▲ Fotograma del largometraje de ficción Días borrosos, de la cineasta Marie Benito. En la imagen, Sophie Alexandre-Katz y Enrique Burrel.
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- CHECALO -
l asunto de Días borrosos (2022), primer largometraje de ficción de Marie Benito, cineasta de origen francés, residente en México, pareciera ser el de la vejez, presentando una inusual relación amistosa teñida de erotismo entre un anciano viudo octogenario y una vecina suya, una atractiva mujer de 40 años. En realidad, la cinta describe de manera punzante el tema mayor de la soledad, algo azaroso de trasladar de la página escrita al cine. Los dos protagonistas viven solos. Emilia (Sophie Alexander-Katz, notable ya en Blanco de verano, Ruiz Patterson, 2020), es bióloga de profesión, disfruta su soledad y su independencia, gusta de encuentros eróticos casuales, pero vive obsesionada por el deseo de tener un hijo, sin que hasta el momento le haya funcionado para tal efecto ni la inseminación artificial ni tampoco recurrir a algún generoso amigo para volverlo donante voluntario de esperma. Casi por accidente, se descubre protectora y amiga cómplice de Felipe (Enrique Barruel), un adulto mayor, exiliado político chileno, quien a poco tiempo de haber perdido a su esposa, afronta con angustia y un dejo de resignación, la soledad, la enfermedad y lo que él presiente como una muerte no distante. Este aspecto aparentemente lúgubre de la vida retirada de Felipe, de su abandono moral, pesimista y quejumbroso, es en realidad reflejo de una realidad colectiva igualmente desoladora, la que en ese momento vive la ciudad y el mundo entero por efectos de la pandemia por covid. A nadie que haya vivido esa experiencia en circunstancias de soledad, sorprenderá el ánimo derrotado del hombre que de modo simultáneo vive la viudez en el desamparo y con los achaques físicos exacerbados. También en el pasmo agradecido de quien encuentra a unos pasos de su hogar a un ser cordial compartiendo la misma soledad y un desasosiego parecido. Felipe anhela la presencia de su ser perdido; Emilia, la providencial llegada de un nuevo ser. La manera en que ambos resuelven sus anhelos respectivos constituye el secreto y luego la revelación que con sobriedad nos depara el desenlace.
Con un guion original, escrito por la directora en colaboración con la cineasta Paula Markovitch, Días borrosos trasciende el simple recuento de la experiencia de dos seres solitarios, y contrastantes en temperamento y objetivos, para sugerir a través del caso de Emilia el derecho de una mujer, sin pareja sentimental o sin el deseo de tenerla, a optar por una maternidad asistida. Al mismo tiempo evoca dos temas delicados que alguna vez fueron tabúes tenaces. Por un lado, la germinación del deseo sexual en personas de edad muy avanzada y su satisfacción cabal con gente mucho menor que ellas; y por el otro, la existencia y legitimación creciente de las llamadas familias alter-nativas, alejadas del modelo hegemónico de la familia tradicional. Estas intenciones las ha plasmado la directora en diversas entrevistas, destacando, como punto esencial, el lugar privilegiado que, en su opinión, mantiene la amistad en la jerarquía de los compromisos afectivos. Nada de esto se presenta en la película con obviedad discursiva, sino con la misma discreción y contención dramática con que se narra la historia. Haber combinado el probado profesionalismo de un actriz como Sophie Alexandre-Katz y la agitada espontaneidad de un actor profesional que debuta aquí en sus ochenta años, no deja de ser un gran acierto. La película es de ellos.
Se exhibe en la Cineteca Nacional Xoco y en la Cineteca Nacional de las Artes. Horarios: www.cinetecanacional.net
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