Aventura En La Selva’, crítica

Una premisa diferente

Lo más distintivo de Paddington: Aventura En La Selva es que saca a su protagonista de su zona de confort. Tras unos diez hilarantes primeros minutos, el humor de la película busca alejarse de lo ya conocido. Los chistes no van a centrarse en el contraste de ver a un osezno extremadamente educado descubriendo la sociedad humana. Ahora todo se amolda a los arquetipos del cine de aventuras familiar de corte más clásico.

La película discurre por derroteros narrativos muy recoconibles y predecibles. Aunque no por ello menos entretenidos. En Paddington: Aventura En La Selva hay incluso varios homenajes descarados a filmes icónicos de este género. Desde Indiana Jones hasta las típicas historias de conquista de América y de las culturas precolombinas. Es sorprendente que una franquicia tan asentada en lo urbano -y que tanta personalidad ganaba gracias a Londres- opte por un cambio tan radical.

Por supuesto, hay muchos gags que indudablemente pertenecen al espíritu Paddington -ahí está una desatada Olivia Colman como monja en plena selva- pero la cinta se aleja de sus predecesoras en busca de nuevos terrenos. Y a este respecto, hay que señalar que tiene puntos positivos pero también negativos. En este segundo grupo se encuentra el número de chistes y escenas cómicas de Paddington: Aventura En La Selva, cuya cadencia baja notablemente.

Sin el toque de Paul King

Las carcajadas seguirán sonando en las salas de cine, pero ya no son tan numerosas como antaño. La aventura por la jungla, con sus exóticos encantos, gana mucho terreno. Pero en ese tono es bastante menos innovadora y especial. Una pequeña parte de la magia excéntrica osuna se pierde sin remedio. Por no hablar de que el Peru que retratan es el de los mismos clichés caricaturescos de siempre. No lleva mala intención ni ofensa ninguna -¡es Paddington, solo faltaba, también lo hace con Inglaterra!- pero los espectadores despistados que quieran encontrar una profundidad en la cultura y la vida real del pías latinoamericano no lo van a encontrar.

Buena parte de esa ausencia de chispa se debe a la salida de Paul King de la dirección y el guion. Aunque la historia de Paddington: Aventura En La Selva sí es suya, no es él el encargado del libreto final. Y tampoco se pone detrás de las cámaras, cediéndole el testigo a Dougal Wilson, que debuta en el mundo del largometraje tras una larga carrera en vídeos y cortos. Su ejecución es correcta, aunque sin tanto brillo y originalidad.

Fichajes de lujo

Para compensar esos aspectos que le salen a deber en comparación a las dos primeras películas, Paddington: Aventura En La Selva se encarga de llenar la pantalla con rostros de primerísimo nivel. En la primera entrega tuvieron a Nicole Kidman. En la segunda, a Hugh Grant. Y en la tercera, mantienen el listón con una exquisita dupla formada por Olivia Colman y Antonio Banderas.

Ambos están absolutamente desatados, divertidísimos. Cada escena que protagonizan es más desternillante que la anterior. No son esos papeles que pasarán a la historia de sus prolíficas filmografías, pero sí que son los que quedarán en la retina de pequeños y mayores al menos durante unos días después de ver la película. A este respecto, Paddington: Aventura En La Selva sí es capaz de mantener el patetismo cómico de sus secundarios con perfecto esmero.

En resumen, Paddington: Aventura En La Selva es una divertida y entretenidísima película ideal para ver en familia. Su humor es menos inteligente y fino que el de las dos primeras, aunque puede que eso ayude a que los más pequeños conecten fácil con la historia. El filme busca su propia identidad saliendo de Londres y dandole mayor peso a la aventura amazónica. Puede que sea la menos redonda de las tres, con algunos problemas de ritmo, pero sigue siendo una cinta genial para una saga extraordinaria.