Stonehenge. (Will Dunham/Handout)
La piedra central, conocida como la Piedra del Altar del monumento de Stonehenge, procedía del norte de Escocia, a más de 750 kilómetros del monumento, según un nuevo análisis de la composición geoquímica de los minerales de la piedra, según revela una investigación publicada este miércoles en la revista científica Nature. Esto nos revela que los pobladores de la edad de bronce de las llanuras de Salisbury, en Gran Bretaña, estaban más organizados de lo que en un prinpicio pensábamos.
Anteriormente, se había pensado que la Piedra del Altar procedía de Gales, a 240 kilómetros, concretamente de las colinas de Preseli. El nuevo trabajo sugiere que los antiguos británicos fueron mucho más lejos, tal vez transportando la Piedra del Altar cientos de kilómetros, para colocar la roca en el centro de Stonehenge. ¿Cómo llegó la piedra hasta ahí?
El megalito central de Stonehenge, la Piedra del Altar, es la más grande de todas las piedras que componen el monumento: mide 4,9 metros de altura × 1,0 metro de ancho × 0,5 metros de profundidad. Es una piedra reclinada, que pesa 6 toneladas y está compuesta de arenisca micácea verde pálida con una mineralogía distintiva, que contiene barita, calcita y minerales arcillosos, con una notable ausencia de feldespato potásico.
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Los datos isotópicos de circón (mineral) y rutilo detríticos (mineral) y apatita (grupo de minerales azules) indican que la Piedra del Altar de Stonehenge tiene una procedencia de la ORS en la Cuenca Orcadiana del noreste de Escocia. Dada esta procedencia mineral detrítica, la Piedra del Altar no puede haber sido obtenida del sur de Gran Bretaña.
Las ruinas de Stonehenge. REUTERS/Toby Melville
Algunos postulan un mecanismo de transporte glaciar para las piedras de Mynydd Preseli a la llanura de Salisbury. Sin embargo, dicho transporte para la Piedra del Altar es difícil de conciliar con las reconstrucciones de la capa de hielo que muestran un movimiento hacia el norte de los glaciares y erráticos desde las Montañas Grampianas hacia la Cuenca Orcadiana durante el Último Máximo Glacial y, de hecho, las glaciaciones anteriores del Pleistoceno.
Por esa razón, estos científicos proponen que la piedra puede haber sido transportada en un barco, a través de una ruta marítima desde el noreste de Escocia hasta el sur de Gran Bretaña. “Estos hallazgos sugieren un alto nivel de organización social dentro de la Gran Bretaña neolítica que permitió el transporte de larga distancia” señala el profesor Anthony Clarke.
Las firmas isotópicas de los restos animales y humanos de los henges -las estructuras arquitectónicas prehistóricas- en la llanura de Salisbury demuestran la movilidad de las personas neolíticas dentro de Gran Bretaña. Además, los elementos arquitectónicos compartidos y los motivos de arte rupestre entre los monumentos neolíticos de Orkney, en el norte de Gran Bretaña, e Irlanda apuntan al movimiento a larga distancia de personas y materiales de construcción.
La llave de todo estaba en la composición química de la piedra. De hecho, tal como explican los autores de la investigación, lo importante para resolver el origen de la procedencia de la Piedra del Altar pasaba por desencriptar lo que nos podía revelar el circón y la apatita. Estos minerales proporcionaron pistas clave sobre la fuente de la piedra, que se rastreó hasta el noreste de Escocia, específicamente en la formación geológica del Orcadian Basin. Los circones y la apatita fueron cruciales para establecer la conexión geoquímica entre la piedra de Stonehenge y las formaciones rocosas escocesas.
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