En 2019, un equipo de paleontólogos encontró al norte de Montana los restos de un dinosaurio que a bote pronto podría ser un Triceratops. Sin embargo, cuando dos científicos reconstruyeron las piezas de su cráneo, vieron que en realidad se trataba de una especie nunca vista. Un nuevo dinosaurio que ha sido bautizado como Lokiceratops rangiformis, en honor del dios nórdico de las mentiras. Véase la cursiva, porque, en realidad, Loki no era un dios. Pero eso lo dejamos para otro día.
Este no es un dinosaurio mentiroso. Si se ha optado por este personaje para ponerle nombre ha sido por el parecido con los cuernos del casco de Loki. De hecho, cuenta con dos pares de cuernos. Unos en forma de cuchillas curvas en la parte posterior de su volante y otros similares a los de un caribú en la cima del mismo. El volante, también conocido como gola, es ese escudo óseo que tienen en la parte posterior del cráneo los dinosaurios de la familia del Triceratops. Normalmente suele ir acompañado de un par de cuernos. También suelen tener un cuerno en la nariz. Sin embargo, este nuevo dinosaurio cuenta con dos pares de cuernos en la gola y ninguno en la nariz.
Esta es solo una de las peculiaridades de este dinosaurio cuyo hallazgo, según celebran en un comunicado sus autores, ha tenido un final feliz. Y es que, en vez de acabar en la mansión de un millonario, se encuentra en un museo donde todo el mundo lo puede visitar.
El nuevo dinosaurio de cuernos de dios nórdico
Este nuevo dinosaurio pertenece a la familia de los ceratópsidos, a la que también pertenece el Triceratops. No obstante, la subfamilia no es la misma. Mientras que el Triceratops se encuentra dentro del grupo Chasmosaurinae, el Lokiceratops rangiformis se incluye en la Centrosaurinae. Por ahora, es el más grande de los dinosaurios de esta subfamilia, con 6,7 metros y 5 toneladas. Y también el único que se ha encontrado en América del Norte.
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Se cree que vivió hace unos 78 millones de años y que era herbívoro. Resulta curioso que, en las mismas capa de rocas, había también fósiles de otras cuatro especies. Tres de ellas estaban estrechamente relacionadas entre sí, pero solo se han hallado en esa región concreta, cerca de la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Eso indica que algunas especies de dinosaurios evolucionaron en grupos, aisladas del resto.
¿Para qué sirven sus cuernos?
Los dos científicos responsables del hallazgo, Joseph Sertich y Mark Loewen, creen que, posiblemente, los curiosos cuernos de este nuevo dinosaurio fuesen una forma de exhibición. En realidad, la utilidad de los cuernos y el volante de los ceratópsidos lleva mucho tiempo en discusión entre científicos.
Generalmente, se cree que el volante puede servir como un verdadero escudo, tanto para defenderse como para atacar en la lucha con otros dinosaurios. Se han encontrado fósiles de Triceratops con mordiscos en su cuerno nasal que podrían haber sido de Tiranosaurio. Dado que el cuerno se había regenerado después, parece ser que el animal más pequeño había sobrevivido. ¿Significa eso que tenía una gran arma defensiva contra grandes depredadores? Algunos científicos no están de acuerdo y creen que el Triceratops no tendría nada que hacer frente a un T. rex dispuesto a acabar con su vida. Pero que sí podría haber servido para pelear con otros dinosaurios de su misma especie.
Sigue habiendo mucha discusión al respecto. Pero lo que sí parece algo más claro es que los cuernos unidos al volante podrían ser una forma de exhibición dentro de su propia especie. Sertich y Loewen lo comparan con las plumas de los pájaros. Por un lado, sirven para cortejar a las hembras y, por otro lado, para que los individuos de una misma especie se reconozcan entre sí.
Sea como sea, está claro que este nuevo dinosaurio tenía unos cuernos muy especiales, quizás con alguna utilidad más que aún no se ha descubierto.
De Montana a Dinamarca
A pesar de que Sertich y Loewe pertenecen respectivamente a la Universidad Estatal de Colorado y a la Universidad de Utah, los restos hallados de este dinosaurio han viajado a Dinamarca, para exponerse en su Museo Nacional de la Evolución.
En cuanto al Museo de Historia Natural de Utah, sus científicos han fabricado una réplica del cráneo del Lokiceratops, para que sus visitantes puedan también disfrutarlo. Aunque no sean fósiles reales, de cara a ver cómo era y aprender un poco sobre este nuevo dinosaurio, hay más que suficiente con una réplica. En cambio, los científicos que quieran estudiarlo de cerca sí que deberán viajar hasta Dinamarca, tierra de dioses nórdicos.
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