Madrid/El temor ha cundido pronto entre los pequeños empresarios de la Isla que hace pocos meses afrontaban con ilusión una tímida apertura en las relaciones entre Cuba y EE UU. Los anuncios realizados por Manuel Marrero el pasado 17 de julio para “recoger el exceso de circulante del peso, avanzar en la dolarización parcial de la economía y en el proceso de bancarización, e incrementar la recaudación tributaria y fiscal” les generan pesimismo, pero, sobre todo, lo último que quiere ese sector: incertidumbre.
«Nos enfrentamos a una economía increíblemente difícil, con un marco legal que siempre está cambiando», reconocía a Bloomberg Línea hace pocos días Aldo Álvarez, fundador de Mercatoria. Su negocio se dedica a la importación, distribución y producción de alimentos en la Isla –trigo, pollo y aceite de cocina más específicamente–, lo que llevó a Álvarez el pasado noviembre de 2023 a formar parte de la delegación de empresarios residentes en la Isla que acudió a un evento en Miami auspiciado por cubanoamericanos para fomentar el sector privado en Cuba.
“La nueva regulación podrá contribuir a mitigar los problemas de inflación, facilitar la capacidad de importar productos básicos que tan urgentes son hoy para nuestra población”- CHECALO -
Entre las iniciativas más comentadas en aquella cita estaba la posibilidad de que los empresarios cubanos pudieran abrir cuentas en bancos estadounidenses, una medida que fue aprobada por la Administración de Joe Biden el pasado mes de mayo. Aunque aún planeaban las dudas sobre cómo implementarían la decisión las entidades sin rebasar los límites del embargo, la noticia alentó no solo a los propietarios de pymes, también a algunos grupos de la oposición como D Frente. “La nueva regulación podrá contribuir a mitigar los problemas de inflación, facilitar la capacidad de importar productos básicos que tan urgentes son hoy para nuestra población, y quizá desatar algunos ‘nudos’ que limitan la producción”, señaló la plataforma.
En el paquete de medidas anunciado por Marrero en la Asamblea Nacional, se enunció, sin embargo, que se implementarán los cobros y pagos de las “formas de gestión no estatal –como prefiere denominar eufemísticamente el oficialismo al sector privado– desde cuentas en bancos cubanos”.
La medida, dijo al medio económico Oniel Díaz, de la consultora Auge, “golpea el corazón de los empresarios de la Isla”. El empresario, que tiene más de 300 clientes en Cuba, explica que las cuentas en el extranjero son fundamentales para poder hacer pagos en el exterior, debido a la imposibilidad de acceder a las divisas dentro de la Isla. La alternativa es el mercado negro, donde el precio del dólar está disparado pese a haber experimentado un notable retroceso desde el pico que vivió en mayo y a principios de junio, cuando rozó los 400 pesos.
Aunque a lo largo del mes de julio tanto el dólar como el euro en el mercado cambiario paralelo parecían retroceder sin frenos, ambos han logrado contenerse y este lunes la moneda europea está en 340 pesos, mientras el dólar ya alcanza los 330.
“La normativa aún no ha salido, nadie sabe cómo funcionará, pero ya estamos viendo cómo la gente limita sus importaciones, sobre todo de alimentos”, dijo Díaz a Bloomberg Línea.
La medida, dijo al medio económico Oniel Díaz, de la consultora Auge, “golpea el corazón de los empresarios de la Isla”
Aunque Marrero hizo hincapié, como su jefe, Miguel Díaz-Canel, en que no se estaba intentando hacer daño al sector privado sino, simplemente “ordenarlo”, los empresarios no comparten esta visión.
«La percepción de algunas personas es que el Gobierno quiere sacarnos del negocio, otros piensan que simplemente quiere más control», dijo el dueño de Mercatoria, aludiendo a la evasión fiscal. El primer ministro acusó ante el Parlamento a “las formas de gestión no estatal” de haber eludido pagos por valor de 50.000 millones de pesos y dijo que esto suponía un tercio del déficit fiscal, aunque el propio Gobierno sitúa ese dato en 98.000 millones.
Además de estas medidas, que aún están por concretarse, las autoridades cubanas sí han puesto ya en práctica otras que contribuyen a una cierta parálisis del sector privado, que aún no sabe cómo gestionar la situación. Al límite del 30% de beneficio sobre las ventas, se unieron los topes de precios a seis productos, una norma de errática introducción, que, para más inri, se revisará en función de la evolución de los acontecimientos, lo que añade aún más incertidumbre al panorama. Todo ello ha llevado a muchos a esconder los alimentos a la espera de mayor claridad, aunque la amenaza de inspecciones masivas y sanciones puestas a velocidad de vértigo planea sobre ellos.
Mark Entwistle, antiguo embajador canadiense en Cuba y miembro de la Escuela Munk de Asuntos Globales y Políticas Públicas de la Universidad de Toronto, dijo a Bloomberg Línea que, pase lo que pase, el Gobierno no renunciará a los privados, porque los necesita para mantener la economía a flote. «El sector privado está aquí para quedarse en Cuba, ampliamente apoyado por el Gobierno. Por supuesto, el diablo siempre está en los detalles».
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