Sancti Spíritus/Tras semanas de “pesca milagrosa” en la agotada presa Zaza, la Empresa Pesquera de Sancti Spíritus obtuvo 1.980 toneladas de pescado, lo cual representa un sobrecumplimiento de un 113% en su plan semestral y un 28% de lo recolectado en toda Cuba. Con muy mala memoria, la prensa oficial celebra el resultado –“en saludo al 26 de julio”, de cuyos actos la provincia es sede– y omite la alarmante situación del embalse, lastrado por la sequía.
Solo ahora, meses después de que Escambray anunciara la frenética “zafra acuícola” que se llevaba a cabo en Zaza para no “desaprovechar” el nivel bajísimo del mayor embalse de la Isla –a un 13% de su capacidad en mayo–, las autoridades admiten que perseguían un récord de pesca en el marco de las celebraciones oficiales por la mayor efeméride del régimen.
Los protagonistas de estos seis meses han sido las brigadas –flotillas– Sierra, Pantera, Pitirre, Liudmila y Tuinucú, a cuyos empleados no hubo que decirles que siguieran sacando peces aunque el plan estuviera ya cumplido. Era un “encargo estatal”, explicó Escambray esta semana, atizado por la promesa de que también estaban “pescando más salario”. La tonelada se pagó a 4.000 pesos.
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El periódico local reconocía entonces su preocupación por Zaza, donde los peces “se pueden coger con la mano”
El periódico local reconocía entonces su preocupación por Zaza, donde los peces “se pueden coger con la mano”, una oportunidad que los hambrientos pescadores de la zona no desaprovecharon con constantes “chinchorreadas” como la que este jueves reporta Cubadebate. Los botes desbordados, las redes atestadas, flotillas enteras en la parte navegable del embalse, los trabajadores de la estatal Acuiza exhibiendo tilapias de gran tamaño; las escenas de “abundancia” tras una “batalla tensa” contra la presa llenan el idílico reportaje, que no dice una palabra sobre la sequía.
Sacaron 500 toneladas más que en 2023 –según Cubadebate–, cuando la situación de Zaza era estable y las especies que la pueblan podían ser pescadas sin peligro de extinguir el ecosistema de la presa, compuesto por carpas, tencas, tilapias y bagres.
Las autoridades admiten que hubo una “sequía intensa” y que las lluvias de primavera han sido “escurridizas”, lo cual mantiene “bajos” los niveles de agua en Zaza. Esa referencia, sin embargo, es interpretada como una buena noticia porque “cataliza las capturas”. “Aportar alimentos” es la divisa, para lo cual les dieron una pequeña “mejora en las condiciones de trabajo”: la empresa les entregó 20 botes más y motorizaron dos.
“Aportar alimentos” es la divisa, para lo cual les dieron una pequeña “mejora en las condiciones de trabajo”
Pescaron tanto que Cubadebate se da el lujo de bromear sobre las “fuerzas y habilidades” que los musculosos pescadores desarrollaron para sacar la red, repleta de “buenos ejemplares”. Colmadas con la “preciada carga”, las flotillas vuelven a la orilla con mucha dificultad. El patrón de la brigada Tuinucú –a la que mejor le va– reveló su secreto: sobrepasar el plan diario –de 5 a 6 toneladas– aunque sea en pequeñas cantidades. Así se logró la “prominente campaña”, que no acaba.
El pasado mayo, Cubadebate dio detalles sobre el panorama de Zaza, que con su capacidad para albergar 1.020 millones de metros cúbicos de agua es la mayor presa del país. De esa cantidad, solo había en ese momento 132.600 metros cúbicos. Los pescadores preveían entonces que una gran cantidad de peces muriera, por lo que habían recibido el visto bueno de Acopio –cuyos camiones abrieron sus puertas en la orilla para que no hubiera trampas a la hora de entregar al Estado lo que el Estado pide– para una “pesca acelerada”.
La opinión de uno de los pescadores, Armando García, era que Zaza estaba “agonizante”, y que solo se podía trabajar en “arroyuelos y algún charco”. El medio también reconocía que los peces no estaban suficientemente desarrollados para enfrentar, sin riesgo para sus comunidades, una campaña así.
Tampoco la limpieza de Zaza era buena: la suciedad y el exceso de vegetación lastraban la navegación de los pescadores y permitían que los peces se ocultaran. Creada en 1975, en las inmediaciones de la presa viven 264.000 personas –muchas de ellas también ejecutan una pesquería ilegal y de pequeña escala en sus aguas.
Desde hace cinco años el embalse no abre su aliviadero –es decir, no se ha llenado– y ahora, en muchos de los recovecos que ha dejado la sequía, pastan vacas. Lo constató 14ymedio, que visitó la presa en junio y vio que muchos guajiros han hecho de tripas corazón: si no se puede pescar, al menos el exiguo ganado puede aprovechar las hierbas que reverdecen donde alguna vez hubo agua.
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