Hierro meteorítico y técnicas metalúrgicas avanzadas están detrás de este tesoro de más de 3,000 años de antigüedad

Un grupo de científicos ha descubierto que en uno de los tesoros más valiosos de la Edad de Bronce se hizo con hierro meteorítico.

A finales de 1963 se descubrió, por el arqueólogo José María Soler y sus colaboradores, un conjunto de orfebrería, fechado hacia el año 1,000 a.C, que pasó a la historia bajo el nombre del  “Tesoro de Villena”. Este constituye uno de los hallazgos más asombrosos de la Edad de Bronce europea. Fue encontrado en Villena (España), y sigue siendo objeto de análisis entre los arqueólogos, más ahora que un estudio sostiene que algunos de sus componentes fueron logrados con hierro meteorítico.

El Tesoro de Villena se exhibe actualmente en el Museo de Villena. La página oficial del recinto apunta que lo bienes de este conjunto son en su mayoría piezas de oro: 11 cuencos, 28 brazaletes, 3 botellas y otras piezas más. Además, siguiendo con la información del sitio, hay 3 botellas de plata, 2 piezas mixtas y 1 brazalete de hierro.

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Entre todo lo que conforma el tesoro, destacan en este momento un brazalete y una semiesfera que están adornados con oro y protegidos en una vitrina blindada del museo. Resulta que un descubrimiento reciente, publicado en la revista Trabajos de Prehistoria, y dirigido por Salvador Rovira-Llorens, exjefe de conservación del Museo Arqueológico Nacional de España, reporta que las piezas señaladas fueron elaboradas con hierro procedente de meteoritos.

Material extraterrestre y técnicas avanzadas

Lo que también es sorprendente es que el estudio hecho en torno a estos objetos propone que las técnicas metalúrgicas, empleadas para hacer las piezas, eran mucho más avanzadas de lo que se llegó a creer.

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Los investigadores determinaron que las piezas corresponden a hierro meteorítico luego de analizarlas en  el laboratorio Curt-Engelhorn-Zentrum Archäometrie de Alemania. Con las pruebas llevadas a cabo, los autores del estudio concluyeron que el material es de origen extraterrestre.

A pesar de esto, los científicos reconocen que, para mejorar el grado de certeza que deja su trabajo, es necesario realizar otras pruebas. Todas ellas suponen un mayor coste económico.

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