▲ David Mendoza Arellano participó en el ciclo Con la música en las venas.Foto Israel Campos Mondragón
Israel Campos Mondragón
- CHECALO -
Periódico La Jornada
Viernes 26 de abril de 2024, p. 8
La Plaza del Centro Nacional de las Artes (Cenart) se convirtió en sede de un baile callejero
, donde casi cuatro mil asistentes movieron las caderas
en la pista, ubicada en las escalinatas y el escenario de ese recinto.
El Sonido Retro fue el encargado de armar la fiesta en el segundo toquín
, celebrado el miércoles, como parte del ciclo Con la música en las venas: Sonideros en el Cenart. Compartió temas de diferentes ritmos como salsa, cumbia y hasta high energy.
Originario de la alcaldía Iztapalapa, David Mendoza Arellano, quien está detrás de los controles del Sonido Retro, utilizó sólo discos de vinilo de 33 revoluciones. Comenzó con un fragmento del género high energy, para seguir con el cumbión llamado Muñeca esquiva, de Miguel Ángel, pero los reproductores se encapricharon y tuvo que saltar a la cumbia sicodélica La danza de los mirlos.
El público llegó poco a poco al Cenart. De inmediato, se formaron las parejas y empezaron a bailar.
Sonido Retro siempre mostraba las carátulas de los discos que reproducía, unos con más de 30 años de haber sido publicados. También puso el tema original de Cumbia Lorana, lanzada en los años 60.
Vámonos con una canción de la vida real
, afirmó el sonidero antes de que sonara Entre la espada y la pared, tema de salsa que los asistentes cantaron y bailaron. Después le siguió No te voy a querer, del mismo género, como para tomar a tu pareja por la cintura y darle unas vueltas calmadas
, invitó.
Sonido retro cuenta con un acervo de alrededor de 6 mil discos de vinilo de distintos géneros; además, se caracteriza por crear cajas acústicas artesanales, llamadas roperos, tweeteras y trompetas que dieron un sonidocaracterístico a los bailes callejeros de la ciudad. En esta ocasión, Mendoza Arellano utilizó 10 por ciento de su equipamiento.
Roperitos
, trompetas y saludos
Un par de roperitos
y cuatro trompetas bastaron para que la música retumbara en el Cenart y en el pecho de los asistentes.
Los clásicos saludos no faltaron; esta vez se lanzaron entre cada canción para que el público disfrutara de los temas completos, sin interrupciones.
Se vale sacar a bailar
, expresó Sonido Retro antes de reproducir La salsa de la naturaleza, que logró una gran postal capitalina de los bailarines espontáneos que llenaron la plaza.
Continuaron los temas Sorbito de champaña, de Pastor López, y Te espero en el cielo, de la Sonora Cañonera, la mayoría de los jóvenes reconocieron esos temas y empezaron a sacar sus mejores pasos y algunas parejas hacían piruetas, fue todo un baile en el que los asistentes mostraron sus habilidades.
También sonaron canciones de La Sonora Matancera, considerada mamá de los pollitos, así como un son montuno de Federico y su Combo Latino. Se escuchó y bailó una cumbia perrona
llamada Corazón andino, del Grupo Los Chapis, de Perú. Con el tema Deseándote, de Frankie Ruiz, el público cantó a todo pulmón.
Llegó la noche y con ella el tema Reyes del amor, que al igual que la edición pasada, los asistentes cantaron con emoción; además, Sonido Retro compartió una canción de high energy, ritmo que siempre acompañó a los sonideros
, agregó.
Nadie quería irse a casa, pero, como sostuvo Mendoza Arellano, tenemos que seguir las reglas para que vuelvan a invitar a los sonidos a este recinto cultural
. Así fue que concluyó la segunda edición del ciclo Con la música en las venas: Sonideros en el Cenart.
Sonido Retro nació como una plataforma para visibilizar a los personajes del movimiento de música callejera de mediados de los años 70 a principios de los 90, periodo considerado la época de oro de los sonideros; además, apoyó al movimiento sonidero actual y fue en sus instalaciones donde se redactó la solicitud formal para declararlo patrimonio cultural inmaterial de la Ciudad de México, en 2023.
En ese lugar, también se llevan a cabo convivencias sonideras que cada año reúnen a miles de personas que recuerdan junto con los sonideros más antiguos el origen y consolidación de esa cultura en la memoria colectiva de la ciudad.
El Cenart es la primera sede cultural en la Ciudad de México que alberga a la cultura sonidera, fenómeno social que surgió en la década de 1960 en barrios populares como Tepito, El Peñón de los Baños, San Juan de Aragón y Tacubaya.
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