La Habana/En una grabación de 18 minutos que pronto se convirtió en diatriba, el Gran Maestro de los masones cubanos, Mario Alberto Urquía Carreño, explicó por primera vez su posición personal tras ocho meses de crisis en la fraternidad. Sentado en su despacho –el mismo del cual fueron robados, el pasado enero, 19.000 dólares–, pasó revista a los acontecimientos y ofreció su punto de vista sobre una situación de la que, opina, “se ha hablado demasiado”.
Entre los datos más sobresalientes que reveló están el hecho de que la Gran Logia de Florida retiró el reconocimiento a su homóloga cubana; que sus enemigos organizan un movimiento para “separarse de la Gran Logia” y constituir una independiente; y que ya había iniciado la restitución del dinero robado.
El video es, en sí, una reacción a un documento publicado por el Supremo Consejo del Grado 33, el otro gran cuerpo masónico cubano, que preside la persona que lo acusó del robo: José Ramón Viñas Alonso. Urquía Carreño criticó que dicho papel –su compromiso, ante la Policía, de que se responsabilizaba por la pérdida del dinero y prometía aportar el monto– fuera presentado como una admisión de culpabilidad por su parte.
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Al publicar el documento, Viñas actuó con mala intención –acusa el Gran Maestro– pues el Ministerio del Interior explicaba que no tenía “culpa” en el incidente
Al publicar el documento, Viñas actuó con mala intención –acusa el Gran Maestro– pues el Ministerio del Interior explicaba que no tenía “culpa” en el incidente, aunque se responsabilizara con la devolución del dinero. El documento, afirma, fue anulado por las autoridades. “Lo firmé porque mantengo el compromiso con el asilo de retribuir el dinero”, dijo, en referencia al Asilo Masónico Llansó, a la cual pertenecía la suma robada.
De hecho, Urquía Carreño reveló que ya había depositado 270.000 pesos en la cuenta del Asilo Llansó, cuyo recibo mostró a la cámara.
El Gran Maestro aclaró que no tenía apuro para devolver la totalidad del dinero –supuestamente, su fecha límite era marzo–, porque el Gobierno pidió que no se violara ninguna ley para conseguir los dólares perdidos. «Las autoridades manifiestan que el dinero debe reponerse al cambio en CUP, o sea, a razón de 120 pesos (por dólar), y eso automáticamente, trae pérdida para el asilo”, alegó, por lo cual había guardado silencio sobre el robo, que debió haberse resuelto sin acudir a las autoridades.
“Cuando yo manifesté en la reunión del Patronato –la organización que dirige el asilo– que no era conveniente ir ahí (a la Policía), eso se usó como que a mí no me convenía porque yo tenía alguna culpabilidad. Esa culpabilidad hoy se ha determinado que no existe, pero se quiso enfocar eso así”, se defendió.
Diego expresó “con mucha claridad” que, ante los ojos del Gobierno, él no tenía culpa por la pérdida del dinero
Aludió también a la reunión de los masones habaneros con Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista, a inicios de mes, en la que Urquía Carreño no participó. Diego expresó “con mucha claridad” que, ante los ojos del Gobierno, él no tenía culpa por la pérdida del dinero.
Urquía Carreño se siente víctima de una “excesiva publicidad negativa” por parte de “algunos hermanos masones” y han atacado a la mipyme dedicada a la construcción de la cual es dueño. Lamentó que el escándalo espantara a varios clientes e informó que muchos de sus contratos habían cesado. Dijo estar buscando nuevos negocios, para pagar el dinero a los masones y garantizar “la manutención de la familia”.
El compromiso “no se ha quedado en el aire”, resumió Urquía Carreño, antes de lanzar varias saetas contra Viñas, por no escatimar “alegaciones” contra su persona. Aseguró que tenía un “derecho básico a la defensa” contra las “aberraciones jurídicas” de Viñas, a quien acusó de comportarse de manera irregular y desobedecer el reglamento masónico en múltiples ocasiones.
Viñas “injurió” y “trajo descrédito” al Gran Maestro, alega Urquía Carreño, que admite que por esa razón lo acusó ante la Corte Suprema de la masonería cubana
Viñas “injurió” y “trajo descrédito” al Gran Maestro, alega Urquía Carreño, que admite que por esa razón lo acusó ante la Corte Suprema de la masonería cubana. “Ha habido una injerencia del Supremo Consejo hacia esta Gran Logia”, añadió. “Tengo pruebas”, subrayó, “de que se orquestó en la sede del Supremo Consejo las acciones que se tomaron el 24 de marzo”. Ese día, un grupo de masones expulsó a Urquía Carreño con los gritos de “¡fuera, ladrón!” de una sesión de la Alta Cámara masónica.
También acusó a Viñas de organizar la protesta que se produjo el pasado julio en la Gran Logia, junto a las puertas del despacho de Urquía Carreño. La protesta fue reportada “en vivo y para el mundo”, se quejó. Aludió directamente –sin nombrarla– a la periodista Camila Acosta, una “dama” que estuvo “haciendo preguntas” sobre los asuntos internos, que los masones no hablan “no solo con las damas, sino con ninguna persona que no sea miembro de nuestra institución”.
Sobre el Tratado de Amistad y Mutuo Reconocimiento, piedra angular de las relaciones entre la Gran Logia y el Supremo Consejo, actualmente suspendidas, Urquía Carreño dijo que tenía interés de restaurarlos. “A este Gran Maestro, que le han dicho hasta usurpador, no está usurpando nada”, justificó.
“A este Gran Maestro, que le han dicho hasta usurpador, no está usurpando nada”
La grabación de Urquía Carreño contribuye a acentuar el cisma entre ambos cuerpos masónicos. Uno de sus últimos pedidos se dirigió a quienes “militan en la Gran Logia” para que la “defiendan” del Supremo Consejo dirigido por Viñas. Su acusador realiza movimientos por toda Cuba –ahora está en Santiago, dijo– para exhortar a los masones cubanos a ponerse contra la Gran Logia y fundar un cuerpo masónico aparte.
“Llegó la hora del video”, concluyó, aludiendo a su propio mensaje. “Esto sirvió para noticias internacionales” que lo pintan como un villano y a Viñas como el héroe. Ahora, dijo, le toca a él relatar su versión.
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