Los últimos episodios de la tercera temporada de Los Bridgerton, comienzan en el mismo escenario de los anteriores. Penélope (Nicola Coughlan) y Colin Bridgerton (Luke Newton), acaban de descubrir el amor entre ambos. Una revelación que pone fin a meses de tensión, situaciones ambiguas y al final, una larga historia de amistad que parecía no llevar a ninguna parte a los personajes. La serie de Shonda Rhimes para Netflix, no olvida sus orígenes como romance y le rinde tributo de inmediato.
Pero la temporada tres, se encargó de llevar las cosas a su cauce, para brindar cuatro primeros capítulos en que el romance que une a la pareja de temporada no solo fructificó. A la vez, se volvió una mirada al futuro de uno y de otro. En especial de ella, a punto de dejar de ser una candidata ideal para el matrimonio y muy cerca de aceptar una proposición, solo por evitar seguir bajo el techo de su familia.
De modo, que la historia retoma su ritmo, pero con una diferencia: por primera vez, Bridgerton no depende del amor entre sus protagonistas, sino el conflicto a punto de estallar entre ambos. Para los últimos capítulos de la entrega, Penélope y Colin lidian con dos situaciones al mismo tiempo. De momento, él desea contraer matrimonio y anunciarlo de la forma más pública posible.
Los Bridgerton (parte 2)
‘Los Bridgerton’ concluyen su tercera temporada elevando el nivel y convirtiendo a la entrega en la mejor de la serie. No solo por resolver su conflicto central de una manera sorprendente y sofisticada, sino además, encontrar su propio estilo, más allá de sus transgresiones al drama de época. El resultado es una premisa de amor trágico que se hace cada vez más interesante y complejo hasta su impactante cierre.
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El amor en medio de lugares complicados en ‘Los Bridgerton’
Ella, por su parte, sabe que un compromiso semejante, incluye revelar sus actividades como la autora del folletín de moda. Lo que pesa sobre el compromiso de ambos con una presión extra. Ala cuál habría que añadir, la decisión de la reina Charlotte (Golda Rosheuvel) de revelar quién es la voz de la discordia y los chismes de alto nivel que ha tenido que enfrentar en más de una ocasión.
Por último, está la oposición de Eloise (Claudia Jessie), la hermana de Colin, a que el compromiso entre este y Penélope se lleve a cabo. La razón: el haber descubierto en la temporada pasada que su amiga de la infancia, era la pluma detrás de Lady Whistledown. Eso, después de haber soportado sus críticas y burlas durante meses. Lo que también sufrió Colin en cierta manera.
Los nuevos capítulos no solo enfrentan de inmediato el dilema, sino que lo convierten en el centro de la temporada. Se trata de un cambio intrigante en la habitual dinámica de la serie, basada en su totalidad en la forma en que la pareja central de turno encuentra el amor. Pero resulta, que aquí no solo lo encontró, sino que está dispuesto a llevarlo al altar. Y de hecho, termina por hacerlo. Pero atravesando un único inconveniente: la revelación potencialmente destructora del alter ego de Penélope, que podría destruir su vida — social y amorosa — y además, enfrentar a su familia a la corte.
Una nueva manera de contar el amor
Esta entrega, es un experimento que muestra sus piezas y transforma a la adaptación de Julia Quinn en algo por completo nuevo. Por un lado, es la primera en dividir sus capítulos en dos partes al momento de su estreno. Al otro, toca directamente uno de los elementos más conocidos de la producción.
A saber, la identidad de Lady Whistledown, la corresponsal de chismes y habladurías de la Londres imaginada por la ficción. La combinación de ambas cosas, convirtieron a sus primeros cuatro capítulos, en un prólogo interesante a lo más denso de su temporada. Lo que convierte a la conclusión, en una rápida narración sobre una aparente desgracia en puertas que se muestra desde distintos ángulos. Esto es: que Penélope se vea aplastada por las consecuencias de años de expresar su inconformidad a través de un folletín.
Lo que abarca, contraer matrimonio con Colin (que una vez se revela el gran secreto de temporada, decide seguir con sus planes de matrimonio para no deshonrar a Penélope) y afrontar su vida en medio de una situación cada vez más complicada y angustiosa. Habrá final feliz (más o menos), pero no de inmediato.
Un final de temporada más interesante y mejor escrito que los anteriores
Con el poco tiempo a disposición en pantalla, los últimos capítulos de la nueva temporada de Los Bridgerton, hacen un uso hábil de los acontecimientos. Por lo que rápidamente, Penélope debe enfrentarse a la amenaza de Eloise. Debe admitir, es Lady Whistledown ante Colin y también, ante la Corte para afrontar las consecuencias. De no hacerlo, la misma Eloise lo hará sin importar lo que deba ocurrir.
Con semejante sentido de urgencia, la serie alcanza entonces sus mejores momentos. Lo que debió ser un momento de felicidad para Penélope, se convierte en una angustia tortuosa que además debe plantearse dos opciones. Perder a Colin — ya sea por su confesión o que Eloise lo haga — o desaparecer, lo que podría incluir aceptar un compromiso que no desea. Lo más interesante de los últimos episodios, es el hecho como la serie explora el elemento romántico — central de la producción — desde un ángulo nuevo. Esta vez, la felicidad parece trágica de origen.
También, permite al guion explorar con más tino y mejor detalle a sus personajes. En especial, a Penélope y a Colin. Más que enamorados, ambos son puntos ejemplares de la sociedad que representan en la ficción. Por lo que para Penélope, a punto de entrar en el terreno de nadie de las solteronas, admitir que traicionó la confianza de su prometido y de su familia, la condena al rechazo.
Por su parte, Colin sabe que está enamorado de una mujer compleja a la que no entiende del todo. Luke Newton da su mejor actuación como un hombre entre terrenos complicados y mucho más, como un amante devoto. Los Bridgerton dejan atrás varios de sus giros cursis y predecibles, para brindar a la tercera temporada una considerable personalidad que marca un antes y un después en la serie.
Nada será igual después de la tercera temporada de ‘Los Bridgerton’
Uno de los puntos de mayor interés en esta conclusión, es demostrar que la serie puede reinventarse a sí misma. Los Bridgerton parecían anclados en su fórmula única de profundizar en un romance complicado que concluye con felicidad eterna. Aunque la tercera temporada se basa en el amor la mayor parte del tiempo, permite espacio para preguntas genuinas acerca de los deseos, búsquedas y temores de sus personajes. Mucho más, cuando el amor amenaza — o puede — cambiar sus vidas.
Más cercana al chic romántico que todos los capítulos previos, el cierre de la tercera temporada no busca narrar — no del todo — un drama histórico. Por lo que toda la estética — desde la apariencia de sus personajes hasta su entorno — se vuelve una segunda mirada a una historia cada vez más audaz. Penélope no es una dama en desgracia. Es una mujer con talento que debe decidir como utilizarlo mejor y si debe sacrificar el amor en medio de un tránsito complicado que la llevará a enfrentar a Colin.
Sin duda, Los Bridgerton han transitado un largo camino desde ser un drama de moda a una producción elegante. Lo que su tercera temporada confirma con una historia más profunda, adulta y para su final, tan conmovedora como para llevar a las lágrimas a sus fanáticos. Con la puerta abierta a la cuarta entrega, la serie parece haber alcanzado su mejor momento. Una buena noticia para sus seguidores.
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