Madrid/El miércoles en Las Tunas, el jueves en el municipio habanero de Diez de Octubre, el viernes en Santa Clara y el sábado, de vuelta en La Habana, en Plaza de la Revolución. El mandatario Miguel Díaz-Canel lleva una agenda frenética desde que regresó de México, donde asistió, el martes, a la investidura de Claudia Sheinbaum.
No es extraño que el presidente designado realice este tipo de recorridos por distintos rincones de la Isla, especialmente si ha ocurrido en el lugar alguna contingencia, como tras el paso del huracán Ian o el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas. Sus discursos, tanto en esas visitas como en las reuniones del Partido, suelen estar marcados por el voluntarismo y la desviación de responsabilidades habitual: la culpa es del bloqueo de Estados Unidos.
Sin embargo, su tono ha cambiado levemente esta semana, en lo que parece una gira de apaciguamiento de los ánimos de los cubanos. “Nadie nos regalará lo que podemos hacer por nosotros mismos”, declaró el miércoles en Las Tunas, donde volvió a llamar a “enfrentar las distorsiones que tenemos en la economía en las relaciones del sector estatal con el no estatal”. Los “vicios” aparecidos en “esos necesarios nexos”, refirió, “requieren de un saneamiento y depurar responsabilidades”.
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Hay 14.000 cuentas fiscales en esa provincia que tienen saldo cero o con poco movimiento de fondos
Hay 14.000 cuentas fiscales en esa provincia, puso a modo de ejemplo, que tienen saldo cero o con poco movimiento de fondos, lo cual es una “ventana a la evasión fiscal”. “El 2025 tiene que comenzar con un escenario más ordenado en ese sentido”, pidió, en esta ocasión sin mencionar a ningún enemigo externo: “El momento es difícil, pero no resulta insuperable; superarlo depende de nosotros mismos”.
El panorama que pintó el viernes en Santa Clara era igual de oscuro, a pesar del tono porfiado de siempre: “De esta vamos a salir, y lo haremos más fortalecidos, pero tenemos que trabajar duro”. En su ciudad natal, Díaz-Canel llevó una “intensa agenda de trabajo” que incluyó encuentros con las autoridades provinciales y todo un peregrinaje por escuelas, parques recreativos e instancias estatales. Para el mandatario, la “política de cuadros” es “el talón de Aquiles” del Partido, y la producción de alimentos, sobre todo de leche, “la piedra en el zapato de nosotros”.
Este sábado, en Plaza de la Revolución, fue más contundente: “Las cosas mal hechas no se contemplan, hay que enfrentarlas con rigor”. La frase es la elegida por Granma para su portada, aunque la foto que acompaña el titular, con las autoridades precisamente contemplando un enorme hueco en mitad de la calle, al parecer hecho por la empresa Aguas de La Habana, de las peor valoradas por los residentes en la capital, no es la más afortunada.
Una de las misiones principales en ese municipio habanero –el más “céntrico” de la capital, según lo califica el diario oficial, con 141.000 habitantes más 30.000 de “población flotante” y el más envejecido de Cuba, con casi 60.000 personas con más de 60 años– fue la misma que el jueves en Diez de Octubre: enfrentar la proliferación de basureros por las esquinas.
Díaz-Canel prometió un “momento diferente en la gestión de los desechos”
Como propuso en Diez de Octubre, el presidente designado “abogó por una mayor participación de la población en las labores de higienización”, si bien aclaró que “ese método no será sostenible en el tiempo” y es tan solo “la primera respuesta a la situación de crisis que se generó en la capital con el tema de la recogida de basura”.
Al respecto, Díaz-Canel prometió un “momento diferente en la gestión de los desechos”, con “decisiones que se están analizando, entre ellas nuevos proyectos de inversión extranjera”, dijo sin aportar detalles.
El mandatario instó también a explicar a la población “con franqueza” los problemas. “Cuando somos insensibles, cuando no nos preocupamos por la gente, cuando hay desidia, cuando se lleva mucho tiempo en una situación complicada y no llega nadie a explicar, a hacer algo, la gente tiene que sentirse mal”, expresó, sin referirse específicamente a posibles protestas que, como en otras ocasiones, tengan lugar por la insostenible escasez de alimentos, agua, luz y combustible.
Y reconoció: “Muchas cosas no tienen que ver ni con bloqueo, ni con recursos. Tiene que ver con la manera en que nos organizamos, la manera en que cogemos lucha y decimos: esto lo tenemos que resolver, esto lo podemos atender”.
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