Orizaba, Ver.- Las posibles secuelas de los incendios que se registran en montañas de esta región, que devastaron ya más de 3 mil hectáreas de bosques, son las barrancadas que se pueden presentar en junio, cuando comienza la temporada de lluvias, aseveró Graciano Illescas Téllez, biólogo presidente del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas (CIMA). Dijo que tanto La Carbonera como la parte alta de la cabecera municipal de Huiloapan son las más vulnerables a ellas.
En entrevista, explicó que hay dos puntos críticos, uno es el río de La Carbonera, que en la zona colindante con Nogales tiene pendientes muy pronunciadas donde ha habido incendios forestales y han estado sometidas a una gran erosión, por lo que el suelo está descubierto de vegetación.
Estas condiciones junto con las pendientes que tienen, con los vientos y las lluvias, “se pueden provocar grandes deslaves”, aseveró.
Otro es la parte alta de la cabecera municipal de Huiloapan, donde se registraron incendios devastadores, porque son “incendios de copa”, dijo y añadió que generalmente las instituciones dicen que los incendios son de pastizales, pero en el caso particular de Huiloapan y parte de Ciudad Mendoza los siniestros son “incendios de copa”.
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Esto quiere decir que los que se pierden son zonas arboladas con especies de más de 30 metros de altura, por eso las llamas llegan a los 30 o 40 metros de altura; “por eso es grave la situación ahí”.
Añadió que en la parte alta de Huiloapan hay una cañada, que, si bien no se genera ahí, es muy pronunciada, con piedras expuestas, lo que permite que la caída de agua pluvial genere la posibilidad de contingencias.
“La posibilidad de que haya barrancadas a partir de junio es considerable. Espero equivocarme y que eso no suceda, pero más vale tomar previsiones o tener la consideración, pues lo peor que se puede hacer es que no se tomen las medidas preventivas”.
Dijo que la región de las Altas Montañas ya tiene un antecedente como lección lo ocurrido en el 2003, cuando incluso explotaron ductos de Pemex, cerca del río Chiquito.
“Por eso lo debemos tener la consideración, principalmente las autoridades y las instituciones que están a cargo de prevenir esas contingencias, porque son los primeros responsables de que esto no suceda”.
Señaló esto porque, dijo, las propias instituciones como Protección Civil no están del todo preparadas y en muchas ocasiones son rebasadas por la contingencia. Van dando informes respecto al avance de cómo la están enfrentando, “pero esta vez no hubo informe de cómo prevenir esta situación. Ya que no se pudo hacer en caso de los incendios forestales, que por lo menos de aquí en adelante se tomen medidas”.
Rebasados Gobierno Federal y estatal por las contingencias
Consideró que tanto el Gobierno Federal como el estatal ya están rebasados para atender las barrancadas en junio, por varias razones: “La primera, porque ya es su último año de gobierno; lo más seguro es que estén intentando solventar gastos que hayan sido rebasados y porque ya el presupuesto es limitado; además gran parte de ese recurso es destinado a campañas electorales”.
La segunda razón es la desaparición de muchos programas a lo largo del sexenio que está por terminar, como el Fonden y el de empleo temporal, que permitía que se previnieran los incendios forestales.
Subrayó que quienes tienen mayor posibilidad de realizar actividades de prevención, -aunque con menos recursos-, son los ayuntamientos, por estar más cercanos a las comunidades.
“No se vale que los alcaldes digan que no tienen recursos, porque también manejan recursos propios y presupuesto por varios millones de pesos; con un poco de creatividad y compromiso como líderes políticos se pueden hacer las cosas”.
Y es que señaló que para la prevención no se requieren tantos recursos como para enfrentar la contingencia.
Recomendaciones para evitar barrancadas
El ambientalista dijo que se pueden hacer las cosas. “Primero que nada, crear un fondo para realizar acciones de conservación de suelo en las zonas dañadas; se puede contratar una brigada de personas de las localidades que suban a la zona afectada, sobre todo donde hay cañadas; para eso se puede recurrir a la Comisión Nacional Forestal (Conafor), que tiene expertos en la materia”.
Que los ayuntamientos promuevan un sistema de monitoreo que a finales de mayo y principios de junio vigilen las cañadas muy pronunciadas que hay en las zonas afectadas por incendios. Esto, dijo, se puede lograr si compran radios portátiles para que los agentes municipales, comisariados ejidales o jefes de brigadas contra incendios forestales mantengan comunicación permanente.
Realizar recorridos en la zona montañosa cerca de cañadas y, que los encargados de hacerlos tengan comunicación vía radio, para alertar a quienes estén aguas abajo y, en caso de que se presente alguna situación de alarma puedan avisar con tiempo y se evacúe a la población, en caso de ser necesario.
Para ello, las autoridades municipales deben tener ubicados previamente, albergues equipados, para apoyar a las familias que lleguen a ellos.
A las familias que habitan cerca de ríos de respuesta rápida, que tengan comunicación con sus familiares que estén en lugares más seguros, para que cuenten con su apoyo en caso de necesitar refugio; así como tener lista la documentación básica protegida en bolsas de plástico selladas.
Es importante que las dependencias que tienen que ver con el agua potable, que en estos meses hagan trabajos de mantenimiento en los sistemas de drenaje pluvial, pues si no se realizan puede haber taponamientos, que en caso de una barrancada pueden complicar una inundación que pudiera provocar más perjuicio.
Crear tragatormentas grandes en los lugares donde se calcule que la trayectoria de las barrancadas, puedan pasar, para que se desaloje el agua de manera rápida y para que los daños sean mínimos en las poblaciones.
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