The Big One. Así llaman en Japón al colosal terremoto que podría producirse en cualquier momento dentro de sus fronteras. No se sabe el lugar exacto ni el momento, pero son muchos los expertos que coinciden en que, en algún momento, un grandísimo seísmo, de magnitud superior a 9, sacudirá el territorio nipón.
Este es un tema muy comentado últimamente. Intentamos predecir qué ocurrirá en 2025. ¿Nuevas epidemias? ¿Desastres naturales? ¿Será el año del Big One? Es imposible saberlo. Ahora bien, ¿por qué están los científicos tan seguros de que este gran terremoto ocurrirá en Japón?
Bien, la explicación es bastante sencilla. Este país es uno de los lugares del mundo en los que se concentra una mayor cantidad de terremotos. Se calcula que aproximadamente el 10% de los seísmos que tienen lugar en nuestro planeta se sitúan en Japón, o muy cerca. El motivo, como no podía ser de otra manera, está oculto bajo su superficie.
¿Qué es el Big One?
En realidad, The Big One es un término que no surgió en Japón. Durante mucho tiempo se llamó así a un posible terremoto que devastaría el norte de Estados Unidos. Concretamente, el seísmo se produciría en la falla de San Andrés, en California, pero las ondas serían tan potentes que se extenderían por todo el norte del país.
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El mayor terremoto del que existen registros en la zona fue posiblemente el que dejó 3.000 muertos en San Francisco en abril de 1906. Si bien en ese entonces no se podía calcular la magnitud con la misma precisión que ahora, se calcula que pudo alcanzar una magnitud de 7,9.
Desde que existen registros más exactos, ha habido varios terremotos que se han acercado a aquel en su crudeza. Es, por ejemplo, el que tuvo lugar en el condado de Kern en 1952, o el de Landers de 1992. Estos tuvieron magnitudes de 7,5 y 7,3 respectivamente. Sin embargo, se calcula que el Big one podría situarse por encima de la magnitud 8. No obstante, en las últimas décadas se ha hablado de otro posible Big One. Uno aún mayor que el de California, que podría producirse en Japón y alcanzar una magnitud superior a 9. Se está hablando de ello como algo futuro. Algo que ya podría ocurrir. Pero la realidad es que Japón ya tuvo su Big One en 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,1 y el tsunami que causó dejaron casi 16.000 víctimas y un desastre nuclear en la central de Fukushima.
Aun así, se cree que podría haber otro aún mayor. ¿Pero por qué?
Los ingredientes para un terremoto devastador
Los terremotos se producen cuando se libera súbitamente la energía acumulada por la fricción o el desplazamiento una sobre otra de dos o más placas litosféricas. Estas placas, mal conocidas como placas tectónicas, son las que constituyen la corteza terrestre. Son fragmentos rígidos de roca que se mueven sobre una capa más plástica, conocida como astenosfera. Están por todo el planeta, pero el riesgo de terremotos es mucho mayor donde se unen unas con otras como si fuese la unión de las piezas de un enorme puzle.
En el caso de Japón, existe un lugar conocido como anillo de fuego donde convergen cuatro placas litosféricas. Por otro lado, cuando los bordes de las placas se deslizan, se pueden generar unas fracturas en el terreno conocidas como fallas, en las que se acumulan todas esas tensiones. Cuanto mayor es una falla, más probable es que se genere en ella un gran terremoto. En España, por ejemplo, hay muchas fallas, pero son bastante pequeñas. Por eso, aunque hay zonas donde los terremotos son habituales, como el sudeste peninsular, no suelen alcanzar magnitudes peligrosas, mucho menos la de un Big One.
La falla más grande del mundo es la anteriormente mencionada de California: la falla de San Andrés. Cuenta con 1.300 km de longitud. Para hacernos una idea, la falla de Alhama de Murcia, en la que tuvo lugar el terremoto de Lorca de 2011, uno de los más grandes de la historia reciente de España, tiene solo 50 kilómetros de longitud. Es la razón por la que se espera que en California pueda haber un Big one. En Japón, por su parte, una de sus fallas más grandes es la de Nojima, con 216 km de longitud. No es tan colosal como la de San Andrés, pero se compensa con su gran actividad sísmica. Además, que no sea tan colosal no significa que no sea enorme.
Todo esto es lo que predispone a Japón y a California a un Big One. Lamentablemente, hoy por hoy los terremotos no se pueden predecir. Por eso, no podemos saber cuándo ocurrirán esos grandes terremotos. Sabemos que es esperable. Predecir que habrá un terremoto inmenso en las próximas décadas en Japón es similar a predecir que en los próximos meses habrá un día que lloverá mucho en La Coruña. El terreno está predispuesto a ello. Por eso sus edificios y también su población están mucho más preparados que en otras partes del mundo.
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