▲ Robert Smith (izquierda) y Simon Gallup, de The Cure, en el Smoothie King Center de Nueva Orleans.Foto Ap
Mark Beaumont
- CHECALO -
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de noviembre de 2024, p. 8
De los labios rojos y manchados del principal hombre de la oscuridad salió una solemne promesa. Tal vez grabamos 32 canciones y tengo la plena intención de lanzar la parte dos de este proyecto en los próximos seis meses
. Lo único que frena el disco 14 de The Cure, explicó, es la burocracia de las discográficas
.
Era 2008 y, en un álbum de estudio de East Sussex decorado como un bosque encantado, Robert Smith y yo estábamos realizando la única entrevista promocional para el nuevo disco de la agrupación de ese año, 4:13 Dream, una continuación de su lanzamiento homónimo cuatro años antes.
Para las legiones de fanáticos góticos y devotos de la banda, la revelación de que 4:13 Dream era la primera mitad de un álbum doble (una pieza hermana más pesimista) fue como escuchar que Da Vinci también había hecho una Mona Larry
que simplemente tenía que buscar en el cobertizo.
Seis meses después, la segunda mitad del álbum anunciada no se materializó. Seis años después, en 2014, se habló de dos álbumes descartados, 4.14 Scream y un doble llamado 4.26 Dream, pero ninguno de ellos apareció tampoco. Lo que no sabían los fanes de The Cure es que la banda estaba en los inicios de uno de los silencios creativos más largos y frustrantes para los fanáticos.
En junio de 2021, Smith comenzó a hablar en la prensa de dos nuevos álbumes en proyecto. “Uno de ellos es muy doom and gloom y el otro no”, dijo a Zane Lowe, de Apple Music 1; en mayo de 2022 prometió que el primero saldría antes de la gira europea de ese octubre, pero no ocurrió.
The Cure ha tardado 16 años en publicar su 14 álbum de estudio, Songs of a Lost World (Canciones de un mundo perdido). El consenso es que la espera ha valido la pena. Lejos de ser un lastre anticuado a través de la pasada década de estilos alternativos cambiantes, el álbum remodela maravillosamente la estética central de The Cure, un rock crepuscular, acechante y con destellos galácticos.
Anunciado de la forma más discreta posible, con crípticas postales a los fanes y un único póster colocado frente al pub de Crawley donde The Cure dio sus primeros conciertos, el hecho de que Songs of a Lost World esté aquí es un pequeño milagro de estrellas alineadas, finales frustrados e inspiración incesante. Es un disco que se negó a perderse.
La primera canción, Alone, combina un estilo nushoegaze con crepitantes cuerdas antiguas. Warsong es tan grunge y lodoso como cualquiera de los antiguos campos de batalla de PJ Harvey. Drone: No Drone es el intenso electro rock clásico de la banda actualizado a la era de la vigilancia, mientras que And Nothing is Forever, una canción sobre la promesa que Smith hizo de estar con alguien en su lecho de muerte, se despliega desde su vaporosa introducción de piano hasta convertirse en un corredor sónico de luz.
Durante la pandemia, Smith pasó mucho tiempo leyendo vorazmente Guerra y paz y todo John le Carré, y escuchando los demos de canciones descartadas de anteriores sesiones grabadas desde 1991. Temas comenzados en 2010, 2011 y 2013 se añadieron a la olla y Songs of a Lost World empezó a encontrar un contorno más firme.
La clave de la cohesión fue encontrar un principio y un final para el disco. Alone se inspiró en el poema de 1902, Dregs, de Ernest Dowson, y Endsong en una noche estrellada que recordó a Smith una similar en 1969, cuando observaba los cuerpos celestes en el jardín trasero con su padre cuando el Apolo 11 aterrizó en la Luna.
Songs of a Lost World era un disco de tinieblas, aunque en los tres años siguientes adquirió un aspecto más luminoso. ”Imaginaba que este álbum iba a ser implacablemente pesimista”, explica. “Algunas personas de confianza lo escucharon y me dijeron: ‘Es demasiado, no puedes esperar que la gente escuche tanta melancolía’”.
Después de probar seis canciones durante la gira y retocarlas en el estudio, Smith redujo el álbum de 13 a 8 temas y sustituyó algunas de las canciones más sombrías. Es un disco mucho mejor por ello
, concluyó, porque tiene un poco de luz y oscuridad
.
Y aunque Smith afirma que tiene dos álbumes más casi listos para publicar antes de que planee retirar la banda cuando cumpla 70 años en 2029, Songs of a Lost World funcio-naría maravillosamente como una última palabra desamparada de la banda.
Sobre todo porque la austera Endsong, de 10 minutos de duración, se cierra con el mundo entero de Smith disolviéndose en una obscuridad nihilista: Me perderé en el tiempo / sin esperanzas, sin sueños, sin mundo… me quedaré solo sin nada al final de cada canción / nada, nada, nada
.
© The Independent
Traducción: Jesús Abraham Hernández
DERECHOS DE AUTOR
Este contenido pertenece a su autor original y fue recopilado de la página:
https://www.jornada.com.mx/2024/11/06/espectaculos/a08n1esp?partner=rss