Panamá/Se cumplen diez años del establecimiento del foro China-Celac, una plataforma que ha consolidado la disposición de China a incidir de forma significativa en su relación bilateral con los países de América Latina para proyectar su influencia en la región. La Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, instituida en 2011 bajo el liderazgo de la Venezuela de Hugo Chávez, es un foro regional multilateral que carece de institucionalidad formal y que excluye de su seno a Estados Unidos y a Canadá.
De lo anterior se deduce el apego de Pekín por la Celac, pues ésta promueve un ecosistema que no otorga un rol preeminente a la promoción de la democracia, los derechos humanos y la transparencia. Esto colisiona –justamente– con el orden liberal regional que promueve la Organización de los Estados Americanos (OEA), en cuyo ápice se encuentran dichos valores y principios.
Durante la última década, la competencia estratégica entre Washington y Pekín se ha intensificado, trasladándose también a América Latina, donde históricamente EE UU ha ejercido una influencia significativa. Esta autoridad histórica generó una respuesta antiestadounidense en la región que ha sido instrumentalizada por China a través de la promoción de la Celac y su institucionalización.
- CHECALO -
La irrupción de la Celac en la ONU también ha facilitado mayores sinergias entre China y el G-77
Inicialmente, la cooperación China-Celac se planteó en el ámbito discursivo y político. Una cooperación tendiente a promover la emergencia de un orden internacional multipolar dividido en zonas de influencia. Ello motivó la incorporación de la Celac en el sistema de las Naciones Unidas, reemplazando de facto al Grupo Latinoamericano y del Caribe (Grulac), que era el bloque que tradicionalmente incidía en la organización mundial.
La irrupción de la Celac en la ONU también ha facilitado mayores sinergias entre China y el G-77, una coalición de 133 países en vías de desarrollo que promueve sus intereses colectivos y una capacidad de negociación mejorada dentro de las Naciones Unidas. China forma parte del club y realiza contribuciones económicas significativas, lo que ha llevado al desarrollo de un modus vivendi entre Pekín y la organización por el cual la gran mayoría de declaraciones del grupo se firman como Grupo de los 77 y China.
Tanto la penetración de la Celac en el sistema de Naciones Unidas como el manejo del G-77 confirman la tendencia de China a instrumentalizar organizaciones y foros multilaterales para promover su revisionismo del orden liberal internacional, a través de la multipolaridad. Sin embargo, detrás de una narrativa idílica se esconde el deseo de China de cambiar el orden mundial para hacerlo más proclive a sus intereses.
Tanto la penetración de la Celac en el sistema de Naciones Unidas como el manejo del G-77 confirman la tendencia de China a instrumentalizar organizaciones y foros multilaterales
Además, el foro China-Celac ha supuesto para Pekín una apertura política directa con los países con los que no tenía relaciones diplomáticas. Los intercambios de alto nivel y las reuniones ministeriales en el seno de la Celac durante la última década contribuyeron a que nada menos que cinco países, desde 2017, reconocieran a Pekín en lugar de Taiwán. El avance de China en Centroamérica se afianzó con la revocatoria del estatus de observador permanente de Taiwán en el Parlamento Centroamericano (Parlacen) y su sustitución por China.
En el ámbito de la cooperación, el foro China-Celac adoptó un plan de acción en áreas clave para el período 2022-2024. El documento marco identifica los sectores donde hacer efectiva dicha cooperación a través de “consultas amistosas en igualdad de condiciones”. La cooperación en áreas como seguridad, comercio e inversión, financiamiento, agricultura, ciencia y tecnología, aviación y sector aeroespacial, energía y recursos, infraestructura, educación o medios de comunicación, entre otras, sienta las bases para que China continúe con su esquema bilateral pero ahora en un marco multilateral.
Esto plantea una aparente incongruencia pues es difícil concebir una cooperación bilateral sujeta a un marco multilateral. Y no sólo eso: al no estar sujeta la cooperación bilateral china al régimen institucional y público de la cooperación multilateral, la opacidad y la falta de transparencia que caracteriza a la cooperación china acaba materializándose a través de acuerdos difusos y secretos.
Así, Cuba, Venezuela y Nicaragua han optado por retirarse del orden liberal regional –en cuyo centro se encuentra la OEA– y promueven activamente la Celac como alternativa
Este modelo sin duda alguna ha sido fundamental para dar oxígeno a las autocracias latinoamericanas, hasta el punto de que el esquema propuesto por China ha terminado de empoderarlas. Así, Cuba, Venezuela y Nicaragua han optado por retirarse del orden liberal regional –en cuyo centro se encuentra la OEA– y promueven activamente la Celac como alternativa.
A la vez, los esfuerzos de China por promover la institucionalización de la Celac ha llevado a que países con un historial deficiente en materia de transparencia y libertad, como México, El Salvador, Honduras, Guatemala o Bolivia, adopten posturas ambivalentes y selectivas en temáticas vinculadas a la transparencia, los derechos humanos y la democracia. Al contrario, favorecen una alternativa más transaccional, como es el modelo de la Celac, y menos enfocada en los valores y principios.
Por tanto, el foro China-Celac está siendo utilizado por Pekín para cooperar e invertir a nivel bilateral en algunos países de la región, bajo la etiqueta del “beneficio mutuo”. Con la exclusión, por descarte, de Washington, y ante el incierto panorama que se avecina tras las elecciones estadounidenses de noviembre, contrapesos al foro China-Celac se antojan fundamentales. En este sentido, las cumbres Unión Europea-Celac representan una alternativa interesante para preservar los valores y principios interamericanos desarrollados por el orden liberal regional.
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Nota de la Redacción: El autor es abogado, profesor e investigador asociado en la Universidad Santa María La Antigua, en Panamá, y colaborador de Análisis Sínico en www.cadal.org
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