La Habana/Al menos 559 familias en el municipio de Yaguajay, en Sancti Spíritus, viven en condiciones de pobreza extrema, una situación que las autoridades describen con el eufemismo de “vulnerabilidad”. De éstas, 320 reciben una ayuda monetaria temporal por parte del Gobierno, que se jacta de beneficiar así a 495 personas.
No obstante, incluso este dinero –del que la prensa oficial omite la cantidad– es inseguro, pues está a punto de realizarse un “estudio socioeconómico” con el que se analizará el grado de necesidad en que se encuentran estas familias y cuánto necesitan realmente.
Entre las personas que requieren asistencia hay familias cuyos miembros no son aptos para trabajar por razones de edad o discapacidad. A esto se suma la grave crisis general que vive todo el país, y que supone, de por sí, inestabilidad energética y desabastecimiento.
- CHECALO -
Según la prensa oficial, a las familias “vulnerables” también se les entregan módulos de alimentos
Según la prensa oficial, a las familias “vulnerables” también se les entregan módulos de alimentos, artículos de aseo, entre otros recursos, pero es insuficiente. A los espirituanos ni siquiera les llega con puntualidad la canasta básica –un problema común en la Isla–. Lo denunciaba en sus redes sociales Julio Águila, un hombre mayor que trabajó como chofer en la provincia, que alega que “en abril, no se repartió jabón en la canasta básica en Yaguajay”.
“Este mes de mayo estamos casi a día 20 y tampoco han venido los encargados de resolver ese problema. Se han hecho la idea que en Yaguajay la gente no se baña ni lava [la ropa]”, lamenta.
Cuba ha caído treinta puestos en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora Naciones Unidas en solo 15 años y está en riesgo de pasar del grupo de Estados en nivel alto a medio, lo que supondría un severo golpe para el Gobierno, que durante años ha exhibido este indicador –que, junto con la renta, toma en cuenta la esperanza de vida y la alfabetización de la población– como uno de sus grandes éxitos. El dato es aún más preocupante si se observa que en 1995, en pleno Período Especial, la Isla estaba 13 posiciones por encima que en la actualidad.
En febrero pasado, Manuel David Orrio del Rosario, economista, ex espía y periodista jubilado, publicó un artículo en el que se alude al dato y se muestran los porcentajes de dinero público en la Isla destinados a servicios empresariales e inmobiliarios, hoteles y restaurantes y la inversión en agricultura. A estos sectores el régimen dedicó el 47,6% de estos fondos en 2020 –el año más severo de la pandemia– en contraste con apenas el 5,9% que se destinó a la alimentación.
Cuba ha caído treinta puestos en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora Naciones Unidas en solo 15 años
“Esta política está provocando, de inicio, un severo déficit en la oferta de alimentos y la inflación subsiguiente, reconocido ese déficit como primera causa del alza galopante de precios, sin perjuicio de los impactos provocados en los otros sectores y los efectos sobre el valor real de salarios y pensiones, de larga data por debajo de ¡1989!», señaló el autor de varios textos recientes muy críticos con la política gubernamental.
Asimismo, el pasado abril Cubadebate publicó un reportaje en el que las autoridades reconocían que el Estado no era capaz de lidiar con el número de desamparados en el país, aunque se congratulan de ofrecer comidas a más de 4.000 deambulantes y personas “vulnerables” al día en el comedor Quisicuaba, en La Habana, una asociación cultural y religiosa afín al régimen. Si se diera por cierta esta cifra, supondría alimentar tres personas por minuto durante las 24 horas del día seguidas. Tampoco explicaron entonces de dónde salen la comida y los recursos para atenderlos.
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