Holguín/Los vecinos de Cayo de Mayabe, un poblado del municipio de Holguín, llevan más de 20 años pidiendo la construcción de un mercado que les permita adquirir alimentos sin tener que trasladarse hasta la ciudad cabecera, a cuatro kilómetros de distancia. Este año, con la lentitud característica de los proyectos estatales, por fin se colocaron los primeros ladrillos, pero los residentes prevén que, a estas alturas, el local no sirva de nada.
“Llevamos tiempo rogando por un punto de venta de alimentos y nos lo vienen a hacer cuando no hay comida que vender”, lamenta una vecina del asentamiento holguinero. Con las paredes levantadas y un techo provisional de zinc, la construcción del mercado parece avanzar un paso para retroceder dos. “Le habían puesto unas puertas y marcos de aluminio y al poco tiempo se las robaron. No le han vuelto a poner carpintería”, señala la mujer.
Según los residentes de Cayo de Mayabe, se prevé que el local cuente no solo con espacio para el mercado, sino que también podrían incorporarse una farmacia y una bodega. Esta última representaría un alivio para los cientos de pobladores de la comunidad, que deben viajar con frecuencia al reparto Pueblo Nuevo, en la ciudad de Holguín, donde están inscritos, para adquirir los alimentos racionados.
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Se prevé que el local cuente no solo con espacio para el mercado, sino que también podrían incorporarse una farmacia y una bodega
El lento paso al que avanza la edificación del local mixto, sin embargo, mantiene en el desespero a los vecinos, que han visto pasar unos cinco meses sin que se haya construido algo más que los cimientos y los muros.
El esqueleto de la bodega incluso se ha llenado de hierbas y pequeños matorrales y cactus, que no sobrevivirían si se trabajara a ritmo constante con cemento o cal.
Los vecinos de Cayo de Mayabe, un pueblo principalmente de alfareros que se dedican a la elaboración de ladrillos y tejas, esperaban que para este 26 de julio –fecha en la que el régimen se empeña en remozar las ciudades para simular un ambiente festivo– ya el mercado vendiera algunas viandas y vegetales.
No obstante, la construcción sigue estancada, corriendo el riesgo de que, si las autoridades siguen dejando que el tiempo pase, la estructura se ablande o se derrumbe, y haya que empezar de nuevo. Muchos pobladores incluso han perdido la esperanza de tener una bodega funcional: “Si no la abrieron hace 15 años, cuando las cosas iban mejor, no creo que la terminen ahora, cuando no hay con qué construir ni abastecer”.
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