La música transformó la escritura de José Agustín y la atmósfera creativa del siglo XX
▲ Aspectos del acto realizado en la Fonoteca Nacional.Foto María Luisa Severiano
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▲ Aspectos del acto realizado en la Fonoteca Nacional.Foto María Luisa Severiano
Ana Mónica Rodríguez
Periódico La Jornada
Domingo 18 de agosto de 2024, p. 6
La pasión que desarrolló José Agustín con la música fue una relación de telepatía
que le sirvió para explicar diversos sentimientos, inspirarse en su proceso creativo y disfrutar de momentos familiares, detallaron los hijos del escritor: Andrés, Jesús y José Agustín en la sesión de escucha “¿Cuál es el soundtrack de tu vida?” en la Fonoteca Nacional.
En el auditorio Murray Schafer, la noche del viernes, se reprodujeron diversas fotografías, así como piezas musicales que dieron sentido a la vida del narrador, ensayista, dramaturgo y cineasta perteneciente a la llamada literatura de la onda, fallecido el pasado mes de enero.
Se escucharon los testimonios de los tres Ramírez Bermúdez, quienes recordaron la forma en la que la música transformó la escritura de José Agustín y la atmósfera creativa de la segunda mitad del siglo XX en México, a la par que leyeron fragmentos de la más reciente edición del libro emblema: La nueva música clásica.
“El título de esta sesión ‘¿Cuál es el soundtrack de tu vida?’ lo retomamos porque fue la última conferencia que dio José Agustín cuando estaba en un teatro en Puebla, luego sufrió un accidente y ya no volvió a presentarse en público. Es una especie de metáfora para referirnos a cómo la música dio forma a nuestra vida y se convierte en parte de esa narración, sentimientos e ideas”, explicó Jesús, médico especialista en siquiatría y neurosiquiatría.
Poesía y rock
Con las memorias, comentarios y anécdotas del escritor, sus hijos entretejieron fragmentos de canciones vinculadas a cada momento, iniciando con Por los caminos del sur, la cual es un homenaje a sus orígenes; guerrerense ilustre, cuya familia estaba en el ámbito de la Revolución Mexicana
.
Su corazón, coincidieron sus hijos, estuvo con el rock. Probablemente uno de sus sacerdotes espirituales fue Elvis Presley
y se escuchó la voz del mítico cantante con el tema I was the one.
Entre los recuerdos, de diversos artistas y épocas, se escucharon vibrantes temas como el de Mannish Boy, de Muddy Waters y Like a Rolling Stone con The Rolling Stones.
La poesía y el rock, fueron imprescindibles “en la mitología joseagustiniana, porque si bien es un personaje contra cultural, que estaba en la fiestas y se decía hacía quien sabe cuántas cosas, era un tipo muy espiritual y, parte de su literatura y música trata sobre eso, porque le interesaba ese viaje del descenso a los infiernos, la salida al purgatorio y la recuperación de una de experiencia muy primordial. Una y otra vez nos repetía, que por ejemplo, en la canción de PinkFloyd, A Saucerful of Secrets, el orden surge del caos”.
Otras de sus pasiones, dijo Jesús, fue Janis Joplin y vibró el tema Kozmic Blues. José Agustín se reinventaba con la música; cuando estaba demasiado metido en una onda, aparecía un nuevo grupo o banda y se renovaba su espíritu; seguía adelante con su literatura
. Y en el saturado auditorio se escuchó a Dire Straits con Water of love.
Del libro La nueva música clásica, el periodista, pintor e ilustrador Agustín Ramírez Bermudez, leyó fragmentos para recordar las palabras de su padre. En esta edición integral, revisada y complementada de Grijalbo, se lee que la obra es una exploración personal y profunda sobre el rock: la revolución musical que comenzó en los años cincuenta con el rocanrol, le dio la vuelta al mundo en los sesenta montada en los hombros de Los Beatles y transformó para siempre la música popular con las experimentaciones del movimiento jipi, más los que siguieron
.
En el prólogo, el poeta Alberto Blanco, sostiene “Muchos sentimos en aquellos momentos que se gestaba algo muy grande: una serie de músicos geniales estaba transfigurando un género de música popular en un vehículo de alto poder… pero en México sólo José Agustín lo vio y lo dejó escrito con increíble claridad. Un adelantado”.
En la nota editorial se explica: “La primera versión de este ensayo se publicó en mayo de 1968 –es quizá el primer libro sobre rock escrito en México–. Ahí José Agustín vertió sus reflexiones sobre la dimensión artística del rock, sus inclinaciones musicales (ofrece al final un exquisito catálogo mínimo) y algunas consideraciones sobre el contexto cultural y el espíritu de esa década prodigiosa. Luego, en 1985, escribió una segunda versión, que más allá de continuar el trabajo de la primera, reconsidera muchas de sus posturas y suma nuevos puntos de vista, amén de diversos descubrimientos para comprender la asombrosa transformación que experimentó la música durante esas tres décadas”.
José Agustín, nacido en agosto de 1944, recibió diversos reconocimientos y premios: Latinoamericano de Narrativa Colima en 1983, el Nacional de Literatura Juan Ruiz de Alarcón en 1993, el Dos Océanos (otorgado por el Festival Internacional Biarritz) en 1995, el Nacional de Ciencias y Artes en la modalidad Lingüística y Literatura y la Medalla Bellas Artes en 2011.
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