El clásico de terror Nosferatu regresa a los cines de todo el mundo con una nueva adaptación. La primera película, dirigida por F. W. Murnau y basada en la novela Drácula de Bram Stoker, se estrenó allá por 1922 y se convirtió en un clásico instantáneo del expresionismo alemán. Aún hoy, más de 100 años después, está considerada como una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. En 1979 tuvo su primer remake y, ahora, el ambicioso Robert Eggers (La bruja, El Faro, El hombre del norte) se atreve con una segunda reinterpretación del mito. Para ello cuenta con un reparto de lujo liderado por Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, Willem Dafoe, Aaron Taylor-Johnson, Emma Corrin y Bill Skarsgard como el temible vampiro.
La historia de Nosferatu se ambienta en la Alemania de 1828 y sigue a Thomas Hunter (Hoult), un hombre que vive en la ciudad de Wisborg y trabaja como agente inmobiliario. Su mujer, Ellen (Depp) tiene desde niña unos brutales y violentos ataques sonámbulos que desde que se conocieron ha conseguido mitigar. Un día, el jefe de Thomas le envía hasta los Montes Cárpatos en Transilvania para ultimar la venta de una finca con el misterioso Conde Orlok. Será entonces cuando los protagonistas comiencen un irremediable camino de supervivencia contra las mayores fuerzas del mal que existen.
Nosferatu
Robert Eggers triunfa con su remake de Nosferatu. El director implementa su peculiar estilo narrativo a una fábula gótica de terror prácticamente perfecta y llena de poesía que pone los pelos de punta. Aupado por un reparto sobresaliente con Lily-Rose Depp en estado de gracia, el director firma una película redonda que se hace su merecido hueco entre lo mejor del año.
Sublimación de estilo
Las tres películas anteriores de Robert Eggers dejaban claro que el cineasta no tiene miedo en emplear un estilo grandilocuente y muy anclado en las tradiciones folclóricas. A sus 41 años, el neoyorkino alcanza el cénit de su carrera con Nosferatu. La película cuenta con una producción gigantesca en la que reconstruye con enorme precisión y buen gusto en pantalla la sombría Alemania del siglo XIX.
Los decorados, localizaciones, vestuario y demás elementos que componen Nosferatu están increíblemente bien trabajados. Apoyados por buenos efectos especiales, ya sean prácticos o digitales cuando es preciso, el filme ofrece una sensación de autenticidad única y envolvente. El cineasta logra así cautivar por medio de una atmósfera onírica e intrigante bajo la que discurre su cuento gótico.
Todo en Nosferatu está hecho a lo grande. El director se ha preocupado de colocar sus piezas en el mejor tablero posible para lanzarle al espectador un reto visual abrumador e hipnotizante en trama y estética. La dirección y el ritmo están muy bien conseguidos y, a pesar de su remarcada densidad y de que la película dura cuarenta largos minutos más que la original, prácticamente en ningún momento llega a hacerse mínimamente pesada.
Honrar el mito
Eggers comprende a la perfección a qué momentos darle mayor peso dramático, dónde acelerar y cuándo tomarse su tiempo para enfatizar determinados aspectos de la historia y la mitología vampírica. El director demuestra que sabe cómo tratar una fábula tan legendaria con el respeto que merece para no replicarla plano a plano y tampoco alejarse de lo que la hace tan especial. Su Nosferatu es la perfecta expresión de lo que debe ser un remake. Una modernización de la obra que honra su legado desde un nuevo enfoque, en este caso la perspectiva de Ellen.
Nosferatu es horror, desidia y desesperanza. Pero también es deseo y liberación. Es misterio, tristeza, ocultismo y melancolía a la par que es macabra seducción. La poderosa lírica de su narrativa embriaga con elegante belleza una película que podría haber caído en lo mundano y arquetípico pero que evita con gracia cualquier atisbo de «normalidad». Eggers culmina una obra colosal y terrible que impacta y cala en lo más profundo de los espectadores.
Como su predecesora, juega con las sombras y con el misticismo de su escenografía. Pero no se deja llevar por la repetición vacía sino que otorga a su versión un empaque propio. Además del propio enfoque de la historia, el siniestro rediseño de su vampiro, tan apegado a la novela, es el perfecto ejemplo. El interés de Eggers por lo mitológico se hace palpable y suma enteros a una obra ya de por sí fabulosa. Las escenas oníricas invaden la narración y, como el Drácula de Bram Stoker de Francis Ford Coppola, encadenan al espectador a presenciar un relato terrorífico y fascinante a partes iguales. Esta Nosferatu es, en resumen, una adaptación memorable que se eleva hasta lo mejor en la historia del cine de vampiros. Y, por supuesto, se sitúa entre lo más destacable de todo 2024.
La catarsis de Lily-Rose Depp
Todos y cada uno de los miembros del reparto de Nosfeartu se entregan en cuerpo y alma al mastodóntico proyecto de Eggers. Hoult vuelve a demostrar el enorme actor que es sosteniendo sobre sus hombros toda la primera parte del filme, donde se nos presenta al vampiro y su mundo fantasmal. A él, siempre entre sombras y sin dejarse ver del todo, se une un irreconocible Skarsgard que da la talla como el lúgubre Conde Orlok. Por su parte, un histriónico Dafoe hace crecer aún más el conjunto en su acto final.
Pero si hay alguien que brilla en Nosfearu es Lily-Rose Depp. La joven actriz asumía el reto como un antes y un después en su carrera. Tras algunos papeles más o menos aplaudibles, al fin da el gran salto como la protagonista de una película de primerísimo nivel. Y lo hace con una actuación absolutamente desgarradora y obsesiva. La importancia de su personaje es mucho mayor que en las versiones anteriores ya que al fin la perspectiva de toda la tragedia se vive desde sus ojos.
Gracias a ella, Nosferatu gana muchas capas sobre aspectos como la liberación femenina y el deseo carnal desde un enfoque que siempre había estado ahí pero que nunca se habían atrevido a representar tan explícitamente. Es el giro definitivo de esta película y solo era posible con una protagonista a la altura. Por fortuna, Depp se gradúa con honores con una interpretación visceral, expresiva, magnífica.
Robert Eggers no solo sale indemne de algo tan complicado como hacer el remake de un clásico atemporal, sino que triunfa con un filme que pasará a la historia del cine de terror. Nosferatu es una revisión del mito que engrandece más si cabe la historia original pero que vuela por sí sola por su visión femenina, por sus mayor profundidad en la leyenda vampírica y por su inapelable gusto estético. Una película colosal, atrevida y deslumbrante.
Nosferatu se estrena en cines en España el 25 de diciembre.
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