3 razones para ver una de las favoritas de los Óscar

Con las nominaciones al Globo de Oro, la temporada de premios 2025 comenzó oficialmente. Lo que incluye, una primera lista de cintas favoritas para convertirse en algunas de las ganadoras en diferentes categorías durante los próximos meses. A Real Pain, el debut en la dirección de Jesse Eisenberg (La red social) es una de ellas. La travesía de David (el propio Eisenberg, que también escribe el guion) y su primo Benji (Kieran Culkin, de Succession), en busca de la historia de su familia judía, es un drama conmovedor. Pero, también, se trata de una combinación entre una visión sincera, sobre el duelo generacional y la exploración de la identidad. Eso, a través de la herencia cultural. 

La cinta evita la sensiblería o el cliché en premisas semejantes, para inclinarse por un punto de vista melancólico y mundano. Tanto David como Benji, viajan a Polonia en busca de respuestas acerca de su abuela materna, una sobreviviente del Holocausto Nazi. Pero además, para intentar profundizar en cómo esa experiencia afectó a toda su familia. La idea de la travesía patrimonial, se enfoca, entonces, a partir de un ángulo entre divertido y en ocasiones irónico. En particular, cuando ambos personajes comprenden que deben reflexionar acerca del sentido de la pertenencia. También, en lo que ocurre cuando las anécdotas familiares, se transforman en una historia más amarga.

La combinación de todo lo anterior, hace de la cinta una de las propuestas más originales y conmovedoras de la temporada de premios. En particular, porque la actuación de Kieran Culkin, transforma a su personaje en un hombre en pleno crecimiento espiritual. Algo que permite al intérprete explorar en matices y contradicciones emocionales desde una perspectiva novedosa y amable. Pero no es el único punto alto de una de las películas más interesantes del año. Te dejamos tres razones para ver A Real Pain. De la sinceridad del guion al retratar el duelo y el dolor a su curioso uso del humor negro. Una combinación que hace de la producción una de las grandes sorpresas del mundo cinematográfico en los últimos meses. 

Un enfoque original sobre un tema complejo

A Real Pain analiza el tópico de la herencia familiar a partir de un elemento poco común. Eso, al cuestionarse cómo afecta a una familia, los recuerdos, traumas y sinsabores de las generaciones anteriores. No es un giro que no se haya tocado antes en el cine, pero la película lo muestra a partir de un viaje de crecimiento. David y Benji deciden tratar de comprender mejor el legado que heredaron, a través de una visita a Polonia. Una decisión que, aunque sencilla, abrirá la puerta para una travesía espiritual que ninguno esperaba recorrer. 

Una vez en Europa, ambos comenzarán a tratar de comprender cómo pudo su abuela a sobrevivir al exterminio nazi. Un tema que ambos personajes profundizan desde cierta distancia emocional e intelectual. Después de todo, las vivencias familiares son parte de lo que se cuenta y un contexto, con el que han crecido. Pero en Polonia y particularmente, al visitar la casa en la que creció su abuela, todo cambia y se hace tangible. Mucho más, una serie de sucesos casi milagrosos que permitieron a su pariente escapar, a pesar de tener todo en contra.

La cinta no recurre a ideas mágicas, filosóficas o exageradas, para mostrar la manera en que David y Benji comienzan a entender otro ángulo de la diáspora judía. Tampoco, al melodrama. Antes que eso, muestra a sus personajes falibles y llenos de preguntas, así como en un inesperado proceso de madurez. Una óptica honesta acerca del dolor y el perdón, muy poco común. Al mismo tiempo, que permite al guion añadir contexto histórico y de la evolución de conceptos como la ética. Lo que resulta de considerable interés para entender a cabalidad la experiencia de sus protagonistas. 

La historia real como trasfondo

A Real Pain narra la travesía de sus personajes desde Varsovia, la campiña rural polaca hasta el campo de concentración de Majdanek. Por lo que la historia que alberga cada uno de esos lugares, es de significativo interés para entender la evolución espiritual de ambos. Pero el guion evita dar lecciones sobre el tema o mostrar, de inmediato, una opinión moral sobre la tragedia. Antes que eso, el brutal contexto de lo ocurrido en el campo y en general, en Polonia, sirve para comprender la importancia del recuerdo y la conmemoración.

La cinta tiene un especial interés en conectar la noción de la herencia familiar, con el respeto por las raíces personales e incluso, la identidad. Tanto David como Benji, son judíos que saben el dolor y el sufrimiento a una escala monstruosa que provocó el Holocausto Nazi. Pero su búsqueda en Polonia, les lleva a comprender el valor, la fuerza espiritual y moral de su abuela. De una u otra manera, esa interpretación de las cosas, convierte todo el viaje en una búsqueda personal de huellas sobre su familia. Eso, al comprender el genocidio a través de una testigo de excepción que, además, ha formado parte de su vida desde la niñez. 

Puede parecer un detalle menor, pero esa perspectiva, evita que A Real Pain sea solo otro relato acerca de una sobreviviente a la Segunda Guerra Mundial. En lugar de eso, el director y guionista, logra que sea una experiencia íntima de una familia en busca de su origen y su lugar en medio de un suceso de capital importancia para comprender al siglo XX.

El buen uso del humor

Aunque A Real Pain no es una comedia, sí hay mucho humor negro en su argumento. En especial, en cómo Benji, intenta comprender su propia identidad judía. El guion convierte al personaje — un hombre en medio de un conflicto con respecto al legado ético que heredó — en centro de una serie de preguntas existenciales. En particular, cuando comienza a cuestionarse qué tanto de las vivencias de la diáspora judía, le afectaron o le dieron un cariz distinto a sus experiencias.