La Habana/Con la aparición de las mipymes en 2021, las empresas estatales de la Isla han encontrado una nueva forma de hacer negocios: lo que no les llega por la vía estatal, las empresas privadas se lo proporcionan. Así “subsiste”, según ha definido la propia prensa oficial, la Empresa de Productos Lácteos y Confiterías de Pinar del Río, que ha reanudado muchas de sus líneas productivas y recuperado a 450 de sus trabajadores gracias al “encadenamiento” con particulares.
“Aquí estábamos acostumbrados a trabajar con los insumos que nos enviaba nuestro grupo empresarial, pero, a raíz de la compleja situación económica del país, las cosas han cambiado”, cuenta a Granma Emilia Aguirre, directiva de control de producción.
Para conseguir la materia prima necesaria, la industria ha establecido alianzas con mipymes y particulares que, asegura el propio medio, son “imprescindibles para poder subsistir”, ya que “muchas de las asignaciones que habitualmente recibían para alimentar la industria han dejado de llegar”.
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Los privados no solo han permitido que la empresa mantenga sus entregas a “escuelas, círculos infantiles, casas de abuelos, instituciones de Salud, y también a la gastronomía”, sino que los propios trabajadores que han vuelto a la fábrica han experimentado un incremento en sus salarios.
“Anteriormente ganábamos 2.300 pesos y ahora estamos cobrando entre 6.000 y 7.000 pesos mensuales”
“Anteriormente ganábamos 2.300 pesos y ahora estamos cobrando entre 6.000 y 7.000 pesos mensuales, y utilidades trimestrales de hasta 16.000”, unos 40 dólares al cambio actual en el mercado informal, dijo a Granma una de las empleadas de la línea de helados, donde también han aumentado la producción. “Estábamos haciendo 30.000 galones mensuales y ahora son cerca de 130.000. Lo mismo ha sucedido con el yogur natural, que solo se obtenían unas 50 toneladas mensuales para la canasta básica, y eso se ha incrementado a alrededor de las 200 toneladas”, añade Wicher Rivera, director de la empresa.
“Además de subsistir, las alianzas con diferentes actores económicos le han permitido adquirir equipamiento para el mejoramiento de sus líneas, medios de transporte, neumáticos, baterías, máquinas de refrigeración, y acariciar nuevos proyectos que en un futuro cercano esperan que se traduzcan en mayor producción de alimentos”, explica el periódico, que reconoce que “la entidad pinareña ha sabido arreglárselas para salir a flote en un escenario en el que jamás había tenido que desenvolverse”.
Para los directivos, los privados han sido la salvación de una industria que se encontraba a punto del colapso. “El encadenamiento con otros actores ha permitido una sostenibilidad en el acceso a materias primas como la leche en polvo, los estabilizadores, la grasa vegetal, la harina de pan y, en algún momento, hasta el azúcar”, añaden. La fábrica ahora incluso tiene líneas de nuevos productos creadas con el propósito de reubicar a los trabajadores de otras áreas que no han podido reanimarse y para ampliar el servicio.
“La línea de empaque de mezclas físicas y la de leche se paralizaron totalmente, pero sus trabajadores se encuentran reubicados, fundamentalmente, en la fábrica de helado”. Lo mismo ocurrió con la de queso azul, que ya no se fabrica, cuyos empleados ahora elaboran hamburguesas. “Todo eso nos ha dado la posibilidad de ir reorganizando los procesos, dándoles empleo a los trabajadores y utilizando una infraestructura que estaba prácticamente ociosa”, continúan.
Tanto el medio como los directivos evitaron profundizar en las causas por las que el Estado ha incumplido sus entregas
Tanto el medio como los directivos evitaron profundizar en las causas por las que el Estado ha incumplido sus entregas de presupuesto y materias primas, pero aclaran que el Ministerio de la Industria Alimentaria llamó a otras entidades a seguir el ejemplo de la pinareña y aprovechar “las oportunidades” que ofrecen los privados.
No es la primera vez que, en la práctica, el Gobierno encarga a los particulares los problemas que llevan años enquistados sin solución. Es el caso de una mipyme tunera de construcción civil que ha logrado tapar “baches legendarios” con su método de asfalto frío, además de echar a andar una fábrica estatal de chapapote que llevaba 20 años parada.
El Estado, no obstante, garantiza que estas empresas privadas puedan realizar su trabajo con ayudas mínimas –de materiales o maquinaria– a la vez que las controla. Muchas de estas mipymes y sus dueños incluso han sido señalados como testaferros del régimen. Ocurrió con el propio Miguel Díaz-Canel, que mantiene un vínculo cercano con zapateros y productores privados de Camajuaní, en Villa Clara. Asimismo, la reciente investigación por corrupción a Alejandro Gil destapó el supuesto negocio del ex ministro de Economía y Planificación con Fernando Javier Albán, dueño de la mipyme Media Luna, una industria de jugos y conservas en Ciego de Ávila.
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