Cualquier comida está más buena si se le añade queso. Todos hemos oído alguna vez a alguien diciendo eso. Si tú no se lo has escuchado a nadie, posiblemente sea porque eres quien lo dice. Y es verdad. Las redes sociales están repletas de recetas virales en las que el 60% del plato está compuesto por queso. Nos parece una exageración, pero las vemos y a veces incluso las recreamos. Está claro que, salvo excepciones, el queso es un ingrediente muy popular. Pero quizás no sea solo por su sabor. También es posible que, en cierto modo, nos ayude a vivir más felices.
Antes de seguir con esto, hay que dejar algo claro. No, la felicidad no se puede obtener a través de la dieta. Una depresión no se puede curar con queso. Ni siquiera con chocolate, aunque a veces lo creamos posible. Pero sí que es verdad que algunos ingredientes pueden aumentar hasta cierto punto nuestro bienestar.
Un nuevo estudio publicado por científicos chinos explica esta posibilidad en el marco de una investigación mucho más amplia. Básicamente, su objetivo era comprobar los parámetros que aumentan nuestro bienestar y, como resultado, nos ayudan a vivir más años. Estos son muchos, pero curiosamente, parece ser que comer queso es uno bastante importante.
La receta del bienestar
Hay muchísimos estudios que señalan la relación entre ciertos hábitos de vida, el bienestar emocional y la longevidad. No obstante, la inmensa mayoría se basan en investigaciones observacionales en las que no se puede establecer una causalidad más allá de la casualidad. Por esto, estos científicos llevaron a cabo su estudio, publicado ahora en Nature Human Behavior, a través de algo conocido como aleatorización mendeliana.
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Esta es una técnica que usa variantes genéticas conocidas para determinar si una asociación observacional entre un factor de riesgo y un resultado es consistente con un efecto causal. Un ejemplo de esto sería si tenemos una variante genética que sabemos que causa una mayor probabilidad de desarrollar diabetes. Si, a su vez, tenemos una variante que se asocia con un mayor riesgo de diabetes, pero también de enfermedad del corazón, podemos concluir que hay causalidad en el hecho de que las personas con diabetes tengan más riesgo de desarrollar problemas de corazón. No es una casualidad.
Siguiendo dicho método, estos científicos analizaron ocho conjuntos de datos de diferentes poblaciones europeas. El número de personas incluido en ellas iba desde 38.000 hasta 2,4 millones. Utilizando la aleatorización mendeliana, comprobaron que el bienestar mental, medido por su relación con la satisfacción con la vida, el estado de ánimo, el neuroticismo y los síntomas depresivos, puede ayudar a tener una vida más larga y saludable. Es importante recordar que el neuroticismo no es una patología, ni significa “estar loco”. Simplemente es un rasgo psicológico con el que se hace referencia a una reacción intensa a las emociones. No lo confundamos con ser altamente sensible, pues esta es una etiqueta de autodiagnóstico con mucho márketing detrás.
Todo esto está muy bien, ¿pero qué tiene que ver el queso? Es más, ¿cómo se relaciona la alimentación en general?
El papel del queso en el bienestar emocional
Con este amplio conjunto de datos se vieron los factores que influyen en la longevidad, a grandes rasgos. No obstante, los investigadores querían analizar parámetros más concretos. Por eso, se centraron en 33 personas de los distintos conjuntos de poblaciones. Al analizar también mediante aleatorización mendeliana algunos factores mucho más específicos, como la alimentación, el sedentarismo o el tabaquismo, encontraron causas de bienestar tan concretas como el queso.
Concretamente, de esas 33 personas, las que refirieron comer más queso y fruta tenían puntuaciones más altas de bienestar emocional. Sobre todo con el queso, que tuvo un impacto positivo del 3,67% en comparación con el 1,96% de la fruta.
También hubo parámetros con impacto negativo, como el tabaquismo, con un 4,56% o las horas viendo la televisión, con un 7,39%.
¿Por qué el queso?
Estos científicos no tienen claro por qué se obtuvieron estos resultados con el queso. Como otros alimentos ricos en proteínas y grasas, es una buena fuente de energía. Los alimentos muy calóricos activan los sistemas de recompensa, ya que la energía nos ayuda a sobrevivir, de modo que si nos aporta placer será más probable que sigamos obteniéndola a través de esa fuente.
Ese placer, derivado de la liberación de dopamina, podría ser el responsable del bienestar emocional de las personas que comen queso frecuentemente. Ahora bien, es importante tener en cuenta que abusar del queso tampoco es bueno. Sobre todo de quesos muy procesados, como el queso rallado. Los quesos muy curados pueden tener una cantidad demasiado alta de grasa y los quesos en salmuera un exceso de sal. Estos sí son saludables, pero se deben controlar para tener un aporte apropiado de estas sustancias.
En resumen, parece que sí. Poner queso a todo nos pone más contentos de alguna manera. Si no abusamos, quizás también nos haga vivir más tiempo.
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