La Habana/La presa política Yilian Oramas García depuso este martes su huelga de hambre en la prisión Cuba Panamá para seropositivos. La villaclareña había sido castigada con un cambio de régimen de menor a mayor rigor tras llegar tarde de un pase el 13 de agosto. Oramas, que vive a más de 250 kilómetros de la prisión –ubicada en Mayabeque–, inició la protesta para pedir que se revocara la medida, a lo que las autoridades finalmente accedieron esta semana tras cambiar la sanción por la suspensión de dos visitas a su casa.
Además de tener VIH, Oramas, de 43 años, también es diabética y tras la huelga debió ser atendida por el personal sanitario de la prisión. “Ella estaba muy débil porque es diabética, le pusieron sueros en el hospitalito que tienen en la prisión”, contó su madre, María Josefa Oramas, a Martí Noticias.
Según la mujer, Oramas “levantó la huelga, pues el jefe de Cárceles y Prisiones de Mayabeque (Yunior Lázaro Santana), en conjunto con la Seguridad del Estado, le quitó la revocación que era por dos años y, en su lugar, le tumbaron dos pases”.
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La madre respira aliviada, pues un cambio a un régimen de mayor severidad significaría que su hija debe cumplir la totalidad de la condena
Pese a que considera que la medida es injusta, la madre respira aliviada, pues un cambio a un régimen de mayor severidad significaría que su hija debe cumplir la totalidad de la condena sin derecho a una salida anticipada. “Con la dictadura no se gana, pero la revocación significaba que tenía que cumplir los tres años”, dijo.
Oramas fue condenada a seis años de cárcel por participar en las protestas del 15 de agosto de 2021 frente a la funeraria de la ciudad de Santa Clara, donde reside, para pedir mejor asistencia sanitaria en medio de la pandemia de covid-19. Su esposo, Geobel Manso, también fue detenido en esa ocasión y actualmente está encarcelado. El tribunal imputó a Oramas los delitos de atentado y resistencia.
En peor situación está el también preso político Loreto Hernández García –detenido tras las protestas del 11 de julio de 2021 (11J) en Placetas (Villa Clara)–, quien cumple sentencia en la prisión de hombres de Guamajal. Según contó su hija Rosabel Sánchez a Martí Noticias tras visitar a su padre y a su esposa Donaida Pérez Paseiro –también prisionera de conciencia–, Hernández se encuentra en un mal estado de salud.
“En esta visita pudimos conversar, pudimos observar, pudimos visualizar nosotros mismos la situación que presenta mi padre de salud. Mi padre, cada vez que vamos a verlo, adelgaza más”, explicó Sánchez. “A menudo le da un dolor en el lado izquierdo, un dolor que le coge el pulmón. Le está dando falta de aire, está descompensado con la diabetes. (…) Nos explica que en varias ocasiones tiene decaimiento, flojera. En cuanto a la salud, vimos que no ha mejorado nada, cada vez está peor, está muy mal”, denunció.
Según Sánchez, las autoridades de la prisión utilizan el mal estado de salud de su padre para coaccionarlo
Según Sánchez, las autoridades de la prisión utilizan el mal estado de salud de su padre para coaccionarlo y prometerle el traslado a un régimen de menor severidad donde pueda ser atendido y cumplir la menor condena. “La Seguridad del Estado se ha acercado a él y le ha propuesto acogerse a los beneficios para darle la mínima y pasarlo para el campamento para comenzar a darle pases y esas cosas y, tanto él como su esposa, se niegan a dichos beneficios”, contó Sánchez, que asegura que la pareja “se mantiene firme”.
Hernández y su esposa, al momento de las protestas, presidían la Asociación Yorubas Libres de Cuba, en Placetas, y fueron condenados a siete y ocho años de cárcel respectivamente. Organizaciones e instituciones como Amnistía Internacional, la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EE UU, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas y Solidaridad Cristiana Internacional, además del Departamento de Estado de Estados Unidos, los han incluido en sus informes y registros como presos políticos y han exigido al régimen cubano su liberación.
El pasado junio llegó a Estados Unidos el preso de conciencia Lázaro Yuri Valle Roca luego de que las autoridades forzaran su salida. Estaba demacrado y enfermo a consecuencia de los malos tratos sufridos a manos de sus carceleros. “Ha sido mucha la tortura que me han hecho”, recalcó entonces el periodista, que cumplió tres años en el Combinado del Este de La Habana, la mayor prisión del país.
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