La Habana/Aunque la prensa oficial presentó su discurso como el pistoletazo de salida de una nueva etapa económica para Cuba, hubo poca novedad en la intervención este miércoles del primer ministro, Manuel Marrero, en el Parlamento. El cuádruple objetivo del ministro –“recoger el exceso de circulante del peso, avanzar en la dolarización parcial de la economía y en el proceso de bancarización, e incrementar la recaudación tributaria y fiscal”– lo lleva persiguiendo sin éxito el Gobierno desde hace meses.
La realidad de la Isla va por otra parte, como intuyó este martes la economista oficialista Iliana Díaz, que hace pocas semanas dio por “agotado” el modelo económico cubano y pidió un cambio ante las cámaras de Televisión Cubana. Ahora, la directora de la Red de Emprendimientos de la Universidad de La Habana propone en OnCuba, en lugar de la obsesión gubernamental por “corregir distorsiones”, poner los pies en la tierra y mejorar las condiciones de los privados.
Según Marrero, se establecerá un pago de aranceles a las importaciones de las mipymes, de quienes habló con cierta saña en su discurso y a las cuales había criticado el propio Miguel Díaz-Canel este martes. La economista ve con malos ojos esta suerte de “culpa” de la situación económica que ha caído sobre las mipymes y opina que son hijas del escenario en el que se insertan.
- CHECALO -
Según Marrero, se establecerá un pago de aranceles a las importaciones de las mipymes, de quienes habló con cierta saña en su discurso
“Las mipymes nacieron en un contexto de recesión e inflación”, argumentó, aludiendo a la Tarea Ordenamiento de 2021, que “generó distorsiones muy fuertes”. Sin miedo a usar el juego de palabras que se ha popularizado desde entonces, la economista admite que el Ordenamiento “desordenó la precaria estabilidad monetaria que tenía el país”.
Su diagnóstico es implacable: fue “un diseño inadecuado en un mal momento”. En medio de todo eso nacen las mipymes, con la intención de que estas produzcan, oferten y complementen a la empresa estatal. Pero, lógicamente, caen dentro del mismo contexto de recesión e inflación”, explica. Ahora, las mipymes ponen precios altos porque tienen que ir al mercado informal para comprar las divisas. Como sabemos, la bancarización ocurre de un lado, pero no del otro”.
El nuevo documento anunciado por Marrero deroga la Resolución 115 de 2020 del Ministerio de Economía y Planificación, que llevaba la firma del defenestrado –y actualmente en paradero desconocido– Alejandro Gil, uno de los autores intelectuales de la Tarea Ordenamiento. “Administrar los desequilibrios” y “reducir la brecha cambiaria” están entre los objetivos de la medida, que se aplica –admitió– en un contexto de inflación, alza de precios y bajos salarios.
La medida tiene, además, una connotación política y Marrero aludió, sin nombrarlo, al mecanismo de observación del mercado informal de divisas
La medida tiene, además, una connotación política y Marrero aludió, sin nombrarlo, al mecanismo de observación del mercado informal de divisas que gestiona la plataforma independiente El Toque: “Tenemos que ponerle fin, a que desde un país en el extranjero y desde una computadora, se proyecte cuál es la tasa de cambio que debe regir en el país”, alegó.
Lo demás lo dicen los números. Unas 1.831 multas al sector no estatal, 115 regulaciones a pequeños empresarios que pretendían viajar, 127 solicitudes de retiro temporal y 24 de retiro definitivo de la licencia para ejercer la actividad económica.
Es un enfoque equivocado, según Díaz, y se aleja del modelo de “fomento” al sector privado que propone. “Hoy gastamos mucha energía en perseguir a las mipymes, topar los precios, controlarlas en extremo. Esas energías deberían estarse poniendo en lograr que todo se articule, pero a través de mecanismos económicos y no administrativos”, comenta.
La solución no es emboscar a las mipymes con medidas administrativas como las que dictó este miércoles el primer ministro, sino fomentar su desarrollo con políticas que concedan más autonomía, un reclamo reiterado de varios empresarios cubanos.
Fomentar, ejemplifica, es eximir a las mipymes del pago de varios impuestos –una petición que está en las antípodas del discurso del primer ministro– o la entrega de áreas para producir bienes. “No ha habido, sin embargo, una política de fomento ni para el trabajo por cuenta propia, ni ahora para las mipymes, ni para las cooperativas”, lamenta. “Tiene que haber muchas más mipymes, muchas más cooperativas, más actores no estatales. Esto es necesario por múltiples razones”.
“Tiene que haber muchas más mipymes, muchas más cooperativas, más actores no estatales. Esto es necesario por múltiples razones”
Hay que impulsar, explica Díaz, la competencia entre el sector estatal y el privado, y evitar medidas como el tope de precios, que califica como “descolocadas y sin ningún fundamento”. “Se hizo con los productos agrícolas y no resolvió nada, y ahora tampoco lo hará”, asevera.
El aumento del 25% de la tarifa a quienes consumen más de 500 kilovatios por hora –una medida aplicada en marzo, en la cual el Gobierno cifraba sus esperanzas de recaudar más dinero– tampoco tuvo el “resultado esperado”, según Marrero, que advirtió que vendrían “nuevas medidas”.
Otro problema, analiza Díaz, es que el Gobierno da por sentado que la piedra angular de la economía es el sector estatal, cuando es un modelo que ha “mal funcionado” desde hace décadas. “La empresa estatal nunca ha sido realmente eficiente, rentable, ni ha funcionado como una empresa”, remata.
“Hay que cambiar el modelo… A los ojos del Gobierno, las mipymes se han convertido en un peligro para las empresas estatales y para el socialismo. Eso hay que revertirlo”, insiste Díaz. La conclusión de Marrero –caricaturesca– no pudo ser más distinta: “La principal causa externa (del fracaso de la economía) es y seguirá siendo el bloqueo”.
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