La Habana/Omara Durand es una leyenda del paratletismo cubano. Los medios oficialistas le han otorgado el epíteto de goat (Greatest of all time). Nadie objeta que sea la más grande de todos los tiempos. Conquistó París 2024 con medallas de oro en 100 metros planos al parar el cronómetro en 11,81 segundos, también lo hizo en 400 metros (53,59 segundos) y en 200 metros (23,62 segundos) en la categoría T12 para personas con discapacidad visual.
Durand, que se despidió con un beso en la pista del Stade de France el pasado 7 de septiembre, también se llevó el triplete en 100, 200 y 400 metros en los Paralímpicos de Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020, para un total de 11 medallas de oro. En su palmarés hay otras 30 preseas doradas conseguidas en campeonatos del mundo para ciegos, Parapanamericanos, mundiales para discapacitados y varios Grand Prix.
La atleta, residente en el reparto Chicharrones, en Santiago de Cuba, decidió retirarse en la capital francesa como ella quería: “la mejor atleta femenina de la historia del movimiento paralímpico”.
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Entre nostalgia y lágrimas la multicampeona, que no ha hecho más que correr desde los siete años y poner en lo máximo del podio a la Isla, reconoció que ha “llegado a su línea de meta” al “momento de decir basta” y poner un alto a los sacrificios. La santiaguera ha tenido que sortear limitaciones, achaques, lesiones, además de “entrenar innumerables veces aguantando dolores”. Entre sus primeros objetivos está someterse a una cirugía de la vista.
La atleta ha mostrado que la palabra discapacidad no existe como obstáculo. “Un ser humano llega a donde quiere, siempre que se lo propone”
La fortaleza de Durand fue vital para sobreponerse tras el Mundial de Doha 2019. La paratleta arrasó en las pruebas de 100 metros en 11,48 segundos, 200 con nuevo récord de 23,03 segundos y los 400 metros en 53,05 segundos. Sin embargo, salió “desbaratada” y terminó en una sala de operaciones. Pese a que se recuperó y regresó a las pistas, ha confesado que ese fue el momento que la llevó a tomar la decisión de decir adiós en París 2024.
Pese a que la Isla pregona que el deporte para discapacitados es un tema ejemplar, la realidad es que como en todas las disciplinas, hay limitaciones. La velocista padeció en más de una ocasión la falta de recursos para asistir a eventos internacionales como la Liga Diamante para personas con discapacidad.
«Necesitamos avanzar más”, dijo Durand en entrevista para el portal SEMlac Cuba. “Tenemos que volcarnos a hacer muchísimas cosas para que el deporte para personas con discapacidad en Cuba sea diverso, se puedan practicar más deportes, llevar más a Paralímpicos a juegos multidisciplinarios, pero esto necesita de mucha disposición y de mucho trabajo”.
Omara Durand ha mostrado que la palabra discapacidad no existe como obstáculo. “Somos seres humanos y un ser humano llega a donde quiere, siempre que se lo propone”. Aunque acepta que en el camino ha tropezado con personas que “tienen discapacidad en el corazón” no hay que limitarse. El lugar que deja vacante será muy difícil de llenar, hoy en la Isla no hay alguna atleta que levante la mano, con su retiro, se avecinan tiempos complicados para el deporte cubano.
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