La Habana/Cuba se ha beneficiado del sustancial aumento de las exportaciones de petróleo de Venezuela en noviembre, según la agencia Reuters. Caracas envió a su aliado 38.000 barriles por día (bpd), 10.000 más que el mes anterior, cuando la Isla se sumergió durante cuatro días en un apagón total.
Sobre el régimen de Nicolás Maduro –y el de La Habana– se cierne una temporada de incertidumbre. La inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dictará las reglas del juego petrolero en los próximos años y, sin disimular el apremio, la estatal Pdvsa ha aumentado sus envíos a casi un millón de barriles diarios, una cifra inédita desde 2020.
La mayor parte, según el balance mensual de Reuters, ha sido para China (613.000 bpd), mientras que EE UU recibió menos que en octubre: unos 238.000 bpd. La agencia británica informó, además, de que el régimen venezolano detuvo a 11 presuntos responsables del “sabotaje” de una de las instalaciones de gas natural de Venezuela.
- CHECALO -
“Venezuela envió a la Isla turbocombustible desde 2004 hasta 2015 para mezclar con la producción nacional y exportar”
Pese a la ayuda venezolana, rusa y mexicana, los problemas energéticos de Cuba no hacen más que multiplicarse. Las alertas se dispararon en Cupet (Unión Cuba Petróleo) este fin de semana por la falta de combustible Jet A-1, empleado en la aviación civil. Aunque durante una comparecencia en el Noticiero Estelar, este lunes, el director de la corporación aseguró que el problema estaba resuelto –al menos hasta principios de enero–, el episodio muestra la volubilidad de un sector que lleva meses sin levantar cabeza.
La situación alcanza proporciones escandalosas si se tiene en cuenta que, hasta 2015, Cuba fue un país exportador de queroseno. “Venezuela envió a la Isla turbocombustible desde 2004 hasta 2015 para mezclar con la producción nacional y exportar”, dice a 14ymedio el experto Jorge Piñón, de la Universidad de Texas.
En esa época, el país logró una sobreoferta en gasolina y turbocombustible “como resultado de las operaciones en (la refinería de) Cienfuegos, sobre los 50.000 bpd”. En ese período, explica Piñón, el país no dejó de importar gasolina y jet fuel, pero lo hacía para mezclarlos con lo que producía en el país y estar a la altura de los parámetros de calidad de los países a los que exportaba el producto final.
En 2015, según cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), Cuba llegó a producir 5.308 bpd de turbocombustible –para un total de 244.300 toneladas anuales– y, como la demanda interna de ese año fue de 121.800 toneladas, pudo exportar las 122.500 restantes.
El contraste es radical a partir de 2016, cuando la producción fue de solo 902 bpd –41.500 toneladas–, la demanda interna fue de 180.100 toneladas, mientras que el déficit llegó a ser de 138.600. Si bien la situación mejoró ligeramente en los años siguientes, en 2022, el último del que hay información, solo se produjeron 33.700 toneladas, la demanda fue de 151.100 y el déficit llegó a los 117.400.
En los últimos años, la cantidad de turbocombustible importado por Cuba ha tendido a disminuir. En 2017 entraban al país 11.009 bpd; en 2018, 10.155 bpd; en 2019, 7.969 bpd; en 2020, 5.097 bpd; en 2021, 3.800 bpd y en 2022 poco más, 3.948 bpd.
En los últimos años, la cantidad de turbocombustible importado por Cuba ha tendido a disminuir
Según la prensa oficial, “todo está bien ajustado” para que no vuelva a ocurrir una debacle aérea como la de este fin de semana. Sin embargo, cada comparecencia de los directivos de Cupet indica que la estatal –enfrascada esta semana en el reparto de gas licuado tras semanas en que los cubanos han tenido que cocinar con carbón– pasa por su momento más tenso en años.
La crisis de combustible sobre la que el Gobierno hace recaer todas las escaseces del país no parece tener solución a corto plazo. En este contexto, la petrolera australiana Melbana Energy anunció que el año que viene exportará por primera vez crudo cubano, extraído del Bloque 9 de Matanzas, cuyas reservas han sido evaluadas en 46 millones de barriles. “La promesa de una recompensa sustancial por nuestros considerables esfuerzos hasta la fecha en Cuba sigue muy viva”, aseguraron sus directivos.
El día a día de la crisis sigue siendo lo más duro para los cubanos. Con un rosario de termoeléctricas averiadas parcial o totalmente, para este martes la Unión Eléctrica pronosticó un déficit de 1.596 megavatios. A 58 grupos electrógenos les falta el combustible para echar a andar y la patana de la empresa turca Karpowership instalada en Santiago de Cuba –parte de la flotilla en la que el Gobierno cifró antaño el alivio energético del país– no funcionará hasta bien entrada la noche.
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