Un misterioso fragmento de basura espacial ha caído en Kenia

El 1 de enero, los habitantes de una aldea de Kenia recibieron el año nuevo con un gran estruendo cuando un inmenso anillo procedente del espacio aterrizó más allá de sus hogares. La parte positiva es que no ha habido heridos ni daños materiales. Sin embargo, deja ver, por enésima vez, los peligros que puede suponer la basura espacial.

El fragmento de metal es un enorme anillo de 500 kilogramos de masa y 2 metros y medio de diámetro. Los expertos de la Agencia Espacial de Kenia consideran que procede de la etapa de separación de un cohete. Sin embargo, de momento no han logrado dar con el responsable de este gran fragmento de basura espacial.

Cuando lo encuentren, si lo hacen, planean tomar las medidas legales pertinentes. Y es que, si bien no ha habido daños que lamentar, cada vez está más claro que la basura espacial podría causar algún incidente peligroso, tanto en el espacio como aquí en la Tierra. Es importante reforzar las medidas para que eso no ocurra, pero también que cada cual se haga responsable de sus propios desechos.

Los riesgos de la basura espacial

Cuando se lanza al espacio un cohete, un satélite o cualquier otro objeto de construcción humana, este cumple su función y, después, queda varado, normalmente dando vueltas alrededor de nuestro planeta, hasta que llega un momento en el que se sale de la órbita y reingresa a través de la atmósfera terrestre. Cuando eso ocurre, lo esperable es que se queme por la fricción atmosférica, de manera que solo nos lleguen fragmentos muy pequeños, incapaces de causar ningún daño. En otros casos, las agencias espaciales llevan a cabo reentradas controladas, de manera que el objeto, aunque caiga en fragmentos grandes, lo haga en el océano, sin causar daños.

Lamentablemente, esto no es siempre posible. La propia SpaceX, la compañía espacial de Elon Musk, ya se ha hecho responsable del aterrizaje de una gran pieza de sus naves cerca de una zona poblada, en las montañas de Asheville, en Carolina del Norte. Ya se había sospechado de SpaceX en marzo de 2022, cuando un agricultor brasileño se despertó en mitad de la noche por lo que le pareció una gran explosión. Cuando salió a ver qué era, encontró un gran fragmento de basura espacial en una zona de selva muy cercana a su vivienda.

 Más cerca estuvo el desecho procedente de la Estación Espacial Internacional que cayó dentro de una casa de Florida el pasado mes de abril. Y así han sido muchísimos los casos que se han documentado en los que, por suerte, no ha habido que lamentar daños humanos. Pero esa suerte podría terminar. Según un estudio publicado en 2022, la probabilidad de que un fragmento de basura espacial caiga sobre un ser humano en la próxima década es de un 10%. Es algo más que probable, por lo que lo que ha ocurrido en Kenia es un aviso de lo que podría haber sido. Es lógico que desde su agencia espacial quieran tomar medidas.

El peligro también está en el espacio

Los riesgos de la basura espacial no se deben solo a posibles reentradas accidentales en la Tierra. En el propio espacio pueden darse accidentes graves. Esto se debe a que cada vez hay más basura espacial. Como muestra, los datos que dan en un artículo sobre este tema publicado en Business Insider. Entre 2008 y 2017 se lanzaron al espacio una media de 82 cohetes orbitales al año. Después, entre 2018 y 2022, la cifra ascendió hasta los 130 cohetes anuales. Pero en 2024 se han batido todos los récords con 250 lanzamientos de este tipo.

Los restos de la mayoría de esos cohetes se van acumulando en la órbita terrestre. Cuantos más haya, más posible es que se produzcan colisiones entre ellos que podrían dar lugar a un peligroso efecto dominó. Los satélites que aún están en funcionamiento, por ejemplo, podrían dañarse, afectando a las comunicaciones aquí en la Tierra. Las observaciones espaciales podrían verse alteradas e incluso las naves, tripuladas o no, que se encuentren de camino podrían sufrir por ello. También habría más riesgo de reentrada descontrolada. Todo eso por acumular basura espacial sin pensar en las consecuencias.

Mientras solo ocurra algo como lo de Kenia todo quedará en una anécdota. Pero es cuestión de tiempo que tengamos que lidiar con algo mucho más peligroso.