La Habana/Si algo quedó claro este lunes tras el análisis en la Asamblea Nacional sobre el desempeño de la Industria Alimentaria y la Agricultura en lo que va de año, es que ninguno de los sectores –muy dependientes entre sí– avanza a buen paso. Tampoco se prevé una mejoría, pues los problemas que más los golpean persisten: el combustible sigue escaseando, los salarios son insuficientes para evitar que los trabajadores se vayan y los productores, a quienes deben millones de pesos, prefieren no hacer negocios con el Estado.
Según reconoció Alexis Rodríguez Pérez, director general de Economía y Desarrollo Agropecuario del Ministerio de la Agricultura, frente al Parlamento, de los diez rubros fundamentales, desde el año pasado y hasta el momento solo se cumplen cuatro: las hortalizas, las viandas, el maíz y el arroz. En estado crítico se encuentran, en cambio, las producciones de carne, leche y huevo.
El funcionario advirtió de que “los índices de producción de carne bovina y equina han estado afectados por el deficiente trabajo organizativo entre las empresas y el (Combinado) Cárnico para la contratación de los productores, la insuficiencia en la transportación de los animales al matadero por falta de combustible, el bajo peso de los animales sacrificados por déficit en la alimentación y la sequía en algunos territorios”.
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De un plan de 20.400 toneladas de este tipo de carne para el primer semestre de 2024 apenas se lograron 15.200
De un plan de 20.400 toneladas de este tipo de carne para el primer semestre de 2024 apenas se lograron 15.200. De la porcina, solo se alcanzaron 3.800 toneladas en el mismo período, de las 11.300 proyectadas. Las cifras son alarmantes si se comparan con las de 2022, cuando se produjeron en el año, solo de bovina, 172.300 toneladas.
Los huevos también se quedaron en 94.070.000 unidades por debajo de las 231.900.000 unidades pactadas. “Otros productos también marcan la tendencia a la baja con respecto al plan: el frijol, el tabaco agrícola, la leche, el café, el cacao y la miel”, añade Cubadebate sin mencionar cifras.
Con semejantes números, no sorprende que 74 empresas del sector hayan cerrado el semestre con pérdidas de 1.199.946.100 pesos, siendo las de peor situación la Avícola, Tabacuba, la Agroforestal, la Ganadera y Labiofam. Asimismo, los impagos a los guajiros, debidos a la enorme deuda de Acopio, es otro lastre. Los dos casos más críticos son las deudas de Artemisa, 167.694.630 pesos, y Mayabeque, 15.166.378.
“La causa fundamental es la deuda de Acopio-La Habana con las empresas”, explica la prensa oficial, que asegura que para “solucionar” el problema el Banco Central de Cuba aprobó un crédito de 400 millones de pesos, además de un crédito revolvente (puede volverse a solicitar si se paga en tiempo) de 100 millones que permitirá a Acopio “pagar las compras actuales a las empresas agropecuarias comercializadoras, entre otros créditos aprobados a otras empresas que arrastran deudas del año 2022”.
La medida, no obstante, está lejos de hacer desaparecer el problema real: la falta de presupuesto del Estado y los modelos empresariales fallidos que no garantizan la producción. “El Gobierno parece haber normalizado esa gran ‘distorsión’ de la economía cubana llamada Acopio, que continúa con su sempiterna manía de no pagar sus deudas, una mala práctica que hoy se premia con generosos créditos de la banca estatal”, lamenta en su cuenta de X el economista Pedro Monreal.
Los salarios de los productores no son los únicos que ponen en juego a la industria alimentaria. En el primer trimestre del año, 6.723 trabajadores estatales y 7.418 cooperativistas abandonaron labores relacionadas a la zafra, en su mayoría en busca de “oportunidades laborales de mayor remuneración y la demanda de fuerza de trabajo calificada por parte de los nuevos actores económicos”, reconocen las autoridades.
“Para concluir la pasada zafra y cumplir el plan se tuvo que buscar personal extra, entre ellos 113 reclusos que se incorporaron a la faena”
“Para concluir la pasada zafra y cumplir el plan se tuvo que buscar personal extra, entre ellos 113 reclusos que se incorporaron a la faena”, añaden. El “descubrimiento” de que los salarios son insuficientes es, como mínimo, “alucinante a estas alturas del juego”, considera Monreal.
La campaña azucarera no solo perdió parte importante de su plantilla, sino que la escasez de combustible, la falta de fertilizantes y la quema de caña –se perdieron 750.000 toneladas por este motivo–, además de unas 16.000 hectáreas que quedaron sin recogerse, lastraron la producción. La mala calidad de la planta también fue motivo de queja entre los productores.
Durante los primeros meses de 2024 las leyes y resoluciones implementadas, como la Ley de Pesca y de Soberanía Alimentaria, tampoco han logrado mejorar la situación. La mayor flexibilidad para entregar licencias a los pescadores, entre otras medidas, han logrado aumentar los permisos en un 48% respecto a 2022, pero cada vez menos pescadores hacen contratos con el Estado –pues ya no es obligatorio para obtener la autorización–. Como resultado, “las capturas declaradas por estos actores económicos ascendieron a 1.029 toneladas en el 2023 y 214 toneladas hasta abril del presente año, pero las empresas pesqueras solo han comprado 104 toneladas, un 48,8% de la captura declarada”, calculan las autoridades.
“También se incumplen las capturas y la producción industrial, alcanzando solo un 68% de lo planificado”, lo que tiene su principal causa en la escasez de pescadores, “la falta de condiciones de vida y trabajo para dar una mejor atención a los trabajadores” y la desatención a los embalses.
El balance de la Isla es exactamente lo que advertían los diputados desde el inicio de las sesiones sobre Agricultura e Industria Alimentaria: en la economía cubana hay una “tendencia al incumplimiento” y muy pocas soluciones claras.
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