Jerusalén/«Si no ganamos esta guerra, se producirá un nuevo Holocausto en el Estado de Israel moderno», aseveró en una entrevista con EFE el portavoz en español del Ejército israelí, Roni Kaplan, cuando se cumple medio año de la guerra dentro de la Franja de Gaza y del ataque de Hamás del 7 de octubre, que dejó unos 1.200 muertos.
«Occidente no logra ver que esta guerra es una lucha de civilizaciones, entre el mundo libre y aquellos que educan en el odio y dividen el mundo en fieles e infieles, que primero somos nosotros en Israel y después Europa», afirmó Kaplan en una conversación con EFE en Jerusalén.
El portavoz, que sirve en la reserva desde el 7 de octubre, aseguró que la guerra «es contra el grupo terrorista Hamás» y no contra la población civil, cuando crecen las condenas en la comunidad internacional, incluido EE UU, sobre el alto número de civiles muertos en el conflicto -más de 33.100 según el Ministerio de Sanidad de Gaza- y las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria.
- CHECALO -
Una media diaria de 170 camiones ha entrado en las últimas semanas a la Franja
Una media diaria de 170 camiones ha entrado en las últimas semanas a la Franja -eran muchos menos al inicio de la guerra-, pero ante la grave situación en el enclave, donde la mitad de la población está en riesgo inminente de hambruna, según la ONU, las agencias humanitarias afirman que para paliarla son necesarios 500 camiones diarios cargados de alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad.
«Israel está comprometida a que entre toda la ayuda posible, a inundar la Franja. Reconocemos el sufrimiento de la población civil y queremos aliviarlo», señaló el portavoz, que culpó a Hamás de la situación humanitaria de Gaza. Kaplan indica que antes de la guerra ingresaban a la Franja 500 camiones, pero tan solo 70 portaban comida y medicinas, ya que el resto eran de materiales de construcción y otros insumos; y responsabilizó a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) de los fallos en la distribución actual de la ayuda.
«Desde que comenzó la guerra han ingresado a la Franja unos 21.000 camiones con más de 30.000 toneladas de ayuda humanitaria. El problema es que la distribución no es suficientemente eficiente dentro de la Franja», indicó Kaplan, aunque las agencias humanitarias acusan la falta de garantías de seguridad y de la necesidad de más rutas terrestres.
Israel solo permite el acceso de ayuda por dos de los siete pasos a Gaza: el de Rafah, que conecta con Egipto; y el de Kerem Shalom, que comunica la Franja con Israel por el sur; pero esta semana, ante las presiones de EE UU, accedió a abrir «temporalmente» el cruce de Erez, para que entre directamente al norte la ayuda básica que llegue al puerto de Ashdod, una larga demanda de las agencias humanitarias desde hace meses.
En lo que va de guerra, casi 200 cooperantes han muerto en el enclave, la mayoría palestinos empleados de la UNRWA, aunque el caso que copó la atención internacional fue el ataque «por una identificación errónea» del pasado lunes a un convoy de World Central Kitchen, en el que fallecieron siete de sus empleados, seis extranjeros. «Se trata de un error trágico, que lamentamos profundamente y que es nuestra responsabilidad», se disculpó.
En lo que va de guerra, casi 200 cooperantes han muerto en el enclave, la mayoría palestinos empleados de la UNRWA
Israel ha acusado a la UNRWA de estar infiltrada por Hamás -asegura que 400 de sus empleados en Gaza son miembros activos de Hamás y la Yihad Islámica-, no oculta su interés en eliminarla y se afana en buscar alternativas a su extensa labor en la Franja desde 1948.
Kaplan planteó que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, o Anera o WCK -dos ONG que esta semana anunciaron que suspendían sus operaciones en la Franja por el ataque mortal del lunes- podrían sustituir a la UNRWA en distribución de alimentos; además de sugerir proyectos de microfinanciación del PNUD, el Banco Mundial o USAID para activar el comercio; Cruz Roja internacional, Jordania o Emiratos para rehabilitar el sistema de salud; y Unicef, Banco Mundial, EAU o Marruecos en educación.
«UNRWA es parte del problema, no de la solución», sentenció. Sobre los objetivos de la guerra, el desmantelamiento de las capacidades militares de Hamás y el retorno de los secuestrados, Kaplan se mostró satisfecho con los avances: «hemos desmantelado 18 de sus 24 batallones y destruido numerosa infraestructura terrorista» y retornado con vida a 112 rehenes de los más de 250 secuestrados el 7 de octubre gracias a la «presión militar».
«Esta guerra se podría haber evitado y llegó en un momento en que Israel estaba normalizando relaciones con más países árabes de la región», valoró Kaplan sobre la expansión de los Acuerdos de Abraham, que estaban a punto de sumar a Arabia Saudí, rival regional y en el mundo islámico de Irán.
Kaplan se refirió a la «sombra de Irán» en los seis frentes en los que Israel lucha desde el 7 de octubre: Hamás y la Yihad Islámica en la Franja; Hizbulá y milicias palestinas en el sur de Líbano; milicias chiíes en Siria y en Irak, los hutíes en Yemen y «grupos terroristas» en Cisjordania. «El ataque del 7 de octubre no hubiera sido posible sin la financiación, apoyo, transferencia de conocimiento y entrenamiento de Irán a Hamás y la Yihad Islámica», concluyó.
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