Muchas personas tienen la costumbre de llevarse arena o conchas de las playas a las que viajan, como si se tratase de un souvenir gratuito de autoservicio. Si esto fuese algo aislado no habría problema, pero hace tiempo que comenzó a realizarse de forma masiva, por lo que los científicos se lanzaron a avisar que podría poner en peligro tanto el relieve como la biodiversidad de las playas. Ya hay más personas concienciadas al respecto, pero parece que no hay tantas que se hayan concienciado sobre los riesgos de construir pilas de piedras.
Estos montones, conocidos como cairns por un término escocés, se construyen con muchos usos. Hay quien los coloca en los senderos para guiar sobre el camino seguro y adecuado. También hay personas que los construyen con fines espirituales, como una forma de conectar con la tierra. Y, lo más común últimamente, muchísimos visitantes en playas y senderos los ponen en pie para fotografiarlos y posturear en redes sociales.
Esa moda precisamente es la que ha hecho que las pilas de piedras dejen de ser algo anecdótico y se conviertan en un riesgo tan grande como el de la arena robada de las playas. Al cambiar de sitio tantas piedras, se ven afectados muchos animales y plantas, pero además se expone la superficie a una mayor erosión. Puede parecer algo totalmente inocuo, pero detrás hay mucho más riesgo del que parece.
Animales y plantas afectados por las pilas de piedras
Hay muchas especies animales que viven entre las rocas, por lo que las pilas de piedras pueden literalmente destruir su casa. Es, por ejemplo, el caso de muchos moluscos y cangrejos. También algunos reptiles, como el lagarto de pared de Madeira, están sufriendo las consecuencias de esta moda cada vez más habitual en Instagram.
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Por otro lado, se sabe que hay aves marinas que construyen sus nidos en grietas entre las rocas. Es por eso que en 2018 la Blue Planet Society advirtió que quienes colocan pilas de piedras podrían estar destruyendo estos nidos sin saberlo.
También hay muchas algas y plantas que se pueden destruir inconscientemente al hacer estas construcciones. Sobre todo se ven afectados los musgos y las hepáticas, muy parecidas entre sí. Por ejemplo, según explicaron en 2020 los 14 científicos firmantes de una carta al editor de Human-Wildlife Interactions, en algunos lugares muy afectados, como la península de Ponta de São Lourenço, en Madeira (Portugal), una de las víctimas más afectadas por este hábito es la hepática Riccia atlantica. Se sabe que esta planta está en serio peligro de extinción, por lo que los daños generados con las pilas de piedras pueden ser terribles.
Cuidado con la erosión del suelo
Del mismo modo que ocurre cuando se roba arena o guijarros de las playas, el cambio de sitio para fabricar pilas de piedras puede ser muy peligroso para el suelo. Las rocas se encargan de protegerlo de la erosión, por lo que si se eliminan y este queda descubierto puede verse muy añado. Además, en el caso de las playas esto puede provocar la acumulación de sedimentos dentro del mar, que afectarían a la biodiversidad marina. Es un efecto dominó que daña aún más los ecosistemas con cada ficha que cae.
El problema es más serio de lo que parece
Podríamos pensar que unas pocas pilas de piedras no hacen daño a nadie. El problema es que no se trata solo de unos pocos montones. A lo largo de la historia estas construcciones se han usado con fines rituales y religiosos, pero no han causado ningún daño porque se trataba de pocos montones en sitios muy puntuales.
Ahora, esta costumbre está mucho más extendida de lo que parece. Por ejemplo, entre 2016 y 2017 un grupo de voluntarios del Parque Nacional de Acadia, en Estados Unidos, retiró 3.500 pilas de piedras en solo dos montañas del parque.
Los científicos que firmaron la carta antes mencionada sobre la isla de Madeira alertaron que menos de 200 pilas de piedras en una hectárea de terreno pueden provocar una erosión muy importante en el suelo.
Por eso, es importante avisar a los turistas y al resto de la población para que no construyan pilas de piedras ni en las playas ni en ningún otro lugar de la naturaleza. Para guiar a los senderistas ya hay balizas e incluso aplicaciones móviles. Y para posturear en Instagram tenemos millones de métodos que no hacen ningún tipo de daño a los ecosistemas. No lo olvides en estas vacaciones.
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