La Habana/La música clásica, coral y de concierto se bate en retirada en Las Tunas, donde los intérpretes, agobiados por la falta de dinero y el deterioro de las instituciones, piden al Estado atención y recursos. Además, exigen que la Ley les permita firmar varios contratos, porque la actual normativa prohíbe celosamente tener más de dos “vínculos artísticos”.
Los artistas de la provincia tenían la esperanza de que sus reclamos –al menos en el plano legislativo– encontraran quién los escuchara durante el X Congreso de la Uneac, pero los entrevistados por Periódico 26 ni siquiera están seguros de que la propuesta haya estado sobre la mesa.
Giudel Gómez, director de la sinfónica tunera, resume el panorama en un párrafo lapidario: “La sala de concierto nunca se terminó. Emigran músicos de experiencia. Las condiciones de trabajo son malas. El dinero que percibimos no cubre nuestras necesidades. Desde que se creó la orquesta –más allá del salario– no ha habido inversión para esta, y la necesitamos”.
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Los intérpretes de música de concierto gozaban de cierta independencia, recuerda Gómez, hasta que el Gobierno determinó que entrarían bajo la jurisdicción de la Dirección Municipal de Cultura. A merced de burócratas sin experiencia en el mundo musical, desde entonces las decisiones se toman “sin contar” con los interesados, de ahí que muchos se opusieran. “Planteamos posibles consecuencias, pero no nos escucharon”, señala el director de la sinfónica.
Los intérpretes gozaban de cierta independencia hasta que se determinó que entrarían bajo la jurisdicción de la Dirección Municipal de Cultura
“A raíz de ello se han generado insatisfacciones, porque esta entidad posee su propia dinámica, no tiene especialistas que entiendan nuestro funcionamiento, la información no fluye de manera eficiente, los presupuestos siempre son menores y no hay conciencia sobre cuestiones como por qué es necesario imprimir un programa para el público cuando vamos a dar un concierto”, detalla.
Desde 2022, cuando entró en vigor la Resolución 20 del Ministerio de Cultura, los músicos cubanos han planteado las graves consecuencias que tiene la normativa para quienes se desempeñan como solistas. A Elvira Skourtis, una de las guitarrista más célebres de la provincia, la Ley la obliga a escoger dos de tres agrupaciones, aunque su rol es indispensable en cada una. Como no puede tener más de un empleo fijo, Skourtis cobra menos que sus alumnas en el cuarteto Sultasto –fundado por ella–, una situación inaudita, lamenta.
Ante las quejas, la directora de la Empresa Comercializadora de la Música en Las Tunas se blinda y defiende la medida: se tomó durante la pandemia porque había músicos con hasta cinco trabajos en entidades subvencionadas. “Se hizo un estudio”, detalla, que mostró que muchos violaban el Código de Trabajo. La ley favorece a “todos los artistas”, aduce, no a unos pocos con varios trabajos.
La funcionaria, además, dice saber que hay “más de siete casos” con tres “vínculos artísticos”, aunque su situación sea ilegal
Pero “no ha habido entendimiento”, asegura. La funcionaria, además, dice saber que hay “más de siete casos” con tres “vínculos artísticos”, aunque su situación sea ilegal.
Las Tunas, como toda la zona oriental, es la cuna de ritmos tradicionales cubanos y no es extraño que en una misma familia haya varios músicos. La aptitud musical de los tuneros está ahí “incluso antes de la Revolución”, subraya la directora del coro Euterpe, Aleyvis Araúz, quien lamenta el ninguneo de las autoridades a una institución como la suya, con más de 30 años de trabajo. Los desmanes de la burocracia local y nacional “entorpecen el trabajo, decepcionan, lastran”, coincide el diario.
Ahora el coro ni siquiera tiene una sede propia. Ensayan en el Centro de Superación para la Cultura, un lugar que no tiene condiciones para ensayar. “Y los cuerpos se agotan”, lamenta la directora.
Araúz evoca con nostalgia los “intercambios con los países socialistas” como Bulgaria, Hungría o la Unión Soviética, que mandaban cantantes y recibían a los cubanos. “Luego las presentaciones se empezaron a espaciar, hasta desaparecer. El Período Especial lo complicó todo. Ya no disponíamos de los aseguramientos”, añade, por su parte, el maestro concertista Félix Ramos. Es un pasado que solo se puede recordar “con dolor y nostalgia”, a la luz de la situación actual.
Periódico 26 deja claro que hay intérpretes, pero no espacios ni recursos. Ramón Leyva, director de la orquesta Isaac Nicola, asegura que ante la inexistencia de promotores y agentes tiene que hacer malabares para que los tuneros se enteren de sus conciertos. Ahora ni siquiera hay un lugar al cual convocar al público: el teatro Las Tunas “cerró por reparación y, luego de años, sigue sin abrir”.
El sector de la cultura ha sido uno de los que más han sufrido los vaivenes económicos y legislativos del país
Los problemas prácticos son incontables. Como el Gobierno decidió cerrar una beca –que consistía en un local– que beneficiaba a los intérpretes de otras provincias que vinieran a hacer su Servicio Social a la sinfónica, el conjunto “no puede asumir” su rol de entrenamiento a músicos recién graduados.
Tampoco tienen un lugar privilegiado en la programación, y lamentan que con solo dos conciertos al mes “es difícil formar público”. Y eso que la orquesta ha proporcionado pruebas a los dirigentes de que “las personas están ávidas de música viva”. “¿Entonces?”, se pregunta Periódico 26, después de desgranar el rosario de inquietudes de los músicos tuneros. El silencio de los dirigentes ante los problemas del sector lo dice todo.
El sector de la cultura ha sido uno de los que más han sufrido los vaivenes económicos y legislativos del país. El pasado septiembre, por ejemplo, los músicos de Sancti Spíritus lamentaban las “históricas deudas” de salario que el Estado sostiene con ellos. La Comercializadora ha sido “muy morosa” a la hora de ponerse al día con la bancarización, lo cual ha repercutido en los pagos de los trabajadores.
Además, la corrupción y la ineficiencia son el pan de cada día de las instituciones culturales, como denunciaban varios músicos, en marzo de 2023, entrevistados por este diario. «Ese es el resultado de la incapacidad, el fraude, la ineptitud, ineficiencia y corrupción de un sistema fallido que azota al pueblo cubano. Y este tipo de cosas siempre han sido reclamadas y denunciadas por ciudadanos conscientes, decía entonces el flautista Alberto Rosas.
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