La Habana/En la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento no se escuchó este martes nada parecido a lo que hacía Alejandro Gil, defenestrado el pasado marzo, detenido y en paradero desconocido, que maquillaba sus datos con voluntarismo y sonrisas. Más sombrío, y vigilado de cerca por Miguel Díaz-Canel, el actual ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, llevó –junto al mandatario– la voz cantante sobre un semestre de “distorsiones”, “descontrol” y “problemas”.
De camisa negra, el mandatario cumplió con el discurso de severidad que ha caracterizado los debates de esta semana en el Parlamento y advirtió de que, aunque no se trataba de una “cacería de brujas”, sí se ejecutaría un nuevo “ordenamiento con todas las formas”. Su punto de partida: el fracaso de la bancarización.
Por cada peso en efectivo que circula en el país, solo tres centavos se transfieren de manera electrónica, explicaron los funcionarios durante la sesión. Hay, no obstante, un discreto aumento –de 2,17%– en los pagos digitales, en comparación con enero. En la Isla hay 10.836.000 tarjetas activas.
- CHECALO -
Por cada peso en efectivo que circula en el país, solo tres centavos se transfieren de manera electrónica, explicaron los funcionarios durante la sesión
Hay un “exceso de circulante y una alta demanda de efectivo”, dijo Díaz-Canel, que acusó a un “grupo de personas” de retener los billetes. Su plan es establecer una “economía digital”, en la que todos los trámites y servicios “tienen que” pasar por los servidores de los bancos. La realidad es bien distinta. Solo el 48% de los mercados agropecuarios estatales, ilustró, cuentan con opciones de pago electrónico.
El mandatario peroró sobre la “cultura del QR” –el código de respuesta rápida– y pidió “fomentar su uso”, sobre todo en pueblos pequeños y en los campos, donde la conexión a internet –dato que Díaz-Canel omitió– suele ser pésima o inexistente. “El país ha demostrado que puede resolver los problemas”, insistió.
Sobre el “rollo de las pérdidas” –como denominó Granma al endeudamiento de las empresas estatales–, Díaz-Canel culpó a los “pagos excesivos del sector estatal al no estatal”, de los que no dio detalles aunque aseguró que habían sido “detectados”. “Sabemos que hay dirigentes que, sin haber pasado por los mecanismos colegiados de dirección, han tomado la decisión de establecer contratos sin mirar los precios que le están proponiendo para resolver un problema, cogiendo dinero del presupuesto y llevándolo a gastos excesivos”, dijo.
Díaz Canel pidió un control mensual del vínculo entre ambos sectores, y aportó un dato que valoró como “problemático”: el 70% de las cuentas de los privados están vacías. El dinero de mipymes y cuentapropistas no se deposita diariamente en el banco, como pidió el Gobierno, lamentó el mandatario, que expuso que tenía evidencias de evasión fiscal en muchos casos. Unos 63.000 trabajadores por cuenta propia y 1.188 mipymes son considerados como “subdeclarantes” y dejaron de pagar 340 millones de pesos al Estado, en el caso de los primeros, y 152 millones, en el caso de las segundas.
El dinero de mipymes y cuentapropistas no se deposita diariamente en el banco, como pidió el Gobierno, lamentó el mandatario
Ordenó el “control popular” de las entidades y dijo que su Administración tenía que resolver con presupuesto estatal “más de 32 problemas sociales”, que no enumeró. Aludió al factor “subjetivo” de la bancarización: aquellas personas o entidades que no han querido adaptarse. Su “no disposición” a bancarizar sus transferencias ha llevado al Gobierno a controlar más sus movimientos, “respetando la política y las leyes del país”, pero con espíritu inflexible.
Por último, se refirió a las “pillerías”, como denominó a las trampas y subidas de precios en el comercio minorista. “Cuando saben que hay un control, cierran el negocio, esconden los productos y hay otros que dicen cómo no voy a ganar en este producto, le subo el precio a este otro”, dijo, para explicar su visión del “método” de los vendedores.
Criticó que los negociantes pusieran su “interés personal” por encima del “compromiso social”, y apeló a la conciencia de quienes “van en contra del obrero cubano”. “Esas son las cosas –aseveró– que nosotros tenemos que pensar; porque un proceso de construcción socialista es con conciencia, no con vanidad ni con ambiciones”, pontificó, lavándose las manos de cualquier responsabilidad de su Gobierno en los vaivenes económicos del país.
Criticó que los negociantes pusieran su “interés personal” por encima del “compromiso social”, y apeló a la conciencia de quienes “van en contra del obrero cubano”
Mencionó –también sin ofrecer detalles– que se han registrado “actitudes discriminatorias” a trabajadores que son “violentados” en el proceso de contratación. “Se nos han acumulado muchos problemas”, concluyó el mandatario, que repitió uno de sus mantras: «Prácticamente, las divisas que hoy entran al país las empleamos para adquirir alimentos, combustibles para la electricidad y algunos insumos para producir medicamentos».
Ahora, Díaz-Canel enarbola una nueva regla de oro tributaria: “Que todo el mundo aporte todo lo que tiene que aportar”.
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