En estos días de frío en el hemisferio norte apetece mucho tomar una infusión caliente de vez en cuando. Té, rooibos, manzanilla…. Cada cuál tiene sus preferencias, pero, en general, todas nos dan esa sensación de confort y placer invernal. Lamentablemente, en los últimos años se han publicado numerosos estudios que bajan este hábito de su pedestal y nos ponen sobre aviso acerca de un riesgo que no hemos tenido en cuenta: la presencia de microplásticos en las infusiones.
Cabe destacar que los microplásticos de las infusiones no son algo exclusivo de ellas. Podemos encontrar estos materiales en todo tipo de productos, desde el marisco hasta la sal con la que aliñamos nuestras ensaladas. El problema es que, en el caso del té o cualquier otra infusión, la mayor parte de partículas no proceden del alimento en sí, sino del envase en el que se encuentran. Las famosas bolsitas que se introducen en agua hirviendo.
Está más que comprobado que la combinación de plástico y calor es una fuente enorme de microplásticos. Incluso en el caso de aquellos plásticos que están preparados para poder calentarse, como los que se consideran aptos para microondas, es inevitable que se liberen algunas partículas. Por eso, son muchos los estudios que se han dirigido a analizar la presencia de microplásticos en las infusiones procedentes de las bolsas de té. La última de estas investigaciones, publicada recientemente por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, es la más completa hasta el momento, pues incluye diferentes materiales utilizados en la fabricación de bolsitas de té y analiza el número de partículas que liberan y sus dimensiones.
Diferentes tipos de bolsas y microplásticos en las infusiones
Para la realización de este estudio se expusieron bolsas de té de tres materiales distintos a condiciones similares a las que se exponen al preparar una infusión. Mientras tanto, se emplearon técnicas basadas en el láser para medir la velocidad y dispersión de la luz. Así, podían analizar la naturaleza de las partículas liberadas y medir los microplásticos en las infusiones.
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Observaron que en las bosas de polipropileno se liberaron unos 1.200 millones de partículas de microplásticos por mililitro. En cuanto al tamaño, el diámetro de dichas partículas fue de 136,7 nanómetros de media. Le siguieron las bolsitas de té de celulosa, con una liberación de 135 millones de partículas por mililitro y un diámetro medio de 244 nanómetros. Finalmente, de los materiales analizados, las bolsitas de té que menos microplásticos liberaron fueron las de nylon-6. En cada mililitro se midieron una media de 8,18 millones de partículas, con un diámetro medio de 138,4 nanómetros.
¿Hasta qué punto es peligroso?
A día de hoy no se sabe muy bien cuáles serán los efectos de la acumulación cada vez mayor de microplásticos en nuestro organismo. Se han detectado en el sistema digestivo, en los pulmones, en el cerebro, en la sangre e incluso en la leche materna y las primeras heces de los recién nacidos. Se encuentran en el organismo de los humanos desde sus primeros días. ¿Pero cuáles son sus efectos? Dado que este es un problema que se ha empezado a estudiar hace relativamente poco, no está claro cuáles serán los efectos a largo plazo.
No obstante, algunos científicos han realizado experimentos que ayudan a calcular de forma aproximada lo que podría ocurrir. Los propios autores de esta investigación comprobaron mediante cultivos celulares los efectos en la mucosa intestinal de los microplásticos de las infusiones.
Vieron que en las células productoras de moco los niveles de absorción eran suficientes para que los plásticos llegaran al núcleo celular. Dado que se sabe que los microplásticos pueden contener sustancias carcinógenas o disruptoras endocrinas, está claro que esta no es una buena noticia. De hecho, ya hay estudios que relacionan la presencia de microplásticos con la inflamación intestinal, por lo que habría que intentar en la medida de lo posible minimizar sus niveles en el sistema digestivo.
¿Podemos evitar los microplásticos en las infusiones?
En realidad, la presencia de microplásticos en las infusiones no procede solo de las bolsas de té. Existen estudios que señalan que estas partículas se encuentran también en las propias hojas de las plantas que se infusionan, ya sea por contaminación del suelo en el que se cultivaron, del agua de riego o durante la manufacturación. Sin embargo, los niveles de microplásticos en estos casos son muchísimo más reducidos que cuando se usan bolsas de té.
Por eso, si queremos reducir la liberación de microplásticos, la mejor opción es utilizar infusionadores metálicos o de cristal y comprar el té a granel. Así, es posible que sigamos tomando microplásticos, pero en concentraciones muchísimo más bajas.
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