El oro brilla más que nunca, dejando atrás años de frustración para los inversionistas que apostaron por él.
Por ello Russ Koesterich, director y administrador de cartera en BlackRock, destaca que el panorama actual es inmejorable para este metal precioso, y señala que «las estrellas del oro siguen alineadas».
Muchos inversionistas, incluido el propio Koesterich, han experimentado cierta decepción por el rendimiento del oro en 2021 y 2022. “El desempeño del oro hace unos años es menos sorprendente, dado su historial dispar como cobertura contra la inflación a corto plazo”, afirma el analista.
Sin embargo, el escenario actual ha cambiado radicalmente. «Este año, el oro está demostrando su valor como reserva a largo plazo, especialmente en tiempos de deuda gubernamental estratosférica», señala.
- CHECALO -
Uno de los factores clave que ha empujado al oro al alza es la creciente deuda pública de Estados Unidos, que actualmente supera los 34,7 billones de dólares, como se aprecia en el siguiente gráfico.
Este nivel de deuda es de los más elevados del mundo, con solo Grecia e Italia superando a Estados Unidos en proporción a su PIB dentro de la Unión Europea.
Tal carga de deuda crea una situación insostenible a largo plazo, lo que convierte al oro en un refugio seguro para los inversionistas que buscan estabilidad.
Koesterich señala que el contexto actual es único:
«La última vez que hablé sobre el oro fue a mediados de julio. En ese momento, los factores macroeconómicos tradicionales, como la trayectoria del dólar y las tasas de interés reales, no brindaban apoyo. Sin embargo, los factores de largo plazo estaban empezando a empujar al oro».
Russ Koesterich, gestor financiero.
Desde esa fecha, el oro ha subido otro 10%, y en lo que va del año, el precio del oro ha aumentado un 32% alcanzando máximos históricos, como se aprecia en el siguiente gráfico de TradingView.
Este rendimiento supera ampliamente a otras inversiones, como las acciones y las carteras 60/40 (que invierten un 60% en acciones y un 40% en bonos), lo que lo convierte al oro en una inversión muy atractiva en el contexto actual.
El oro, un activo para tiempos de incertidumbre
Este impresionante repunte convierte al oro en una opción muy atractiva en el contexto actual.
«Cualquier asignación al oro habría mejorado significativamente el rendimiento de prácticamente cualquier cartera de activos múltiples», subraya Koesterich.
Los recientes recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, como el de 0,50% en septiembre, han jugado un papel fundamental en este aumento del oro, rompiendo con la política monetaria agresiva que la Fed había mantenido desde marzo de 2020, como se aprecia en el siguiente gráfico.
Históricamente, el oro ha sido el activo refugio por excelencia en momentos de incertidumbre económica, y su demanda ha subido a la par que bajaban las tasas de interés.
Tan optimista es el panorama que incluso el banco suizo UBS, que había elevado sus previsiones para el oro a 2.750 dólares por onza para finales de 2024, vio cómo este precio se alcanzó mucho antes de lo previsto.
De cara al futuro, Koesterich sugiere incluir una asignación modesta al oro, entre un 2% y un 5% de la cartera, debido a una combinación de factores económicos a corto plazo favorables y la permanencia de impulsores a largo plazo.
Factores a corto plazo: el dólar y las tasas de interés
En los últimos seis meses, tanto el dólar como los tipos de interés reales han cambiado su dirección, pasando de ser factores desfavorables a convertirse en motores del precio del oro.
La relación históricamente negativa entre el oro y el dólar se ha reafirmado recientemente, lo que significa que a medida que el dólar se debilitaba, el oro ha subido de precio. De hecho, el índice del dólar (DXY) alcanzó su punto máximo en abril, pero desde entonces ha caído un 6%, como se aprecia en el siguiente gráfico.
Por su parte, los rendimientos reales de los bonos a 10 años también alcanzaron su punto máximo en abril, situándose alrededor del 2,2%. Hoy en día, esos rendimientos son un 0,60% más bajos, en el 1,60%, explica Koesterich.
Esta caída de los rendimientos reales es crucial, ya que significa que los inversionistas están obteniendo menores ganancias reales por sus inversiones en bonos, lo que aumenta el atractivo de activos alternativos como el oro.
Por tal razón, un nuevo máximo histórico para el metal precioso no está descartado en el corto plazo, ya que se prevé que haya más recortes de tasas en el futuro cercano, de hasta un total de 100 puntos básicos, que podrían anunciarse en las próximas reuniones de noviembre y diciembre.
En tal sentido, Bank of America incluso estima que el oro podría alcanzar los 3.000 dólares la onza para el primer semestre de 2025, impulsado por la incertidumbre macroeconómica, los altos niveles de deuda y las compras continuas por parte de los bancos centrales.
El largo plazo sigue siendo prometedor
Koesterich también pone énfasis en los factores a largo plazo que continúan apoyando al oro. Por ejemplo, los bancos centrales han seguido aumentando sus reservas de este metal precioso.
En el caso de China, las tenencias de oro son aproximadamente un 45% más altas hoy que en 2022, dice el analista. No obstante, el Banco Central de la nación asiática ha dejado de comprar oro para sus reservas en los últimos 4 meses, según Reuters.
Más allá de esto, el oro sigue siendo atractivo para los inversionistas debido a los déficits fiscales estructurales en Estados Unidos, que se agravan cada vez más con un déficit presupuestario anual equivalente al 6-7% del PIB, señala.
La industria del oro también impulsa su precio
El oro no solo se ha fortalecido en los mercados de inversión, sino que también ha dado un impulso significativo a la industria minera.
Como lo reportó CriptoNoticias, la firma de inversiones VanEck subraya que el aumento en los precios del oro ha mejorado los márgenes de las compañías mineras, lo que se ha traducido en un mayor flujo de caja, reducción de deudas y mayores dividendos para los accionistas.
Además, los precios actuales han incentivado la exploración, permitiendo a las empresas mineras financiar nuevos proyectos de crecimiento.
Koesterich concluye que, en este entorno de incertidumbre económica, creciente deuda y políticas monetarias relajadas, el oro sigue siendo una opción sensata.
«Si bien ha sido un gran momento, creo que el precio del oro puede subir más. Recomendaría mantener una posición modesta en oro como reserva de valor en tiempos de incertidumbre», sentencia el analista.
Todo indica que las estrellas del oro están alineadas, y este brillo dorado podría continuar iluminando los mercados por un buen tiempo más.
¿Y qué pasa con bitcoin?
Dicho todo esto, llama la atención que bitcoin (BTC), que es calificado por sus defensores como «oro digital» no esté mostrando un comportamiento similar.
Desde marzo de 2024 que la moneda creada por Satoshi Nakamoto no marca nuevos máximos históricos.
Lo que ocurre es que bitcoin, a pesar de ser conocido como el «oro digital», sigue siendo percibido principalmente como un activo de riesgo en los mercados financieros.
La narrativa de reserva de valor aún no se ha consolidado de forma definitiva en la mente de la mayoría de los inversionistas tradicionales, quienes lo ven más como una apuesta especulativa que como un refugio seguro en tiempos de incertidumbre.
Tal percepción de bitcoin como un activo de riesgo significa que es temprano en su ciclo de adopción y, por tanto, ofrece una oportunidad interesante para los que buscan acumular a precios relativamente bajos.
Desde una perspectiva negativa, esta situación implica que la moneda digital seguirá siendo vulnerable a la volatilidad generada por factores macroeconómicos, como los cambios en las tasas de interés y las tensiones geopolíticas. No obstante, desde una perspectiva positiva, podría interpretarse como la calma antes de la tormenta: un momento para adquirir bitcoin a precios que algún día podrían parecer ridículamente baratos.
A medida que la narrativa del «oro digital» se fortalezca, bitcoin tiene el potencial de empezar a comportarse de manera más similar al oro, especialmente en escenarios de crisis económica y políticas monetarias expansivas.
Los defensores de bitcoin argumentan que sus propiedades, como la escasez programada (21 millones de monedas), la descentralización y la resistencia a la censura, lo convierten en una opción más atractiva que el oro para los inversionistas que buscan una reserva de valor a largo plazo. Sin embargo, la transición de bitcoin desde un activo de riesgo hacia una verdadera reserva de valor global aún está en proceso.
El reto para bitcoin radica en que todavía depende de un contexto macroeconómico favorable para atraer inversión. Cuando el apetito por el riesgo disminuye, como suele suceder en tiempos de alta inflación o crisis, bitcoin puede sufrir caídas abruptas, a diferencia del oro, que típicamente gana fuerza.
El futuro de bitcoin está ligado a su capacidad para convencer a más inversionistas de que no es solo una herramienta de especulación. Si logra demostrar sus cualidades de reserva de valor frente a crisis económicas y depreciación monetaria, es probable que empiece a comportarse de manera menos correlacionada con otros activos de riesgo y más en línea con los refugios tradicionales, como el oro. Cuando eso suceda, el potencial alcista será significativo, especialmente si consideramos la creciente demanda y la oferta limitada.
Sección «¿Y qué pasa con bitcoin?» escrita por Nicolás Antiporovich.
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