La Habana/Un total de 62 veces se pronunció la palabra “bloqueo” en la entrevista que sostuvo el mandatario Miguel Díaz-Canel con el francoespañol Ignacio Ramonet el pasado 11 de mayo en el Palacio de la Revolución. En la larga conversación, publicada este miércoles en los medios oficiales, ambos reiteraron como principal causa de los males que aquejan a Cuba el embargo de Estados Unidos.
“Muchas personas preguntan, si ha existido bloqueo durante tanto tiempo, ¿qué es lo que distingue en los momentos actuales el bloqueo?”, le pregunta a Díaz-Canel Ramonet, reconocido hagiógrafo del régimen y autor del “monólogo a dos voces” Cien horas con Fidel, a lo que el presidente designado responde: “Hoy el bloqueo tiene una característica cualitativamente diferente; hoy estamos hablando de un bloqueo recrudecido”.
Aunque Ramonet planteó la entrevista en tres “bloques” –política interior, economía y política exterior–, los tres se fundieron sin remedio ni distinción.
- CHECALO -
Las protestas multitudinarias del 11 de julio de 2021 (11J), aparecen a mitad de camino y minusvaloradas
Uno de los acontecimientos más importantes acaecidos en la Isla en los últimos años, las protestas multitudinarias del 11 de julio de 2021 (11J), aparece a mitad de camino y minusvalorado. Las llama el comunicador español “fenómeno sociológico” y considera que “aunque no han sido masivas, sí han sorprendido porque esto no es habitual”. Díaz-Canel elude en todo momento los cientos de manifestantes que acabaron con largas penas de prisión y asegura que su Gobierno “no tiene una respuesta represiva”.
Lo que pasa, prosigue aludiendo al 11J y otras protestas que se saldaron con detenidos, es que “cometen hechos vandálicos y atentan contra propiedades estatales, contra propiedades sociales, alteran el orden público, y eso entonces sí lleva una respuesta que no es por ideología, es una respuesta judicial, una respuesta jurídica como lo harían en cualquier otro país”. De aquella jornada, en suma, tuvo la culpa, de nuevo, la supuesta “guerra no convencional” que lleva a cabo EE UU contra la Isla.
En cuanto a la debacle económica, Díaz-Canel marca como fecha del inicio “el segundo semestre de 2019”, cuando la Administración del entonces presidente de EE UU, Donald Trump, “aplica más de 240 medidas que recrudecen el bloqueo”, “se cortan de golpe todas nuestras fuentes de ingresos en divisas” y “se organiza una enorme persecución energética y financiera”. Entre las consecuencias, menciona también que “se cortan las remesas, que era una fuente importante de ingresos al país”. Los estudios independientes estiman que, en efecto desde 2019, se da una caída del 45% de los ingresos por remesas, aunque en ningún caso su desaparición.
Sin recordarlo el mandatario en ningún momento, en septiembre de ese año comenzó a darse en la Isla una crisis energética que, con picos y llanos, perdura hasta hoy. Sin embargo, en aquellos días, Díaz-Canel no aludía al embargo, y definía la situación como “coyuntural”, resoluble con la llegada inminente de un buque lleno de petróleo.
Antes de ese segundo semestre de 2019, “teníamos un suministro estable de combustible sobre la base de convenios con países amigos”
Antes de ese segundo semestre de 2019, “teníamos un suministro estable de combustible sobre la base de convenios con países amigos, con países hermanos, que hacían que nosotros bajo esos convenios no tuviéramos que gastar de los ingresos de divisas que recibíamos prácticamente nada en combustible, porque todo eso tenía una compensación a partir de servicios que nosotros damos a esos países hermanos”, esgrime el presidente en la conversación con Ramonet, refiriéndose, sin decirlo claramente, al intercambio de favores con Venezuela.
La entrega de petróleo por parte de Caracas empezó a mermar precisamente en ese año, coincidiendo con una crisis energética en el propio país andino, algo a lo que no alude en ningún momento Díaz-Canel en la entrevista.
El mandatario continúa perfilando el mundo idílico que tenía la Isla antes de la fecha mencionada: “En todas esas condiciones teníamos ingresos en divisas que nos permitían importar materias primas para desarrollar nuestros principales procesos productivos en la magnitud en que podíamos tener esas cosas con las limitaciones del bloqueo; podíamos comprar alimentos para satisfacer la canasta básica, incluso podíamos comprar alimentos y otras mercancías que poníamos en las tiendas”.
Más tarde, a principios de 2020, “solo cuando quedaban alrededor de ocho o diez días para que Trump abandonara la Casa Blanca”, lamenta Díaz-Canel, EE UU incluye a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. “Y ahí sí, de golpe, todas las agencias bancarias y todas las instituciones financieras nos dejan de dar créditos”, dice. La consecuencia, tal y como la plantea Díaz-Canel, siempre producto de factores externos, es haberse convertido en “un país que vive de la cuenta corriente, o sea, qué ingresaste en esta semana y cómo eso lo distribuyes entre una cantidad tremenda de prioridades que tiene el país que no pueden ser cubiertas con los ingresos de una sola semana”.
Acerca del porqué la actual Administración estadounidense ha mantenido las sanciones a la Isla, el presidente, que culpa de priorizar en el país del norte “los intereses de una minoría, que es la mafia cubanoamericana”, omite que las medidas tomadas contra el régimen por parte del Gobierno de Joe Biden se dieron justamente después de la represión del 11J.
“Ya no tenemos la misma capacidad para lograr en tiempo cubrir y honrar nuestros compromisos de pago de dividendos a entidades extranjeras”, indica sobre la deuda externa del país, obviando que en 2015 el Club de París perdonó a Cuba 8.500 millones de dólares de los 11.000 millones que debía a los países agrupados bajo esa organización. (El resto se reestructuró en pagos hasta 2033 y a proyectos de inversiones en la Isla).
La falta de disponibilidad de divisas, concede Díaz-Canel, provocó la “creación” de un mercado ilegal, al que responsabiliza de la subida de precios: “Casi se convierte en un elemento que impone los precios y que también contribuye al tema de la inflación”.
Otro tema insoslayable fue la “desestabilización” del sistema energético nacional, que también tiene su origen, para el presidente, en la falta de combustible
Otro tema insoslayable fue la “desestabilización” del sistema energético nacional, que también tiene su origen, para el presidente, en la falta de combustible. “Llevamos más de cinco días que no podemos cerrar en las veinticuatro horas el sistema electroenergético nacional, lo que quiere decir que en todo momento hemos tenido algún nivel de apagón, y eso, de manera sucesiva, indudablemente daña, complejiza la situación, provoca malestar, provoca incomprensiones y endurece la vida de los cubanos”, reconoce Díaz-Canel. Y añade: “Hacen falta más de 300 millones de dólares al año para mantener ese sistema electroenergético nacional, y esa disponibilidad no ha existido”.
El pasado abril, el director técnico de la Unión Eléctrica de Cuba, Lázaro Guerra, contó a la prensa oficial que el total de lo que necesitaría el país para reparar sus termoeléctricas se mueve en el rango de los 10.000 millones de dólares.
A la proliferación en Cuba de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), planteadas por Ramonet como la “aparición de un espacio de economía de mercado”, Díaz-Canel le pone inmediatamente “algunas aclaraciones”: la economía es planificada y así seguirá, según precisa. “Los principales medios de producción están en manos del Estado y lo representan las empresas estatales. Por lo tanto, el mayor peso de la economía está en el sector estatal”.
Los privados seguirán ampliándose, dice, cifrando en alrededor de 10.000 las mipymes registradas, pero “va a ser un sector que no va a ser enemigo de la Revolución”, pese, asevera a “una pretensión, que conocemos, muy directa del Gobierno de los Estados Unidos de tratar de convertir a este sector en un sector de oposición”.
La última parte de la entrevista estuvo centrada en las relaciones internacionales. Sobre el acercamiento renovado a Rusia, país que visitó la semana pasada, aseguró que “no se trata de entrar en una nueva alianza, es una alianza en la que ya estamos hace tiempo”.
Más allá de Moscú, dejó claros cuáles son los “países amigos”: el México de López Obrador, la Venezuela de Maduro, la Nicaragua de Daniel Ortega, el Honduras de Xiomara Hernandez y el Brasil de Lula da Silva.
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