francia –recuerda– . Por primera vez me llamaron señor.”
Costa-Gavras impuso su nombre desde finales de los años 60 con sus thrillers políticos, como Z (1969), en reacción al golpe de los coroneles en Atenas, o La confesión, basada en el testimonio de Artur London contra las purgas comunistas en Checoslovaquia.
Desaparecido, historia protagonizada por Jack Lemmon, es un alegato contra el golpe de Estado de 1973 en Chile.
Siempre es difícil hacer una película
política, reconoce el maestro: asusta a los productores y también a los financiadores
.
Costa-Gavras asegura que su libertad creativa se debe tanto a su esposa Michèle Ray Gavras, que organizó nuestra vida de tal manera que yo pudiera hacer las cintas que quería hacer
, como al éxito de sus primeros filmes.
El cineasta está convencido de que todas las películas son políticas, no sólo las mías. Sí, estoy comprometido, ¡pero todos estamos comprometidos cuando hacemos cine!
, exclama.
Para mí son como una conversación que tienes con amigos en una mesa: hemos bebido bien, hemos comido bien, y nos contamos historias. Cada uno intenta contar una que le afecta profundamente,
opina el director.
Así es como trato de hacer las películas, pienso que no hay otra manera de hacerlas
, agregó. Más que una técnica o una estética, Costa-Gavras subraya la importancia de los actores.
Mucho tiempo filmó con su grupo de amigos, compuesto especialmente por Yves Montand y Simone Signoret. “Siempre hay que establecer una relación muy estrecha con un actor para que se convierta en el personaje que queremos–. No dirijo a los actores, colaboro con ellos”.
Cuando se le pregunta si se da cuenta del camino recorrido, asegura no mirar mucho hacia atrás. Ya tiene nuevas ideas, sobre todo viviendo en un mundo que ha cambiado tanto, y que es muy provocador en varios sentidos
, asegura.
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