Del “llévate una rebequita por si refresca” surgió el “mejor llévate varias capas, como una cebolla”. Ambos son consejos de madres y abuelas para mantenernos abrigados. ¿Pero cuál de los dos consejos es mejor? ¿Una sola capa gruesa o varias capas finas? La respuesta no es algo nuevo. Los mismísimos romanos ya sabían que usar varias capas de ropa era mejor contra el frío que usar un solo abrigo, por muy grueso que este fuera.
Se sabe que utilizaban unas túnicas largas de lana y las colocaban una sobre otra según fuese necesario. Esto, en cierto modo, puede parecer incómodo. Pero es mucho más útil contra el frío.
Está científicamente demostrado que utilizar varias capas de ropa fina es mejor que emplear solo una gruesa, porque entre capa y capa se forman bolsas en las que se queda atrapado el aire caliente, manteniéndonos mucho más abrigados. Pero, ya puestos, no solo se trata de usar varias capas. Si queremos abrigarnos como verdaderos profesionales, también hay un orden correcto al que podemos recurrir.
Empieza con una capa transpirable
La primera capa de ropa, la que pega al cuerpo, debe ser transpirable. Esto, según explican en un artículo sobre este tema de The Huffington Post, se debe a que, si no, el sudor puede quedar atrapado entre la primera capa y la piel. El sudor es un mecanismo que utiliza nuestro cuerpo para regular la temperatura cuando hace calor. Se libera este líquido a la superficie de la piel y, después, se deja que se evapore. Para que pueda evaporarse necesita calor, así que lo extrae del cuerpo, disminuyendo la temperatura corporal. Dado que el objetivo de usar varias capas de ropa es mantenernos calientes, es posible que sudemos, pero si ese sudor se queda acmulado sobre la piel, no se podrá mantener ese equilibrio en la temperatura. Además, la humedad pegada al cuerpo puede ser dañina para la piel y darnos más frío.
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Las capas intermedias deben ser aislantes, para retener el calor en la medida de lo posible. Para ello hay muchas opciones, pero los forros polares son una buena opción. Puede ser bastante con uno, salvo que vayamos a un lugar muy frío, en cuyo caso quizás se necesiten más.
La capa exterior es muy importante
A la hora de vestir a capas también debemos cuidar mucho la capa exterior. Es recomendable que esta nos proteja del viento y también que sea impermeable. Así, no solo nos ayudará a retener el calor junto al resto de capas. También nos protegerá de posibles agentes externos que pudiesen ser dañinos.
Si no quieres varias capas, usa prendas 3 en 1
El objetivo de las capas no es solo retener el calor. También sirven para irlas quitando a medida que necesitemos abrigarnos menos. Tanto para un caso como para el otro, también podemos usar una sola prenda, pero que ya incluya varias capas desmontables. Es el caso de las chaquetas 3 en 1, que suelen constar de un abrigo impermeable unido a un forro polar desmontable. Así, solo habría que añadir la capa interna transpirable y ya lo tendríamos todo: la capa aislante que se puede separar, un abrigo grueso y una capa externa impermeable.
Eso es lo ideal, pero si no tienes esa ropa específica a mano, prueba simplemente a poner capa sobre capa, sin seguir un orden concreto. Si a los romanos les funcionaba con las túnicas, a nosotros nos puede sacar de un apuro.
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