La Habana/El primer vuelo de Air China que inaugura la ruta Pekín-La Habana, con escala en Madrid, fue recibido este viernes en el Aeropuerto Internacional José Martí, por la plana mayor del Gobierno: el primer ministro Manuel Marrero y los ministros de Turismo y Transporte, Juan Carlos García Granda y Eduardo Rodríguez Dávila. La conexión ya había sido anunciada por ambos países, pero eso no impidió que el régimen saliera a rendir pleitesía a quienes parecen ser la tabla de salvación del demacrado turismo en la Isla.
Los vuelos se harán desde China los martes y viernes, y desde Cuba los miércoles y sábados. Las autoridades cubanas, que llevan semanas asegurando el impacto de la ruta en el sector, han puesto su esperanza en que el hecho de que no necesitan visa de tránsito en Madrid, sumado a la exención de visado que concedieron semanas atrás, atraiga a muchos viajeros.
El acuerdo, que no fue recíproco, se ha granjeado los comentarios irónicos de muchos cubanos que, como un usuario al pie de la publicación de Cubadebate sobre la ruta, piden poder viajar a China, sin importar las consecuencias migratorias. “10 millones no se echarán a ver entre 1.400 millones”, señalaba.
Con fotos de los 116 pasajeros que arribaron en el Boeing 787-9 y del recibimiento de los representantes chinos, Cubadebate abrió su artículo dejando claras las intenciones del régimen y la disposición de La Habana de complacer a Pekín: “Esta conexión va a favorecer los intercambios a nivel de Gobierno y turísticos. Trabajaremos además para que esta acción de libre visado dé resultado y facilite estos intercambios”, dijo Marrero, que agradeció –desde la distancia– al mandatario chino Xi Jinping por el “sueño hecho realidad”.
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“Llegaron para quedarse”, dijo el primer ministro sobre los viajeros, aunque los turistas chinos que den una mirada a los precios del trayecto –sin incluir estancia u otros gastos– no estarían tan seguros. “El costo de un solo trayecto de La Habana a Madrid es de 406 dólares, mientras que el precio de ida y vuelta es de 602 dólares, en ambos casos incluyendo el equipaje de mano y dos equipajes de facturación gratuitos; lo cual lo hace muy competitivo frente a otras aerolíneas”, explica Cubadebate.
A ello añade el precio de la ruta Pekín-La Habana, que solo de ida tiene un precio de 812 dólares y con retorno asciende a 1.350 con una maleta incluida.
Por su parte, el titular de Turismo aseguró que la reanudación de la ruta, tras una pausa forzada por la pandemia, es el reflejo de las excelentes relaciones entre China y Cuba, y anunció que la próxima Feria Internacional de Turismo 2025 estará dedicada al país asiático.
“Este es un momento histórico para las relaciones comerciales entre ambos países, y las posibilidades que se abren son ilimitadas, sentando bases para el multidestino. Cuba ofrece cultura, historia, patrimonio, eventos, turismo de salud, entre otras cualidades”, enumeró, pasando por alto el turismo de sol y playa, principal oferta de Cuba, pero que no responde al interés de los viajeros chinos, que prefieren itinerarios más patrimoniales.
Para ellos, añadió García Granda, se han creado programas “a la medida”, como la ruta del tabaco, en Viñales (Pinar del Río), visitas a Trinidad (Sancti Spíritus) o La Habana “como ciudad Maravilla”. “También capacitamos a nuestro personal para satisfacer los gustos de nuestros visitantes, asegurando que cada momento sea memorable”, argumentó.
Las aspiraciones del régimen no paran ahí. El funcionario advirtió que la Isla también está interesada en ampliar su relación con “la inserción de nuevos turoperadores y agencias de viajes online”, según el medio. Asimismo, “se trabaja” en un sistema de transacciones para los viajeros entre la corporación financiera china Union Pay, con sede en Shangai, y el brazo financiero de Gaesa, Fincimex. Según declaró el titular, el sistema estará listo en los últimos meses, no detalló la fecha exacta, y “mejorará la experiencia de viaje de los turistas”.
Rodríguez Dávila, titular de Transporte, también dedicó unas palabras al “nuevo capítulo” que inaugura la ruta aérea que, recordó, existe desde 2015 –autorizada para realizar operaciones regulares de pasajeros, carga y correos entre Cuba y China–, pese a la interrupción de los vuelos por el covid-19. Ese mismo año, refiere Cubadebate, se estableció su sede comercial en la capital cubana.
El funcionario sugirió, asimismo, que la ruta y su escala técnica ofrecen a los viajeros la oportunidad de alcanzar otros destinos tanto en Europa como en Asia. Esta ha sido una de las aspiraciones de las autoridades que temen que la distancia entre Pekín y La Habana merme la llegada de viajeros, limitados por un único destino.
Por su parte, los cubanos, lejos de mirar al rubro que consideran “una fábrica de hoteles”, piensan en los beneficios de tener una relación verdaderamente cercana con Pekín, más allá de la política. “Mejor noticia fuera que muchos chinos vinieran a poner pequeños negocios de alimentos y otros productos como los hay en la mayoría de los países. Son muy laboriosos, no cierran a ninguna hora del día y la noche, y cuando te falta algo en la casa siempre puedes decir: ve al chino y busca, que ahí tienen”, opinaba otro lector del medio.
En declaraciones anteriores, el Gobierno también ha asegurado que se busca estimular ese mercado a través del mejoramiento de la conectividad a internet en las instalaciones hoteleras, la especialización de los guías en el idioma, y la digitalización de las visas y las reservas de los paquetes turísticos.
El anuncio del libre visado también tuvo, según García Granda, un impacto “inmediato”. Las búsquedas de paquetes vacacionales a la Isla aumentaron un 40% en las plataformas del gigante oriental en comparación con el día anterior, según aseveran fuentes de ambos países.
Cuba había puesto sus ojos en el turista chino en los últimos años, especialmente en la medida en que han ido decayendo las visitas de los europeos, que tradicionalmente eran un gran contribuyente a las cifras totales. El mercado chino es muy deseado por las grandes potencias turísticas, ya que aporta una ingente cantidad eventual de viajeros y porque realizan un gasto elevado. La Organización Internacional del Turismo (OIT) publicó un informe en 2019 según el cual los chinos gastaron en sus salidas al exterior un total de 277.000 millones de dólares, casi el doble que los estadounidenses, segundos del ranking, con 144.000 millones.
Aunque China aún no aporta un gran número de turistas a la Isla, el dato crece a buen ritmo: en 2023 llegaron 3.659 viajeros de ese país, frente a 2.949, un 24% más. El número es aún escaso, pero las autoridades esperan que mejore con esta ruta directa entre las capitales.
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