▲ El actor en una escena de Queer. Fotograma
The Independent
- CHECALO -
Periódico La Jornada
Lunes 30 de diciembre de 2024, p. 8
Queer nos lleva al mundo del deseo de Luca Guadagnino. Estamos en la Ciudad de México de los años 50 y nos hemos instalado entre un colectivo de expatriados estadunidenses marginados, con suficiente dinero como para ir en busca del paraíso. Los pegajosos pasillos rojos de un motel están rozados por las luces de los carteles de neón, el aire está cargado de sexo casual, que parece pasar rápidamente con una exhalación de aire: íntimo, explícito, pero de alguna manera esquivo. Afuera, el cielo nocturno parece tinta derramada, como en las obras maestras en tecnicolor de Douglas Sirk de mediados de siglo.
Guadagnino ha seguido el triunfante drama sobre tenis Challengers (Desafiantes) de este año con una película que parecería estar a kilómetros de distancia, pero que trata el deseo por igual como una especie de posesión sobrenatural. A menudo es aterrador en su obra porque sus víctimas siempre quedan con el corazón al descubierto, una imagen que trata aquí de manera literal como lo hizo en su remake de terror de 2018 Suspiria, y su exhibición culminante de una mujer abriéndose la caja torácica.
El paisaje de Queer es inestable, pero hermoso; a través de él avanza con dificultad William Lee (Daniel Craig), alter ego del posmodernista William S. Burroughs, quien escribió la novela original de la película. Lee se ha disociado hasta el punto de que ha comenzado a perderse de nuestra vista. La película lo capta desapareciendo como una imagen en la estática de la televisión. Guadagnino incluso incluye alguna pista extraña y anacrónica –Come as You Are, de Nirvana, o Talk Show Host, de Radiohead– para hacer eco de su desplazamiento. Está en el momento equivocado, en el lugar equivocado.
Burroughs escribió su novela corta en 1952 como una extensión de su debut Junkie, y poco después de haber matado a tiros a su esposa Joan Vollmer, en lo que él mismo afirmó que fue un disparo accidental de su pistola. Es un documento febril y agonizante sobre la adicción y la pasión abortada, en el que el director ha entretejido más elementos de la vida del autor.
“No soy queer, soy incorpóreo”, es la frase que se repite constantemente en Queer y, en gran medida, por el protagonista de Craig. Está vestido con lino impecable y hace gestos delicados con el aire provocador y confrontativo del Bond del actor. Sin embargo, lleva consigo una amarga insatisfacción que amenaza con inflarlo como un globo y, finalmente, estallar, acelerada cuando se encuentra con un joven ex militar estadunidense, Eugene Allerton (Drew Starkey). Starkey, protagonista de Outer Banks, de Netflix, interpreta a Allerton como una estatua que cobra vida. Es el propio Pigmalión frustrado de Lee, quien salió de sus fantasías, pero sigue siendo, en última instancia, incognoscible. A veces, la película superpone imágenes, de modo que la mano fantasmal de Lee se estira para tratar de acariciar las manos y las costillas de Allerton para poseerlo de algu-na manera.
Tienen sexo. Lee lo invita a un viaje a Sudamérica. Allerton lo abraza mientras tiembla y gime por la abstinencia de la heroína. Lee está obsesionado con la idea de la telepatía y conduce a la pareja a la jungla ecuatoriana para buscar a un tal doctor Cotter. Tal como lo interpreta Lesley Manville, con una peluca grasienta, dientes ennegrecidos y la forma de hablar dura de la dueña de un bar, es un personaje tan vertiginosamente poco romántico que es como si fuera el último poste de advertencia antes de que Lee se pierda por completo en sus delirios. Pero él ignora su consejo, toma yagé (conocido como ayahuasca) y Queer se funde por completo en el reino del miticismo crudo de la generación beat.
La vida es una playa
, sentencian Daniel Craig y Drew Starkey en Queer. Pero su conclusión, en cierto modo, recuerda a la escena final de Call Me by Your Name (2017) de Guadagnino, que se centra en Timothée Chalamet, con los ojos fijos en la chimenea, las mejillas húmedas y el alma vacía. Como le ha advertido el padre de su personaje, la naturaleza tiene formas astutas de encontrar nuestro punto más débil
. Queer busca ese lugar solitario y nos deja pudrirnos en él.
Dirección: Luca Guadagnino. Protagonizada por: Daniel Craig, Drew Starkey, Jason Schwartzman, Henrique Zaga, Lesley Manville. 137 minutos.
Queer se exhibe en salas cinematográficas en México.
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