Alien: Romulus tiene una doble responsabilidad con la franquicia Alien. Por un lado, explorar en un universo diverso, rico pero mayormente irregular, que se ha expandido de entrega en entrega de una forma más o menos desordenada. Por lo que la cinta de Fede Álvarez, debe intentar ordenar las piezas de información. En especial, construir un puente entre todas las historias — al menos las centrales — que forman la saga. Lo que exige que la película tenga en cuenta la cronología irregular del conjunto de películas y su enigmático subtexto.
Por otro lado, Alien: Romulus es la nueva entrega de una saga de ciencia fundacional en el cine. Por lo que el realizador español, tiene entre sus manos, la responsabilidad de crear toda una nueva visión acerca no solo de las principales obsesiones de las diferentes cintas. También, aportar su ingenio y habilidad visual para contar una historia que se basa, en esencia, en la capacidad de mezclar dos escenarios. El del terror, con una criatura brutal que se hace cada vez más peligrosa, y el de la ciencia ficción dura. Este último, un apartado en el que la franquicia ha tenido mucho que aportar. Entre ambas cosas, el largometraje es un punto esencial para comprender Alien y sus implicaciones en el mundo del cine, a futuro.
Para profundizar un poco mejor en lo anterior, te dejamos las cinco cosas esenciales que debes recordar de la saga. De la extraña cronología de la nueva cinta a la curiosa relación de los diferentes relatos con sus naves. Lo cierto es que la franquicia — pionera en un tipo de lenguaje y aproximación a lo tecnológico que todavía resulta innovador — sigue explorando con éxito en sus puntos más importantes. Algo que Alien: Romulus demuestra con habilidad.
Un punto nuevo dentro de la mitología de ‘Alien’
Hasta ahora, las cintas de la saga, han tenido una cronología particular, que va desde el futuro distante — como su primera entrega — a precuelas especulativas, que exploran en su escenario originario. Este último, el caso de Prometeo (2012) y Alien: Covenant (2017).
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Pero Alien: Romulus innova al narrar un relato acaecido dentro de la línea ya conocida de eventos. El argumento de la película transcurre entre los sucesos de Alien — El octavo pasajero (1979) y Aliens: el regreso (1986). Para ser específicos, 20 años después de la cinta inicial. Por lo que se trata de un interesante experimento que puede darle un aire renovado — y agregar algunas respuestas — a los puntos blancos de la franquicia.
Al estar ubicada en una fecha tan específica, la película de Fede Álvarez, puede explorar en que ocurrió en los 57 años que separan ambos argumentos. Lo que llevaría al misterio subtexto de la secuela dirigida por James Cameron, que deja entrever que Weyland Corp, tenía conocimiento de la existencia del xenoformo y su naturaleza peligrosa. También, podría mostrar cómo se construyó la colonia en el planeta LV-426, al que Ellen Ripley (Sigourney Weaver), debe viajar en la continuación del célebre primer largometraje.
La influencia de Weyland Corp
Si eres fanático de la saga Alien, conoces bien la forma en que la saga ha explorado en las conspiraciones y en la bioética corporativa. Todo a través de Weyland Corp. La empresa ficticia, que ya formaba parte del argumento de la franquicia en su primera entrega, se ha hecho más y más importante, a medida que transcurre el tiempo. En especial, por dejar claro que es la responsable de varios de los momentos cruciales que se narran a través de los diferentes argumentos.
Según explican las mismas películas, Weyland Corporation o Weyland Industries fue creada por Peter Weyland (interpretado por Guy Pearce y Lance Henriksen a lo largo de las décadas). Al principio, la empresa, estaba centrada en la búsqueda de avances tecnológicos de considerable importancia.
Lo que les llevó a vuelos tripulados privados a través del espacio y también, al establecimiento de colonias o planetas de reserva experimental. Según esta misma cronología, en 2025 crearon la primera persona artificial con la serie David. Lo que llevó a una nueva tecnología de punta capaz de tomar decisiones y además, tener completa autonomía. Ambas circunstancias se mezclan en Prometeo y Alien: Covenant, como el origen del fenómeno que dio pasó a la creación de los xenoformos, tal y como se conocen en las cintas.
La influencia de la Teniente Ellen Ripley
El personaje interpretado por Sigourney Weaver y que dio origen a tipo específico de personaje en el cine de acción, se ha vuelto de significativa importancia para comprender la saga Alien. La teniente, que se define en la propia saga como asesora civil del Cuerpo de Marines Coloniales de los Estados Unidos, es emblemática por muchas razones. La principal, por ser una de las primeras figuras femeninas autónomas y de evidente capacidad en el cine de género. Mucho más, construir una forma de explorar en la acción que resulta por completo novedosa.
El resultado es que casi imposible imaginar la saga Alien sin ella. Tanto, como para su personaje, haya protagonizado buena parte de las cintas. E incluso, dejado huella en los relatos en que, por razones de lógica argumental o punto cronológico, no pueden incluirla. En Prometeo, la doctora Elizabeth Shaw (Noomi Rapace), es la figura central y al final, la que tiene la responsabilidad de enfrentar al xenomorfo.
Lo mismo ocurre con Daniels (Katherine Waterston) en Alien: Covenant. Finalmente en Alien: Romulus, Rain Carrandine (Cailee Spaeny), es la nueva figura femenina poderosa en la franquicia. Lo que une a la cinta, casi en un largo legado en el género, a la saga completa.
Los complicados androides en la franquicia ‘Alien’
Desde su llegada al cine, la inteligencia artificial con forma humana ha tenido una especial importancia en la saga Alien. De hecho, en la mayoría de las películas, uno de los más personajes más interesantes, suele ser un androide. Mucho más, uno en especial complicado y sin duda, convertido en una pieza fundamental, ya sea para salvar la vida de los protagonistas o al contrario, ponerlas en peligro.
Como se recordará, en Alien — El octavo pasajero, Ash (Ian Holm), era el encargado de la seguridad y salud de los tripulantes del U.S.C.S.S. Nostromo. Solo para, al final, revelar, que no solo conocía la posibilidad de un encuentro con el aterrador xenomorfo. A la vez, que semejante evento, podría ser el punto de partida de su verdadera misión. A saber: llevar un espécimen a la Tierra.
Para Aliens: El regreso, Bishop (Lance Henriksen) resultó ser un androide de especial valentía. Pero en su lado más tétrico, fue demostrar el control de Weyland Corp sobre toda la tecnología creada bajo su firma. Su rostro era el mismo de su creador, un científico sin nombre que apareció brevemente en el final de la cinta.
En Alien: la resurrección (1997), Annalee (Winona Ryder), fue la responsable de ayudar al clon de Ripley a escapar, aunque de manera involuntaria. Por lo que el personaje de Sigourney Weaver (o al menos, una versión suya), llegó finalmente a nuestro planeta, luego de casi 300 años de exilio y otros horrores.
Dos rostros de un mismo concepto
Pero sería en Prometo y Alien: Covenant en las que sería más obvia la importancia de los androides. Las precuelas, contaron como David (Michael Fassbender), el primer robot de la serie de personas inteligentes de Weyland Corp. fue el artífice indirecto, de la creación de la especie Alien. Lo que le llevó no solo a destruir a la tripulación de dos vuelos tripulados, sino a un planeta entero.
Como contraposición, David debió enfrentarse a su versión más sencilla, pragmática y leal, Walter (también interpretado por Fassbender). Este último, parte de la trama de Alien: Covenant, se convertía en el infortunado vehículo para llevar a David fuera de su exilio y permitirle maquinar sus terribles planes. Cuyos resultados, probablemente, veremos en Alien: Romulus.
¿Un dato curioso? Tanto la saga Blade Runner como la de Alien, comparten universo. O al menos, eso sugiere algunos guiños que el mismo autor ha dado por buenos. Y de hecho, en Blade Runner 2049, se explora un poco sobre la rebelión de los robots, muy semejante a la que sobrevivió el personaje de Winona Ryder en Alien: la resurrección. El robot de Ryan Gosling en la cinta Denis Villeneuve, se mueven en un tipo de conflicto muy semejante. ¿Un dato más intrigante todavía? Una versión más elaborada del tema, se encuentra en la serie de dos temporadas, Raised by Wolves, también de Ridley Scott y que profundiza en el contexto más amplio de la rebelión.
Las grandes naves en la saga ‘Alien’
Hasta ahora, la franquicia se ha distinguido por dar especial importancia a las naves que abordan las infortunadas tripulaciones, asesinadas antes o después por el xenomorfo. De hecho, forman parte importante del apartado estético de la franquicia. Con su aire industrial, desgastado y levemente destartalado, las diferentes aeronaves de la saga Alien, dieron un paso relevante en el desarrollo de la estética de la ciencia ficción.
Antes del estreno de la primera película de la saga Alien, las naves solían tener un aspecto estético impecable. Por lo que la visión pesimista imaginada por Ridley Scott y su equipo de producción, marcó un norte en la evolución del lenguaje del género. Gracias al U.S.C.S.S. Nostromo, la tecnología reutilizable — que daba la impresión de un uso frecuente — cambió para siempre la forma de concebir lo tecnológico en el cine.
En adelante, siguió sus pasos. La nave Prometeo, más lujosa y compacta, igualmente estaba pensaba — y diseñada — para el uso y la reutilización de piezas. Por otra parte, la nave colonial Covenant, capaz de albergar a 15 tripulantes, 2000 colonos y 1140 embriones humanos a bordo, era más grande y con instalaciones destinadas a fomentar la comunidad. Por ahora, se ha mostrado poco las características de la nave en que viajarán los ocupantes de la nave/laboratorio Romulus, pero cabe suponer que tendrá toda una nueva serie de características originales. Todo destinado a evolucionar el diseño y el sentido de la estética de la franquicia.
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